<p>Resurgió entonces la pregunta ¿es el arte terreno fértil para la inversión?<br />
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Desde mediados de los años 90, y en especial a partir del año 2000, el mercado de arte internacional fue ganando cada vez más protagonismo ostentando, primero un estable y luego, explosivo crecimiento. Esto generó un gran interés por explicar las reglas por las que se rige este sector con el objetivo de asesorar posibles interesados en incluir al arte dentro de sus carteras de inversiones. <br />
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De esta manera, en los últimos 10 años se multiplicaron por docenas los escritos que pusieron en el centro del análisis al mercado de arte. Todos ellos coinciden en resaltar la dificultad que genera estudiar el arte, donde la pluralidad y variedad de obras por vender encuentra su límite en que cada objeto suele ser único e irrepetible y donde el valor de una obra es signado por su condición de bien simbólico y no por sus condiciones de producción y distribución material. <br />
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Asimismo, la visión del arte como un objeto ideal, con reglas propias, ajeno a los sucesos cotidianos, suele ser una barrera en el proceso de considerarlo una inversión viable. A pesar de estos obstáculos, cada día nacen nuevas opiniones que ven en el arte un activo mucho más líquido de lo que fue considerado hasta el momento.<br />
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Uno de los factores claves en la construcción de esta nueva mirada es, sin duda, la mayor transparencia que presenta el mercado internacional de arte. Cada día nacen nuevos servicios de base de datos que permiten al usuario no “iniciado” enterarse de la evolución en los precios de tal o cual artista. A esto se le suma el creciente protagonismo de las casas de remate, y la posibilidad de contar con la información sobre sus transacciones de manera casi inmediata a través de Internet, que facilita la realización de estudios econométricos que actualizan en tiempo real el comportamiento de los precios del arte.</p>
<p><strong>Capacidad de reacción</strong><br />
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La resistencia del mercado de arte fue puesta a prueba durante la última crisis, mostrando una buena capacidad de reacción ante la caída de los precios. Durante el año 2007, solo en subasta pública, el volumen negociado fue de un poco más de US$ 90.000 millones de dólares. Si bien este aumento estuvo asociado con una burbuja especulativa, vinculada sobre todo con las manifestaciones estéticas ultra-contemporáneas, que estalló junto con la crisis internacional, el mercado de arte se encontró con margen de acción para aplicar políticas que ayudaron a paliar los efectos adversos.<br />
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El volumen negociado durante 2009 fue casi la mitad que el de 2007 pero se conservó por encima de los valores previos al inicio de la burbuja. Los precios se estabilizaron en el segundo y tercer trimestre antes de comenzar un ligero aumento desde el mes de octubre pasado.<br />
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El mercado retomó la confianza en el segundo semestre con una tasa de artículos no vendidos de 37%, frente a 40% en el primer semestre de 2009 y 43% en el otoño de 2008. La situación de crisis sirvió al mercado de arte para mostrarse consolidado aunque no ajeno a los vaivenes de la economía mundial. <br />
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Por último, es importante recalcar que estas observaciones están basadas en la situación internacional del mercado de arte dominada por los países desarrollados, en especial por Estados Unidos, Reino Unido y Francia. Las situaciones regionales presentan particularidades específicas ligadas a la situación sociopolítica y económica del país, así como también a su historia del arte.<br />
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Entrar al mundo del mercado y la inversión en arte implica aprender a mirar los objetos estéticos desde una perspectiva múltiple. Requiere una visión amplia que permita, por un lado, admirar el arte por su valor simbólico, estético o como simple juego lógico hecho materia. Por otro lado, necesita un abordaje analítico que muestre las sutilezas de un mercado en crecimiento, donde la inversión programada es posible.</p>
El arte como inversión
El debate sobre el mercado de arte (y de la inversión) adquirió renovada fuerza. Ante la incontrolable volatilidad de los mercados financieros, surgió como posible resguardo de una gran cantidad de dinero que no encontraba donde protegerse de los vaivenes económicos del período.