11 consejos para viajar en avión un poquito mejor

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Digámoslo con todas las letras: viajar en avión es un suplicio. Desde que se pone un pie en el aeropuerto de salida hasta que se sale del de destino. Comenzamos con colas y trámites interminables, hacemos malabares para comer una comida de plástico en bandeja del mismo material y terminamos tratando de dormir 12 horas apretujados entre dos vecinos.

Cuentan las generaciones anteriores que viajar en avión era una experiencia no solo agradable sino hasta lujosa. La gente se ponía sus mejores ropas para viajar en avión. Claro, la aviación comercial apenas nacía y sólo viajaban los ricos o los que habían conseguido una beca para estudiar. Por aquellos días la clase turista tenía lugar para las piernas, para los brazos y para reclinar el asiento bien hacia atrás. 

Hoy el mundo es más democrático y viajamos muchos más. Los que tienen dinero viajan en clase ejecutiva y los demás en económica. La cabina destinada a la clase económica (que de económica no tiene nada) parece haberse achicado, pero no. Lo que ocurre es que en el mismo espacio han puesto más asientos y así la comodidad fue reduciendo cada vez más. Conclusión: hoy se viaja en autobús con más comodidad que en un avión y la mejor parte del viaje es cuando ya aterrizó.
Por eso aquí algunos consejos para hacer de esa experiencia algo un poco más soportable.

1. Levantarse y moverse
Es muy importante moverse para evitar que se formen coágulos de sangre en vuelos de 12 horas. Claro que habrá que elegir un momento en que no estén sirviendo ni el desayuno ni la cena o que tampoco estén ofreciendo objetos para comprar ni distribuyendo tarjetas de aterrizaje.
Teniendo en cuenta todas esas cosas, moverse por los pasillos debe ser una prioridad. (trate de no chocarse con los demás que están intentando hacer lo mismo). Y si ve que no puede, mueva las piernas en su asiento siempre tratando de no encajárselas en la espalda al pasajero de adelante. El último recurso es tratar de mover los deditos de los pies. Lo importante es que mueva alguna partecita de su cuerpo.

2. Evite resfriarse.
En el avión uno se puede resfriar tanto por la temperatura, que es más baja de la que soportamos en tierra o por el estornudo de algún pasajero vecino resfriado. Llévese siempre una bufanda o algún abriguito para el avión, aunque viaje en verano. Las temperaturas en vuelo no tienen nada que ver con lo que sucede abajo. También puede incluir una pequeña botellita de alcohol líquido. Pero recuerde que debe ser bien chiquita para que no se la quiten los aduaneros.

 

3. Evite la cafeína
Lo que uno más desea en un vuelo largo y desagradable es dormirse la mayor cantidad de horas posible. Evite entonces tomar bebidas que contengan cafeína no solo durante el vuelo sino también en las horas precedentes. Un café, especialmente el café que sirven en los aviones, no produce placer pero sí va a lograr que no peguemos los ojos durante todo el viaje y además que nos crezca el mal humor.

4. Elija el asiento para pasarla mejor durante las turbulencias

Si no lo sabía lo ahora: cuando hay turbulencia no todos los asientos son iguales. Claro que la elección del asiento está sujeta a muchas condiciones. A veces hay que aceptar lo que venga. Los expertos dicen que los asientos situados sobre las alas, que son los más cercanos al centro de gravedad de la nave, minimizan los efectos de la turbulencia. Así que ya sabe: sobre las alas es mejor. Y lo peor es sentarse cerca de la cola del avión. Allí es donde más se salta.

5. Investigue bien antes para sentarse donde tenga más lugar para las piernas.
Esto es lo que más preocupa a un pasajero: dónde poner las piernas durante 8, 9 o 12 horas de viaje. Estudie bien el plano del avión, porque allí se ve claramente cuáles son los asientos más prometedores.

6. Tome líquidos
Hidratarse bien durante el vuelo es primordial. Pida siempre a la camarera jugo o agua, y si no se los traen vaya a buscarlos usted mismo. De lo contrario, cómprese una botellita una vez que haya pasado todos esos controles que no dejan pasar líquidos.

 

7. Un asiento con vista
Una encuesta hecha por Skyscanner descubrió que tener una buena vista contribuye a sentirse bien arriba de un avión. Pero como la felicidad nunca es completa, si uno no quiere marearse durante las turbulencias debe elegir sobre las alas, y sobre las alas la visibilidad es cero. Difícil lograr todo.

8. Prepárese para un buen sueño 
Esto sí que es difícil. Pero bueno, intentémoslo: un buen par de auriculares de esos que cancelan el ruido circundante. Y en los aviones, el ruido circundante es mucho y muy variado. Primero está el ronroneo permanente de las turbinas, luego están los bebés que lloran y los familiares que se visitan para conversar. Cuando todo eso se combina, también están los antifaces para cancelar también la visión. Antifaces los hay baratos y los hay caros. Los caros no presionan los ojos, tienen cavidades para que nada se apoye sobre los párpados. Dicen los expertos que ayudan a dormir más profundamente.

9. Evitar el jetlag
La gente que vive arriba de los aviones, como los CEO de multinacionales u otros ejecutivos de menor rango pero igual cantidad de millas, dicen que la mejor manera de evitar el desfasaje horario cuando se cambia de país es planificar con mucho cuidado las actividades. ¿Cómo se hace eso? Pues comiendo y durmiendo de acuerdo con la hora del país al que ha llegado y proyectar las reuniones a partir de eso.

10. Lleve todos los cargadores necesarios
Si bien tener los dispositivos cargados no tiene nada que ver con el bienestar físico durante un viaje en avión, contar con el entretenimiento que a uno le gusta hace mucho en cuanto al bienestar psíquico. Entonces, no se olvide ningún cablecito ni su correspondiente cargador, que ahora los hay de todos los tamaños y para todos los dispositivos.

11. Evite los ataques de hambre
Aparte del hecho de que las comidas en los aviones suelen ser mucho más que olvidables, que llegan en el momento preestablecido por la aerolínea y se demoran si hay turbulencias, hay otras circunstancias que pueden provocarnos algún mareo innecesario. Si acaso usted ha debido hacer cambio de aviones y correr de una terminal a otra en forma desesperada para no perderse su segundo avión, tenga siempre en su bolso de mano alguna cosita para comer y evitar así alguna complicación debida a la corrida, al nerviosismo, al hambre y a la altura.

¡Bon voyage!

 

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