Por cierto, las novedades fueron decisivas en cuanto a ventas, como se ve en los celulares con cámara incorporada. Aparte, el número de abonados se acerca velozmente a 1.300 millones alrededor del mundo, aunque concentrados en las economías industriales.
En este contexto, el grupo británico de origen alemán Vodafone encara un replanteo del modelo de negocios, tras mudar –hace algunos meses- de presidente ejecutivo: el polémico Christopher Gent dejó el cargo al hindú Arun Sarin. A éste tocará, en marzo, lanzar servicios y modelos de III generación. Pero sin mucho apuro…
Obviamente, los cambios estratégicos distan de ser menores porque, en especial, se abandona la compra a veces obsesiva de activos. Siendo una empresa de servicios, no un fabricante de teléfonos, el presupuesto de Vodafone para dispositivos manuales múltiples se estima en alrededor de US$ 3.500 millones para el año entrante.
Por supuesto, esa cifra empalidece ante la insumida por las fusiones y adquisiciones de Gent: unos US$ 230.000 millones. Esto incluye tomas hostiles (la germana Mannesmann) y absorciones como la de AirTouch Communications, firma norteamericana de donde proviene Sarin. Muchos analistas aún no se explican este nombramiento, pese a la campaña de imagen iniciada por el nuevo CEO vía entrevistas con medios.
Sarin aprovechó también para anticipar que la fase F&A está llegando al fin. “Ahora, debemos integrar operativamente una serie de compañías muy distintas entre sí”, ha dicho más de una vez.
En rigor, Vodafone cierra el tercer año de un programa a siete, orientado a promover sinergias en marketing, compras y abastecimiento. Gent no parecía muy dispuesto a dejar atrás las F&A, por lo cual fue reemplazado.
A partir de 2004, entonces, Vodafone y su vasto poder de compra pueden influir decisivamente sobre los fabricantes de teléfonos y otros dispositivos móviles. “No sólo están en condiciones de manejar precios ajenos. También podrían hacer pedidos lo bastante grandes para copar toda una línea de producción”, presume un informe de Goldman Sachs.
En verdad, existe un gigante japonés, NTT DoCoMo, que ha hecho justamente eso. En este plano, el grupo británico cuenta con un sistema operativo más diversificado, capaz de reaccionar velozmente a modificaciones de demanda en 28 países. Se explica, pues, que su próximo paso sea formular exigencia técnicas específicas a todos sus proveedores actuales y potenciales. Antes de esto, empero, deberá compatibilizar 150 sistemas internacionales de facturación y mejorar la eficiencia de sus redes.
Pero las cosas no serán fáciles. En cinco años, prevé la firma, la penetración 3G habrá saturado los mercados principales. Ya ocurre en Italia, aunque en el resto la cifra oscile en torno de 80% de cada demanda potencial. Dado que las economías periféricas y varias emergentes no estará en condiciones de elevar su demanda, la penetración seguirá dependiendo de nuevos servicios (datos, mensajería con imagen, búsquedas en Internet, bajada de contenidos) para el público de países avanzados.
En el caso de este grupo, la clave parece ser Vodafone Live, el portal de servicios informáticos que aplica tecnología 2,5G. O sea, a mitad de camino entre segunda y tercera generación. Por de pronto, se sabe que los usuarios de VL gastan 7% más que otros abonados.
De ahí que la compañía prefiera continuar apoyándose en VL, antes que zambullirse en la gama 3G. Naturalmente, 3G implica mayor velocidad de descarga, servicios mucho más ricos en datos y aumento exponencial de voz por protocolos de Internet (VpPI) en las redes. No obstante, Vodafone optará por esperar a que las tecnologías 3G sean afinadas, a costa de otros.
Por cierto, las novedades fueron decisivas en cuanto a ventas, como se ve en los celulares con cámara incorporada. Aparte, el número de abonados se acerca velozmente a 1.300 millones alrededor del mundo, aunque concentrados en las economías industriales.
En este contexto, el grupo británico de origen alemán Vodafone encara un replanteo del modelo de negocios, tras mudar –hace algunos meses- de presidente ejecutivo: el polémico Christopher Gent dejó el cargo al hindú Arun Sarin. A éste tocará, en marzo, lanzar servicios y modelos de III generación. Pero sin mucho apuro…
Obviamente, los cambios estratégicos distan de ser menores porque, en especial, se abandona la compra a veces obsesiva de activos. Siendo una empresa de servicios, no un fabricante de teléfonos, el presupuesto de Vodafone para dispositivos manuales múltiples se estima en alrededor de US$ 3.500 millones para el año entrante.
Por supuesto, esa cifra empalidece ante la insumida por las fusiones y adquisiciones de Gent: unos US$ 230.000 millones. Esto incluye tomas hostiles (la germana Mannesmann) y absorciones como la de AirTouch Communications, firma norteamericana de donde proviene Sarin. Muchos analistas aún no se explican este nombramiento, pese a la campaña de imagen iniciada por el nuevo CEO vía entrevistas con medios.
Sarin aprovechó también para anticipar que la fase F&A está llegando al fin. “Ahora, debemos integrar operativamente una serie de compañías muy distintas entre sí”, ha dicho más de una vez.
En rigor, Vodafone cierra el tercer año de un programa a siete, orientado a promover sinergias en marketing, compras y abastecimiento. Gent no parecía muy dispuesto a dejar atrás las F&A, por lo cual fue reemplazado.
A partir de 2004, entonces, Vodafone y su vasto poder de compra pueden influir decisivamente sobre los fabricantes de teléfonos y otros dispositivos móviles. “No sólo están en condiciones de manejar precios ajenos. También podrían hacer pedidos lo bastante grandes para copar toda una línea de producción”, presume un informe de Goldman Sachs.
En verdad, existe un gigante japonés, NTT DoCoMo, que ha hecho justamente eso. En este plano, el grupo británico cuenta con un sistema operativo más diversificado, capaz de reaccionar velozmente a modificaciones de demanda en 28 países. Se explica, pues, que su próximo paso sea formular exigencia técnicas específicas a todos sus proveedores actuales y potenciales. Antes de esto, empero, deberá compatibilizar 150 sistemas internacionales de facturación y mejorar la eficiencia de sus redes.
Pero las cosas no serán fáciles. En cinco años, prevé la firma, la penetración 3G habrá saturado los mercados principales. Ya ocurre en Italia, aunque en el resto la cifra oscile en torno de 80% de cada demanda potencial. Dado que las economías periféricas y varias emergentes no estará en condiciones de elevar su demanda, la penetración seguirá dependiendo de nuevos servicios (datos, mensajería con imagen, búsquedas en Internet, bajada de contenidos) para el público de países avanzados.
En el caso de este grupo, la clave parece ser Vodafone Live, el portal de servicios informáticos que aplica tecnología 2,5G. O sea, a mitad de camino entre segunda y tercera generación. Por de pronto, se sabe que los usuarios de VL gastan 7% más que otros abonados.
De ahí que la compañía prefiera continuar apoyándose en VL, antes que zambullirse en la gama 3G. Naturalmente, 3G implica mayor velocidad de descarga, servicios mucho más ricos en datos y aumento exponencial de voz por protocolos de Internet (VpPI) en las redes. No obstante, Vodafone optará por esperar a que las tecnologías 3G sean afinadas, a costa de otros.