China aumenta la censura sobre noticias por Internet

“Se difundirán sólo noticias sanas”, señala el ministerio de Información. Beijing, en efecto, aprieta las clavijas en la Red. No sin cooperación de Yahoo!, Google, MSN y otros operadores globales en teoría democráticos.

27 septiembre, 2005

Obsesionado por el papel de la información en el colapso de la Unión Soviética (cuando Internet no era ni de lejos lo que es hoy), el gobierno chino lanza otra ofensiva contra la libre circulación de noticias y mensajes. O sea, acentúa el control de contenidos.

En adelante, sólo se difundirán en páginas web “novedades sanas y civilizadas, que guíen a la opinión pública en la dirección apropiada”. Sin parar mientes en lo ridículo del concepto –al menos, cuando se lo traduce a lenguas indoeuropeas-, el comunicado señala que, por supuesto, serán “noticias aprobadas por el gobierno popular”. No debe serlo tanto, si tanto teme a la libertad de información.

Sea por ingenuidad de burócratas, sea por un exótico sentido del humor, Beijing admite: “Necesitamos regular mejor los servicios informativos en Internet, porque aparecen muchas noticias que confunden al público”. Pero ocurre que, ya desde 2000, existían trabas para “no crear desorientación en la gente”. La nueva norma extiende la censura previa al correo electrónico.

Como subrayan periódicos de Europa occidental, llama la atención que el gobierno norteamericano ni siquiera comente esos excesos. Tampoco formula observaciones a empresas con sede en Estados Unidos que, como Yahoo! o Google, colaboran abiertamente con China. Cabe apuntar que la Unión Europea comparte la indiferencia de EE.UU. y Japón al respecto. De hecho, Occidente no quiere que la muralla china siga el camino del muro berlinés.

Obsesionado por el papel de la información en el colapso de la Unión Soviética (cuando Internet no era ni de lejos lo que es hoy), el gobierno chino lanza otra ofensiva contra la libre circulación de noticias y mensajes. O sea, acentúa el control de contenidos.

En adelante, sólo se difundirán en páginas web “novedades sanas y civilizadas, que guíen a la opinión pública en la dirección apropiada”. Sin parar mientes en lo ridículo del concepto –al menos, cuando se lo traduce a lenguas indoeuropeas-, el comunicado señala que, por supuesto, serán “noticias aprobadas por el gobierno popular”. No debe serlo tanto, si tanto teme a la libertad de información.

Sea por ingenuidad de burócratas, sea por un exótico sentido del humor, Beijing admite: “Necesitamos regular mejor los servicios informativos en Internet, porque aparecen muchas noticias que confunden al público”. Pero ocurre que, ya desde 2000, existían trabas para “no crear desorientación en la gente”. La nueva norma extiende la censura previa al correo electrónico.

Como subrayan periódicos de Europa occidental, llama la atención que el gobierno norteamericano ni siquiera comente esos excesos. Tampoco formula observaciones a empresas con sede en Estados Unidos que, como Yahoo! o Google, colaboran abiertamente con China. Cabe apuntar que la Unión Europea comparte la indiferencia de EE.UU. y Japón al respecto. De hecho, Occidente no quiere que la muralla china siga el camino del muro berlinés.

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