Hasta este fin de semana, el trato era reservado, pero lo reveló "Nikkei
English News", boletín bursátil editado en Tokio. Según
esta fuente, el acuerdo cristalizará en pocos días. Japan Telecom
es la tercera de su sector en el Sol Naciente. "Es verdad. Estamos por cerrar
el convenio y la parte vendedora pidió unos US$ 2.200 millones", admitió
a Bloomberg un ejecutivo de Ripplewood. "Pero ese monto no representa la
operación entera, pues aún quedan aspectos pendientes". La
venta de JT forma parte de un plan de Vodafone, cuyo objeto es achicar el rojo
contable y ajustar el modelo de negocios, lo cual incluye centrarse en J-Phone,
la unidad celular que, en Japón, compite con NTT DoCoMo y KDDI.
Cabe recordar que el grupo británico de origen alemán ha invertido
en 1998-01 más de US$ 270.000 millones para expandirse en veintiocho países.
Esto le ha creado un endeudamiento que debe seguir reduciendo -tras depreciar
costosas adquisiciones por US$ 23.000 millones en el ejercicio 2002, cerrado en
marzo-, mediante ventas de activos y recompras de bonos que, eventualmente, sumarían
US$ 10.000 millones. Esta cifra se acerca mucho al pasivo remanente tras las pérdidas
del último balance (US$ 11.100 millones, de los cuales 3.900 millones vencen
en 2003-7). Hasta difundirse los resultados de 2002, Vodafone parecía casi
la única firma de su sector libre de activos sobrevaluados.
Respecto de J-Phone -donde Vodafone tiene 2/3-, controla 18,6% del mercado nipón
y sus ventas anuales orillan US$ 35.300 millones. El proyecto del conglomerado
consiste en ganar o retener la delantera internacional en nuevos servicios celulares.
Por ejemplo, vía Internet, envío de imágenes, videojuegos
y similares mediante teléfonos multimedios desarrollados por la firma.
A juicio del grupo, Vodafone tiene una ventaja estratégica: no depende
de aparatos comunes, como muchos operadores chicos o medianos, que no siempre
se conectan bien a los servicios ofrecidos. La génesis misma de J-Phone
es una alianza (2001) con la japonesa Sharp, orientada a teléfonos con
cámaras incorporadas, que culminó al lanzarse la línea Vodafone
Live.
"Integrar celulares a medida en la red del grupo convierte a VL en la propuesta
por ahora más atractiva, tanto en la Unión Europea como en Estados
Unidos", estima la consultora sectorial Adventis Corporation. A diferencia
de Asia oriental, en esos dos mercados cuesta persuadir a un público que
todavía usa celulares sólo para llamadas y mensajes escritos. Para
colmo, los primeros intentos (1999/2000) se frustraron, porque los aparatos fabricados
en la UE tenían pantallas blanco y negro demasiado chicas y software muy
limitado. Esto llevó a Vodafone a Japón, donde la gente está
habituada a entrar en Internet vía celulares que, al mismo tiempo, son
más avanzados y versátiles que los europeos. A septiembre de 2002,
los abonados a toda la gama Vodafone sumaban casi 105 millones en el mundo.
Hasta este fin de semana, el trato era reservado, pero lo reveló "Nikkei
English News", boletín bursátil editado en Tokio. Según
esta fuente, el acuerdo cristalizará en pocos días. Japan Telecom
es la tercera de su sector en el Sol Naciente. "Es verdad. Estamos por cerrar
el convenio y la parte vendedora pidió unos US$ 2.200 millones", admitió
a Bloomberg un ejecutivo de Ripplewood. "Pero ese monto no representa la
operación entera, pues aún quedan aspectos pendientes". La
venta de JT forma parte de un plan de Vodafone, cuyo objeto es achicar el rojo
contable y ajustar el modelo de negocios, lo cual incluye centrarse en J-Phone,
la unidad celular que, en Japón, compite con NTT DoCoMo y KDDI.
Cabe recordar que el grupo británico de origen alemán ha invertido
en 1998-01 más de US$ 270.000 millones para expandirse en veintiocho países.
Esto le ha creado un endeudamiento que debe seguir reduciendo -tras depreciar
costosas adquisiciones por US$ 23.000 millones en el ejercicio 2002, cerrado en
marzo-, mediante ventas de activos y recompras de bonos que, eventualmente, sumarían
US$ 10.000 millones. Esta cifra se acerca mucho al pasivo remanente tras las pérdidas
del último balance (US$ 11.100 millones, de los cuales 3.900 millones vencen
en 2003-7). Hasta difundirse los resultados de 2002, Vodafone parecía casi
la única firma de su sector libre de activos sobrevaluados.
Respecto de J-Phone -donde Vodafone tiene 2/3-, controla 18,6% del mercado nipón
y sus ventas anuales orillan US$ 35.300 millones. El proyecto del conglomerado
consiste en ganar o retener la delantera internacional en nuevos servicios celulares.
Por ejemplo, vía Internet, envío de imágenes, videojuegos
y similares mediante teléfonos multimedios desarrollados por la firma.
A juicio del grupo, Vodafone tiene una ventaja estratégica: no depende
de aparatos comunes, como muchos operadores chicos o medianos, que no siempre
se conectan bien a los servicios ofrecidos. La génesis misma de J-Phone
es una alianza (2001) con la japonesa Sharp, orientada a teléfonos con
cámaras incorporadas, que culminó al lanzarse la línea Vodafone
Live.
"Integrar celulares a medida en la red del grupo convierte a VL en la propuesta
por ahora más atractiva, tanto en la Unión Europea como en Estados
Unidos", estima la consultora sectorial Adventis Corporation. A diferencia
de Asia oriental, en esos dos mercados cuesta persuadir a un público que
todavía usa celulares sólo para llamadas y mensajes escritos. Para
colmo, los primeros intentos (1999/2000) se frustraron, porque los aparatos fabricados
en la UE tenían pantallas blanco y negro demasiado chicas y software muy
limitado. Esto llevó a Vodafone a Japón, donde la gente está
habituada a entrar en Internet vía celulares que, al mismo tiempo, son
más avanzados y versátiles que los europeos. A septiembre de 2002,
los abonados a toda la gama Vodafone sumaban casi 105 millones en el mundo.