<p><em>Por Martín Carranza Torres (*)</em></p>
<p>Para ubicarlo en términos fácticos, entrada la madrugada del lunes 21 de marzo, las postales son dos: el oficialismo, encabezado por el gobernador Mario Das Neves, se atribuye el triunfo electoral. Al tiempo que el referente kirchnerista, por su parte, denuncia supuestas irregularidades en los comicios. El margen entre un candidato y otro es exiguo; el tiempo perdido, irrecuperable. <br />
<br />
Ante este marco de incertidumbre y muy a pesar de que desde el gobierno nacional siguen ratificando su fuerte apoyo al sistema eleccionario tradicional, el voto electrónico pareciera acercar un puente de solución entre los arcaicos y nuevos hábitos ciudadanos. Las invenciones que la modernidad nos aporta apuntan a mejorar nuestra calidad de vida, a ahorrarnos espacios y demoras. Lo vivido días atrás en Chubut nos obliga a pensar la importancia que representa la incorporación de la tecnología en la sociedad. ¿Pero qué innovación queremos incluir?, ¿de qué se trata?<br />
<br />
El voto electrónico es un acto por el cual un individuo expresa su preferencia por determinada moción o candidato a través de medios electrónicos y su correspondiente conteo al momento de la emisión que, a diferencia del sistema tradicional, ofrece mayor eficiencia, celeridad y seguridad. Entre los múltiples beneficios, otorga el registro y la comprobación de la identidad del votante, la manifestación del sufragio, la enumeración de votos y la cesión de los resultados en muy corto tiempo. Además de proveer una mejor accesibilidad para los votantes con algún tipo de discapacidad.<br />
</p>
<p>Otros de los componentes positivos que posee el voto electrónico están dados por una participación más democrática y transparente de la ciudadanía. Como así también por la disminución de los costos, la garantía de la existencia de todas las “boletas” partidarias, la obturación de ciertos vicios y rumores sobre fraude electoral, el perfeccionamiento en el manejo del período normal del procesamiento y la contribución a la organización de elecciones más eficientes a partir de la incorporación de las urnas electrónicas.<br />
<br />
Actualmente, las tendencias en el mundo muestran que hoy la admisión del procedimiento de votación por urna electrónica avala la certidumbre, inviolabilidad y lucidez del procedimiento electivo, certifica una mejor nitidez en el sistema e impide la adulteración de boletas impresas. <br />
<br />
Siguiendo en esta frecuencia, que da cuenta de la implementación de este mecanismo, Salta elegirá gobernador el próximo 10 de abril. Es por eso que algunas localidades de esa provincia intentarán marcar el cambio cuando dispongan, por primera vez, de la utilización del voto electrónico. La provincia sureña habrá coronado a su futuro gobernador muchos días después de los comicios. La provincia del norte tendrá su resultado una hora más tarde. Dos realidades distintas. Un mismo país. <br />
<br />
Tal vez si las autoridades nacionales no tuvieran miopía sino una clara intención por mejorar nuestro sistema electoral, como lo ha hecho Brasil, estaríamos diseñando un país más moderno, más serio y, posiblemente, con una nueva manera de ver algunos aspectos de la política. Pero estar “a muerte en contra del voto electrónico” no mejora esta perspectiva. Por cierto, la página del Ministerio del Interior, a través de la Dirección Nacional Electoral, aún no tiene “colgado” el calendario electoral 2011. ¿Será todo parte de lo mismo?</p>
<p><em>(*) Martín Carranza Torres es socio de Carranza Torres & Asociados<br />
</em>Links de interés: <a href="http://www.carranzatorres.com.ar ">www.carranzatorres.com.ar </a></p>
<p> </p>