<p> <span style="color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; ">Washington se retira gradualmente de otros puntos de la geografía mundial como el Medio Oriente, y aún achicando su gasto en defensa (el mayor del mundo) privilegia los gastos de una poderosa flota y estratégica fuerza aérea en el Lejano Oriente, sobre las aguas que dan acceso –o salida– a la expansión china.</span></p>
<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; ">Es seguro que el mundo dejará de ser unipolar para ser reemplazado por un esquema multipolar. No una sola potencia hegemónica, sino varias con distinto grado de poder. La única certeza es que todo el poder se desplaza y se concentra en torno al Océano Pacífico.<br />
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Los otros países asiáticos se ven envueltos en la nueva controversia, les guste o no. Y así se advierten realineamientos militares con Estados Unidos por parte de países que son fuertes socios comerciales de China.<br />
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La diplomacia china, hasta ahora, se concentraba en los esfuerzos comerciales. Daba por sentado que, progresivamente, toda el área caería bajo su directa influencia y control. La nueva estrategia estadounidense, que se resiste a perder su estatus de superpotencia, la ha apartado del sendero y ahora desde Beijing salen algunas señales y advertencias que preocupan a muchos de sus vecinos.<br />
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Lo que puede ser un error, visto que el esfuerzo de la principal potencia militar del planeta no garantiza que podrá mantener posiciones en forma sostenida a lo largo de las próximas décadas, cuando además todo apunta a que la economía china se convierta en la primera del orbe para 2020.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
La paradoja actual –tal como se advierte en el análisis en esta misma edición, a partir de la página 26– es que mientras el Gobierno estadounidense toma prestado 40 centavos de cada dólar que gasta (y China es el principal comprador de esa deuda) es Beijing quien, en forma indirecta, financia la inversión militar estadounidense para controlar el Pacífico.<br />
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Los que piensan que el avance chino es indetenible argumentan que estamos presenciando el ocaso –lento quizás, pero ocaso al fin– del poderío estadounidense. Este debate tiene lugar especialmente dentro de EE.UU. y media biblioteca, con sólidos argumentos está a favor de la teoría, y la otra mitad –también bien argumentada– cree precisamente lo contrario.<br />
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En paralelo, hay otro debate. No todo el mundo cree que China es una superpotencia en permanente ascenso. Es cierto que ha crecido sin interrupción en las últimas décadas a tasas inéditas. Pero el mismo primer ministro, Wen Jiabao, dijo que el crecimiento económico del país está desbalanceado y es insostenible.<br />
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Igual que en su contraparte en el continente americano, existen las dos bibliotecas. La de los que son heraldos de desgracias, crisis y retrocesos, y la de aquellos que aseguran que el ascenso seguirá sin complicaciones. <br />
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Tal vez ambas versiones comparten un grado de verdad. Hay riesgos y peligros relevantes en el futuro cercano de China. Pero cualquier grado de incertidumbre o inestabilidad que se registre es difícil que aparte al país del sendero del crecimiento. <br />
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Hace ya 30 años que en el mundo occidental se viene pronosticando el fin del <em style="margin: 0px; padding: 0px; ">boom</em>chino, la burbuja inmobiliaria, la nueva revolución cultural, el resurgimiento del poder nacionalista, y docenas de teorías al tono, que presagiaban desastres sin fin. Nada de eso ha ocurrido. Tal vez es bueno recordarlo. <br />
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Pero aún así es difícil subestimar las dificultades y desafíos que aguardan a la nueva gran potencia. Cuesta creer que se puede crecer indefinidamente a tasas anuales de 8 ó 9%; y es obvio lo anticuado del sistema político y del aparato estatal. Muchos de los vecinos asiáticos lograron evolucionar de regímenes brutales, dictatoriales, a democracias imperfectas todavía pero que funciona en lo esencial y dejaron de producir bienes industriales baratos para aparecer en la vanguardia de la alta tecnología consumidora.<br />
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Claro está que la escala y el tamaño de la economía china hacen que cualquier transformación de este tipo resulte especialmente ardua. Pero también lo es que la burocracia de Beijing parece haber descubierto el arte de una exitosa economía industrial. <br />
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Para alcanzar el deseado estatus de superpotencia, tal vez el último desafío sea lograr la “quinta modernización”, como los disidentes del régimen han llamado a la democracia.</p>
<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; "><br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
<strong style="margin: 0px; padding: 0px; ">Lo que aporta valor en RSE</strong></p>
<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; ">Las empresas están entrando, con todos los esfuerzos desplegados en el campo de la responsabilidad social, en un territorio todavía desconocido.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
A medida que esta tendencia se consolida, muchos ejecutivos se quedan con la molesta sensación de que esas inversiones se basan en una frágil premisa: que la responsabilidad social crea valor, tanto para sus compañías como para la sociedad. <br />
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Algunas inversiones, claro, producen ganancias inmediatas y cuantificables, como el reciclado o los procesos de fabricación que ahorran energía. Pero a menudo se supone que las inversiones sociales van a rendir beneficios de largo plazo: que ayudarán a lograr que los consumidores compren más, a atraer más inversores o talento nuevo y valioso.<br />
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Un tema que aparece nítido cuando se habla sobre cómo rendir cuentas en RSE (ver informe especial a partir de la página 40 de esta edición).<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Esta investigación, presentada en mayor detalle en el libro <em style="margin: 0px; padding: 0px; ">Leveraging Corporate Responsibility: The Stakeholder Route to Maximizing Business and Social Value,</em>sugiere que como las interpretaciones que hacen los <em style="margin: 0px; padding: 0px; ">stakeholders</em> de la responsabilidad empresarial tienen múltiples facetas y son cualquier cosa menos uniformes, es vital que los gerentes traten de no crear la impresión de que esas actividades están desplazando a las prioridades del negocio central. De hecho, algunas actividades de responsabilidad social, por bien intencionadas que sean, pueden dañar la competitividad de una compañía. <br />
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De la investigación surgieron tres consejos:<br />
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<strong style="margin: 0px; padding: 0px; ">No esconder las motivaciones de mercado.</strong> Las personas por lo general son abiertas al tema de la responsabilidad social siempre que las iniciativas les parezcan apropiadas y que las compañías las persigan genuinamente y logren el valor social que buscan. Las empresas deberían entender que pueden acometer negocios rentables y objetivos de responsabilidad social sin sacrificar otras cosas. <br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
<strong style="margin: 0px; padding: 0px; ">Atender las verdaderas necesidades de los <em style="margin: 0px; padding: 0px; ">stakeholders</em>. </strong>A los consumidores les atraen los productos que satisfacen sus necesidades. De la misma manera, se sienten atraídos por las empresas cuyas actividades de responsabilidad social producen sólidos beneficios, ya sean tangibles o psicológicos. Pero antes de crear programas, los gerentes deben fijar objetivos claros que puedan cumplir. <br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
<strong style="margin: 0px; padding: 0px; ">Vigilar la evolución. </strong>La responsabilidad social actúa como un conducto a través del cual las empresas pueden demostrar que se preocupan por sus <em style="margin: 0px; padding: 0px; ">stakeholders</em>. Una compañía debería evaluar sus iniciativas regularmente para asegurar que fomentan la deseada unidad entre sus metas y las de la gente afectada. Calibrar la estrategia con frecuencia mejora las posibilidades de que la responsabilidad empresaria cree valor para todas las partes.</p>
<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; "><br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
<strong style="margin: 0px; padding: 0px; ">El fin del Estado de bienestar en Europa</strong></p>
<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; ">La percepción dominante entre nosotros es que Mario Draghi, el titular del Banco Central Europeo que adquirió súbita notoriedad, es el contrapeso que frena la visión ortodoxa de la Alemania de Angela Merkel.<br />
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Pero no parece ser así. De sus acciones, lo más claro es que salvó a los bancos del continente europeo, liberando más de un billón (millón de millones) de euros para otorgarles préstamos a tres años, con un interés de 1% anual, para inyectarles liquidez y permitirles que sigan comprando bonos soberanos e impedir que caiga su cotización.<br />
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“No hay trueque factible entre las reformas económicas y los ajustes fiscales”, señaló en una reciente entrevista con <em style="margin: 0px; padding: 0px; ">Financial Times.</em> Pero lo sustancial lo dijo poco tiempo antes hablando con <em style="margin: 0px; padding: 0px; ">Wall Street Journal</em>, “dar marcha atrás en metas presupuestarias provocaría reacciones en los mercados y elevaría los diferenciales de tesas sobre el canon alemán”.<br />
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Pero siguió avanzando: transgrediendo los que se suponía eran sus propios antecedentes ideológicos, el director gerente del BCE señaló que “el modelo social europeo está moribundo”. En otros términos, ya no funciona el capitalismo renano y desaparece el estado de bie­nestar.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Tras calificar como poco realistas las expectativas cifradas en auxilios de China o Japón, “las crisis europeas seguirán como hoy. O sea, obligando a nuestros países a reformas ortodoxas que aseguren prosperidad a largo plazo”.<br />
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El famoso modelo social europeo que privilegiaba la seguridad en el empleo y generosas prestaciones en lo social, ha desaparecido a su entender. <br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
“No hay negociación posible entre renovación total y apretarse el cinturón fiscal”. Los europeos quedaron notificados de lo que pueden esperar. Los cambios estructurales que se predican significan el fin de un modelo de capialismo “con rostro humano” como les gustaba decir a muchos economistas de la zona.</p>
La única certeza en el escenario mundial
Sea en esta o en la próxima centuria, lo más significativo del escenario geopolítico global será la lucha por exhibir mayor poder e influencia entre China y Estados Unidos, con especial énfasis en el ámbito del Océano Pacífico.