<p>El panorama macroeconómico que exhibe la Argentina se caracteriza por: superávit externo, sistema financiero saneado, menor incidencia de la deuda, un creciente desequilibrio fiscal, alta inflación y un proceso de inversión muy poco dinámico que limita la oferta de bienes.<br />
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Precisamente, el proyecto de creación del BADI (Banco Argentino de Inversión) se inserta en el centro de este enorme requerimiento de inversión que indudablemente no podría ser satisfecho con los instrumentos actuales. <br />
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El centro de este estudio es presentar una propuesta de entidad financiera de desarrollo, destinada fundamentalmente al financiamiento de proyectos de inversión de mediana y gran envergadura. Aquellos para los cuales los instrumentos de acumulación financiera de la Argentina no poseen capacidad y aptitud suficientes. Convencional y preliminarmente, se la ha denominado BADI (Banco Argentino de Inversión).<br />
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El criterio que subyace en este planteo es que no existen en el país fuentes de financiamiento adecuadas para proyectos de envergadura, de los cuales depende la posibilidad de abastecer la demanda de insumos, partes, materiales, energía, transporte, comunicaciones, almacenaje, etc., bienes y servicios que están implicados en el funcionamiento de toda la economía y de los cuales depende su crecimiento. <br />
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Además, al financiar proyectos de mediana y gran envergadura y los primeros eslabones de la cadena de valor a ellos asociada, el BADI estará creando el contexto de desarrollo de las Pyme, lo que les facilitará la obtención de recursos promocionales apropiados, por ejemplo, las sociedades de Garantía Reciprocas (SGR).<br />
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Por otra parte, si la Argentina no logra recuperar un sector de empresas líderes competitivas a escala internacional, la interrelación externa de la economía –a excepción del sector agropecuario– seguirá debilitándose.<br />
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Resulta claro, asimismo, que el sistema financiero argentino (bancos y mercado de capitales) no está en condiciones de financiar por sí solo este tipo de emprendimientos en términos de magnitudes, plazos y tasas consistentes con la naturaleza de proyectos de inversión de gran tamaño.<br />
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En el caso de las Pyme, en cambio, diferentes mecanismos promocionales, como el subsidio de tasas y otros que puedan instrumentarse, pueden generar las condiciones para el financiamiento de la inversión a través del sistema bancario y de los mecanismos específicos establecidos en el mercado de capitales. <br />
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En este segmento, las magnitudes se adaptan más a las dimensiones de ambos mercados. Por otra parte, como se desarrolla en un apartado especial, la banca pública tiene una presencia activa en este segmento que podría incrementarse.</p>
<p><strong>Grandes y medianos proyectos</strong><br />
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El esquema que se presenta se basa en unas dimensiones que son resultado de un doble razonamiento. Por un lado, se apoya en las proyecciones macroeconómicas globales que orientan todos los trabajos, que incorporan una magnitud de la inversión, asociada a un sendero de crecimiento considerado factible. <br />
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Simultáneamente, se plantea como aspiración que el impulso del BADI a la financiación de la inversión argentina sea equivalente a la del BNDS (O Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social) en Brasil. En el período de lanzamiento, que es el que estamos tratando, su actividad equivaldrá a 50% del BNDS. <br />
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El soporte de este razonamiento es que el BADI debe tener una magnitud básica imprescindible para convertirse en palanca efectiva del desarrollo. Es indispensable dimensionar el esfuerzo necesario para evitar iniciativas bien intencionadas, pero de magnitud u orientación no acorde con los objetivos.<br />
El proyecto plantea desde el inicio compromisos claros asociados a un determinado sendero de crecimiento de la economía, es decir una visión de mediano plazo. Desde luego, esta visión debe insertarse en un programa global del que hoy la Argentina carece.<br />
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Esta visión de mediano plazo de carácter macroeconómico debe trasladarse al campo sectorial. Esto torna imprescindible que el BADI sea parte del área de promoción de la actividad productiva y no de la Secretaría de Finanzas. Este es el esquema que se maneja en Brasil, una vinculación del banco como financiador de sectores, actividades y proyectos que se encuadran en un sendero más amplio de desarrollo económico y social.<br />
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Al mismo tiempo, es necesario que el proyecto sea factible en términos financieros o más específicamente, de fondeo. Como se verá más adelante, este requisito se cumple, en particular porque –necesariamente– el crecimiento de una entidad de este tipo será progresivo. Es decir, hay un período de maduración que en este caso se ha estimado en cinco años.</p>
<p><strong>Objetivo</strong><br />
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El objetivo básico de la entidad será contribuir a financiar entre 15% y 20% de la inversión neta anual de la Argentina en equipo durable de producción y construcción no residencial, específicamente en lo que se refiere a la provisión de los recursos financieros necesarios para el desarrollo de proyectos y programas de inversión de mediana y gran envergadura incluyendo los primeros eslabones de las cadenas de valor asociadas, cuando sea pertinente.</p>
<p><strong>Magnitud</strong><br />
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Para un sendero de crecimiento estable, que alcance progresivamente 6% anual en 2014, se requiere una inversión bruta media anual en equipo durable de producción y construcción no residencial de US$ 59.461 millones. De acuerdo a algunas estimaciones históricas la inversión neta (nuevos proyectos) sería de alrededor de 50% de esa cifra.<br />
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Asumiendo una dimensión razonable, se podría estimar que una entidad como la propuesta financie proyectos de inversión por aproximadamente US$ 25.000 millones a lo largo de cinco años, lo que equivale, como se mencionó, a entre 15% y 20% de la inversión neta total.</p>
<p><strong>Modelo de distribución de fondos</strong><br />
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A manera de ejemplo, se incluye en el recuadro más arriba un ejercicio de simulación de la cantidad de proyectos que podrían financiarse conforme al diferente tamaño de los mismos.</p>
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<p><strong>Origen de fondos</strong><br /><br />Una idea acerca del posible origen de los fondos necesarios para la operación de la institución propuesta se observan en el cuadro.<br />Se prevén varios orígenes de fondos, sin ubicar al Estado argentino como la fuente dominante a nivel agregado. En este sentido, se prevé un aporte de los organismos multilaterales de crédito como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Corporación Financiera Internacional y otros. A ello se sumarían aportes (vía compra de bonos, por ejemplo) de grandes bancos internacionales privados y finalmente también recursos originados en el sistema financiero local y eventualmente de Brasil vía el BNDS.<br /><br />En principio, la magnitud de la cifra llama la atención. Pero si se plantea la integración de los fondos en un período de cinco años, el aporte completo anual es de US$ 1.500 millones. Al Estado por ejemplo, le corresponderían US$ 500 millones anuales, cifra perfectamente afrontable ya que se trata de apenas 0,5% del gasto público nacional.<br /><br />En el documento elaborado se incluye un desarrollo de los criterios de aplicación de los recursos, conformación societaria y otros aspectos relacionados con la operación.<br /><br />También se examina la deteriorada situación actual en materia de financiamiento, lo que pone de relieve la necesidad de una fuente como la propuesta.</p> <p>(*) Jorge Todesca es economista, presidente de Finsoport Consultores Económicos y ex viceministro de Economía. Ricardo Kesselman es economista de Fundación Crear.</p> <p><img src="../mercado/ro/imagenes/foto_nota_1109_55_3.gif" alt="" /></p>