Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, un entorno laboral negativo puede causar problemas físicos y psíquicos, como ansiedad y depresión, que tienen repercusiones económicas importantes. Se estima que cuestan anualmente a la economía mundial US$ 1 billón en pérdida de productividad.
Para evitar pagar un precio tan alto, lo mejor que pueden hacer las empresas es invertir en el bienestar emocional de sus colaboradores a través de soluciones que contribuyan a una cultura laboral saludable.
Hacerlo tiene beneficios tangibles y cuantificables. La Harvard Business Review, la International Foundation of Employee Benefit Plans y startups enfocadas en bienestar emocional como Momentu, coinciden que cuando hay un enfoque en la salud mental de los colaboradores la rotación de personal disminuye en 65%, los trabajadores recomiendan el lugar de trabajo en un 165% y hay un crecimiento de 5 veces de ROI (retorno de inversión).
En el caso particular de América Latina hay una gran área de oportunidad en ese sentido, pues según la OCDE el 28% de los empleados en Colombia trabajan más de 50 horas a la semana, y a decir de la OCC Mundial el 55% de los mexicanos son adictos al trabajo.
Las jornadas laborales largas, el multitasking, el burnout, la cultura laboral estresante y la constante competencia interna, las exigencias laborales y los líderes adictos al trabajo son características comunes de los ambientes laborales latinoamericanos, en donde los trabajadores se identifican como “workaholics”.
La palabra “workaholic” es un acrónimo creado a partir de las palabras del idioma inglés “work” (trabajo) y “alcoholic” (alcohólico); por lo tanto, hace referencia a la adicción al trabajo. Un workaholic o trabajólico es una persona que no puede desconectarse de sus actividades laborales y trabaja en exceso sin obligación explícita.
Ese irresistible impulso a trabajar constantemente se convierte en una necesidad continua e incontrolable de trabajar que termina afectando la salud, el bienestar, las relaciones e incluso el mismo entorno laboral al que se le dedica todo el tiempo.
Los adictos al trabajo suelen tener la imperiosa necesidad de trabajar, a tal grado que se convierte en el centro de su vida y se excluye todo lo demás: familia, amigos, pareja, actividades recreativas, descanso y vacaciones.
¿Cómo identificar si a un workaholic?
De acuerdo con Momentu, la plataforma que acompaña a las personas de la mano de expertos en bienestar emocional y salud mental para reducir altas tasas de rotación y aumentar la productividad, la motivación y la satisfacción en los equipos de trabajo, una persona adicta al trabajo tiene un perfil particular que puede incluir las siguientes características:
- Trabaja más de 12 horas.
- Siempre está pendiente de su celular para ver si recibe algún mensaje del trabajo.
- Trabaja aun estando enfermo.
- Nunca rechaza nuevos proyectos, no tiene el poder de decir que no.
- Su principal tema de conversación es el trabajo.
- No sale de vacaciones ni disfruta su tiempo libre porque se la pasa pensando en el trabajo.
- Come mientras trabaja.
- Duerme pocas horas.
- Demuestra constante sensación de temor o angustia por el trabajo.
Si uno se identifica con más de la mitad probablemente se trate de un trabajólico. Otra manera de identificar la adicción al trabajo es respondiendo con Sí o No estas preguntas: ¿Pasa la mayor parte del tiempo trabajando?, ¿Recibe frecuentemente llamadas de la oficina fuera del horario laboral?, ¿Siente que el tiempo no te alcanza? Si las respuestas son afirmativas en más de dos preguntas, es muy probable que haya adicción al trabajo.
Dejar de ser un trabajólico y cambiar los hábitos que sostienen ese estilo de vida poco saludable requiere de determinación y ayuda profesional. Para mantener el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, los especialistas recomiendan priorizar actividades, aprender a delegar responsabilidades, aprender a decir que no, cuidar el bienestar mental y emocional con psicólogos y coaches, y desconectarse del trabajo en cuanto termina la jornada laboral.
Otras soluciones pueden ser establecer espacios para compartir con familia o amigos, hacer ejercicio, practicar yoga y meditación, establecer y respetar los horarios de tus actividades personales.
Ser o tener miembros en un equipo, adictos al trabajo, afecta no sólo el bienestar emocional sino también la productividad, la motivación y el compromiso: el crecimiento y rendimiento de la compañía se ve perjudicado. La adicción al trabajo, como cualquier otra conducta adictiva, requiere de atención y acompañamiento a nivel psicofisiológico, mental y emocional, pues trabajar en exceso no está relacionado con el éxito y la productividad.