Este químico y el botánico Steven Vaughn buscan maneras más ecológicas de combatir malezas, vía usos innovadores para el glicerol, un detivado del biodiésel. Estas investigaciones pueden transformas el segmento en algo muy parecido a las industrias de hidrocarburos.
“Las refinerias petroleras entregan más de un subproducto. Lo mismo será aplicable a biocombustibles”, sostiene Kenneth Reardon, profesor de ingeniería biológica en la universidad estadual de Colorado. “Al cabo, llegaremos a biorrefinar glicerol y emplearlo en una variedad de rubros. Entre ellos, alimentos, jabones y alfombras”. Pero, mientras la producción de biocombustibles aumenta en Estados Undios, se satura el mercado de glicerol.
Si científicos como Holser o Vaughn, que trabajan en el departamento federal de agricultura, logran una variedad de usos para el glicerol (conocido también por glicerina), los fabricantes de biocombustibles podrán venderlos como insumo, en vez de pagar para que la retiren como desechos. Pero no es el único derivado en experimentación. También se prueban residuos de etanol maicero o celulósico, derivados de cortaderas y otras plantas.
“Al encarar el aumento en el consumo de biocombustibles, consideramos otras aplicaciones”, apunta Erik Strasser, de Mohr Davidow Ventures, California. Algunos investigadores se limitan a encontrar nuevos usos para derivados tan comunes como la lignina originada en la producción de etanol celulósico. Otros tratan de desarrollas técnicas para obtener subproductos más caros o apuestan a la biorrefinación.
En Colorado, PureVision technology fabrica lignina. Un componente natural que fortalece las plantas y constituye 15 a 25% de su biomasa. Por lo común, el procesamiento de etanol celulósico quema lignina que, como insumo, cuesta US$ 40 la tonelada. PureVision descubrió la forma de producir otro tipo de lignina, cuya composición molecular la hace atractiva para fabricar pegamentos, colas, aislantes y detergentes.
Finalmente, en Iowa, Victor Lin ha creado una tecnología capaz de modificar los proceso para producir biodiésel. Ente otras cosas, rinde glicerina de mejor calidad y más fácil de convertir en insumos industriales. Lin y su grupo intentan ahora transformar el glicerol residual en propanediol 1,3, base de una substancia empleada en tapicería, alfombras, indumentaria y otros rubros.
Este químico y el botánico Steven Vaughn buscan maneras más ecológicas de combatir malezas, vía usos innovadores para el glicerol, un detivado del biodiésel. Estas investigaciones pueden transformas el segmento en algo muy parecido a las industrias de hidrocarburos.
“Las refinerias petroleras entregan más de un subproducto. Lo mismo será aplicable a biocombustibles”, sostiene Kenneth Reardon, profesor de ingeniería biológica en la universidad estadual de Colorado. “Al cabo, llegaremos a biorrefinar glicerol y emplearlo en una variedad de rubros. Entre ellos, alimentos, jabones y alfombras”. Pero, mientras la producción de biocombustibles aumenta en Estados Undios, se satura el mercado de glicerol.
Si científicos como Holser o Vaughn, que trabajan en el departamento federal de agricultura, logran una variedad de usos para el glicerol (conocido también por glicerina), los fabricantes de biocombustibles podrán venderlos como insumo, en vez de pagar para que la retiren como desechos. Pero no es el único derivado en experimentación. También se prueban residuos de etanol maicero o celulósico, derivados de cortaderas y otras plantas.
“Al encarar el aumento en el consumo de biocombustibles, consideramos otras aplicaciones”, apunta Erik Strasser, de Mohr Davidow Ventures, California. Algunos investigadores se limitan a encontrar nuevos usos para derivados tan comunes como la lignina originada en la producción de etanol celulósico. Otros tratan de desarrollas técnicas para obtener subproductos más caros o apuestan a la biorrefinación.
En Colorado, PureVision technology fabrica lignina. Un componente natural que fortalece las plantas y constituye 15 a 25% de su biomasa. Por lo común, el procesamiento de etanol celulósico quema lignina que, como insumo, cuesta US$ 40 la tonelada. PureVision descubrió la forma de producir otro tipo de lignina, cuya composición molecular la hace atractiva para fabricar pegamentos, colas, aislantes y detergentes.
Finalmente, en Iowa, Victor Lin ha creado una tecnología capaz de modificar los proceso para producir biodiésel. Ente otras cosas, rinde glicerina de mejor calidad y más fácil de convertir en insumos industriales. Lin y su grupo intentan ahora transformar el glicerol residual en propanediol 1,3, base de una substancia empleada en tapicería, alfombras, indumentaria y otros rubros.