Torvalds sostiene que no le copió Linux a nadie

Linus Torvalds, creador del sistema operativo de fuente abierta que lleva su nombre, salió a defenderlo. Aun admitiendo su “escaso encanto”, sostiene que Linux es original. No una copia, como acusa SCO Group.

29 diciembre, 2003

En efecto, esa compañía –con sede en estado mormón de Utah- ha iniciado una campaña vía e-mails y cartas a grandes usuarios de Linux, advirténdoles que Linux es copia de una creación suya. En realidad, es otra vuelta de tuerca en torno del caso Unix.

Hace ya varios meses que SCO reinvindica para sí la criatura de Torvalds pues, a su criterio, Linux abarca tramos copiados del código Unix. Pero la nueva comunicación va más lejos: urge a las empresas dejar de emplear Linux o, en su defecto, pagarle regalías a SCO. Además, incluye una lista de 65 archivos “copiados literalmente de nuestro código Unix patentado”.

Torvalds inició hace dos semanas un examen de esos archivos y su historia, a fin de poner las cosas en claro. Siendo aún estudiante, este finés de familia sueca escribió el programa Linux original en 1991. Actualmente en California, ha continuado ocupándose del sistema operativo de fuente abierta (SOFA) y su crecimiento, impulsado por una red global de programadores.

“Personalmente, escribí varios elementos que ahora se atribuye SCO. No provienen de terceros”, replica hoy Torvalds. También lo hace IBM, promotora de Linux que está siendo demandada por SCO, con perceptible apoyo de la secta mormona y sus medios.

Los archivos reivindicados por SCO están en lenguaje de programación C. Citando dos de ellos (include/linux/ctype.h, lib/ctype.h), el creador explica: “basta un somero repaso para notar que esos archivos están realmente en la forma original 0.01 distribuida por Linux. Son míos y es una vergüenza lo que se hace para cobrar derechos”.

En un extenso e-mail, Torvalds revela: “algunos macros, o sea atajos de programa, son tan horribles que yo no habría confesado mi autoría de no haberme obligado esta campaña. Se trata de trabajo mío y Unix no tiene culpa alguna”. Como es habitual en él, apela a la ironía para desvirtuar las pretensiones de SCO.

Por supuesto, Darling McBride, CEO de la firma, se aferra a sus reclamos. La disputa Unix-Linux sigue complicándose. Hace pocos días, Novell –una compañía de software- informó haber iniciado trámites ante la oficina norteamericana de marcas y patentes. Su objeto: registrar como propias partes del código Unix que SCO se atribuye.

En efecto, esa compañía –con sede en estado mormón de Utah- ha iniciado una campaña vía e-mails y cartas a grandes usuarios de Linux, advirténdoles que Linux es copia de una creación suya. En realidad, es otra vuelta de tuerca en torno del caso Unix.

Hace ya varios meses que SCO reinvindica para sí la criatura de Torvalds pues, a su criterio, Linux abarca tramos copiados del código Unix. Pero la nueva comunicación va más lejos: urge a las empresas dejar de emplear Linux o, en su defecto, pagarle regalías a SCO. Además, incluye una lista de 65 archivos “copiados literalmente de nuestro código Unix patentado”.

Torvalds inició hace dos semanas un examen de esos archivos y su historia, a fin de poner las cosas en claro. Siendo aún estudiante, este finés de familia sueca escribió el programa Linux original en 1991. Actualmente en California, ha continuado ocupándose del sistema operativo de fuente abierta (SOFA) y su crecimiento, impulsado por una red global de programadores.

“Personalmente, escribí varios elementos que ahora se atribuye SCO. No provienen de terceros”, replica hoy Torvalds. También lo hace IBM, promotora de Linux que está siendo demandada por SCO, con perceptible apoyo de la secta mormona y sus medios.

Los archivos reivindicados por SCO están en lenguaje de programación C. Citando dos de ellos (include/linux/ctype.h, lib/ctype.h), el creador explica: “basta un somero repaso para notar que esos archivos están realmente en la forma original 0.01 distribuida por Linux. Son míos y es una vergüenza lo que se hace para cobrar derechos”.

En un extenso e-mail, Torvalds revela: “algunos macros, o sea atajos de programa, son tan horribles que yo no habría confesado mi autoría de no haberme obligado esta campaña. Se trata de trabajo mío y Unix no tiene culpa alguna”. Como es habitual en él, apela a la ironía para desvirtuar las pretensiones de SCO.

Por supuesto, Darling McBride, CEO de la firma, se aferra a sus reclamos. La disputa Unix-Linux sigue complicándose. Hace pocos días, Novell –una compañía de software- informó haber iniciado trámites ante la oficina norteamericana de marcas y patentes. Su objeto: registrar como propias partes del código Unix que SCO se atribuye.

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