Al promulgar la partida federal correspondiente, George W. Bush sostuvo que “la
nanotecnología será tema clave en un futuro próximo”.
Pocos se atreven a contradecirlo. Entre ellos, están quienes recuerdan
que la megaburbuja bursátil cifrada en la vanguardia tecnológica
e Internet también fue precedida por “futurólogos fanáticos
e inversores poco prudentes” (al decir del “Financial Times”).
Fuera de esos excesos, las nanotecnologias están en expansión
desde hace algunos años. En general, aún no salen del laboratorio,
donde operan con átomos y moléculas, el universo del “nano”:
milmillonésimo (12 ceros tras la coma decimal) de cualquier unidad básica.
El objetivo de estos desarrollos incluye máquinas, dispositivos y sistemas
informáticos que revolucionarán industrias, servicios, prestaciones
y terapias.
Por ejemplo, ya es común en la ficción encontrar nanomáquinas
autorreplicantes. No sólo porque las metan en sus libros oportunistas
como Michael Crichton o Dipak Chopra. En realidad, esos textos son constantemente
superados por experiencias científicas serias -como las de Hewlett-Packard-
y proyectos como el de Sony-Toshiba.
La segunda firma confirmó haber desarrollado un prototipo de microprocesador
integrado a gran escala (MIGE) empleando circuitos cuyo ancho no pasa de 65
nanómetros. La idea es producirlos masivamente hacia 2005. La mayoría
de los semiconductores actuales usa circuitos de 130 nanómetros.
Esta alianza entre gigantes japoneses, forjada en 2002, es una de las primeras
en grabar un MIGE con esos nanocircuitos. Toshiba sostiene que le ganó
a IBM por varios meses, lo cual le permitirá llegar al mercado en menos
de dos años.
A su vez, Intel anunció que había desarrollado chips funcionales
de cuatro megabitios para memorias estáticas de acceso aleatorio. En
este punto, se corre el riesgo de quemar etapas y desactualizar recientes innovaciones.
De hecho, la fabricación masiva de circuitos de 90 nanómetros
recién empezó este año.
“Esto es significativo, porque la meta 2005 dará vuelta el contexto
competitivo”, señala un analista sectorial de HSBC Securities (Tokio).
No obstante, “Toshiba se adelantó a lanzar el anuncio, pero los
plazos de sus rivales no parecen muy diferentes y, entretanto, podrían
aparecer sorpresas en el segmento de semiconductores”
Sin duda, la creciente competencia en el área o los altos costos de
investigación y desarrollo están obligando a alianzas estratégicas
multisectoriales. Sony, que no era importante en materia de chips, decidió
juntarse con Toshiba en algo que para ella es un insumo, capaz de diferenciar
sus productos.
La inversión en IyD proyectada pasa de US$ 4.600 millones en 2004-6.
Aparte de Toshiba, el programa incluye a IBM y su meta inicial es la próxima
generación de la consola para videojuegos PlayStation 3. Luego, los chips
se incorporarán a una amplia gama de productos, desde impresoras hasta
celulares.
La cifra aludida apunta a otro peligro tipo megaburbuja 1998-2000: una carrera
de crecientes inversiones. Las nanotecnologías ya están en la
mira de los capitales a riesgo: sólo en Estados Unidos, hay 300 firmas
financieras centradas en la categoría.
Al promulgar la partida federal correspondiente, George W. Bush sostuvo que “la
nanotecnología será tema clave en un futuro próximo”.
Pocos se atreven a contradecirlo. Entre ellos, están quienes recuerdan
que la megaburbuja bursátil cifrada en la vanguardia tecnológica
e Internet también fue precedida por “futurólogos fanáticos
e inversores poco prudentes” (al decir del “Financial Times”).
Fuera de esos excesos, las nanotecnologias están en expansión
desde hace algunos años. En general, aún no salen del laboratorio,
donde operan con átomos y moléculas, el universo del “nano”:
milmillonésimo (12 ceros tras la coma decimal) de cualquier unidad básica.
El objetivo de estos desarrollos incluye máquinas, dispositivos y sistemas
informáticos que revolucionarán industrias, servicios, prestaciones
y terapias.
Por ejemplo, ya es común en la ficción encontrar nanomáquinas
autorreplicantes. No sólo porque las metan en sus libros oportunistas
como Michael Crichton o Dipak Chopra. En realidad, esos textos son constantemente
superados por experiencias científicas serias -como las de Hewlett-Packard-
y proyectos como el de Sony-Toshiba.
La segunda firma confirmó haber desarrollado un prototipo de microprocesador
integrado a gran escala (MIGE) empleando circuitos cuyo ancho no pasa de 65
nanómetros. La idea es producirlos masivamente hacia 2005. La mayoría
de los semiconductores actuales usa circuitos de 130 nanómetros.
Esta alianza entre gigantes japoneses, forjada en 2002, es una de las primeras
en grabar un MIGE con esos nanocircuitos. Toshiba sostiene que le ganó
a IBM por varios meses, lo cual le permitirá llegar al mercado en menos
de dos años.
A su vez, Intel anunció que había desarrollado chips funcionales
de cuatro megabitios para memorias estáticas de acceso aleatorio. En
este punto, se corre el riesgo de quemar etapas y desactualizar recientes innovaciones.
De hecho, la fabricación masiva de circuitos de 90 nanómetros
recién empezó este año.
“Esto es significativo, porque la meta 2005 dará vuelta el contexto
competitivo”, señala un analista sectorial de HSBC Securities (Tokio).
No obstante, “Toshiba se adelantó a lanzar el anuncio, pero los
plazos de sus rivales no parecen muy diferentes y, entretanto, podrían
aparecer sorpresas en el segmento de semiconductores”
Sin duda, la creciente competencia en el área o los altos costos de
investigación y desarrollo están obligando a alianzas estratégicas
multisectoriales. Sony, que no era importante en materia de chips, decidió
juntarse con Toshiba en algo que para ella es un insumo, capaz de diferenciar
sus productos.
La inversión en IyD proyectada pasa de US$ 4.600 millones en 2004-6.
Aparte de Toshiba, el programa incluye a IBM y su meta inicial es la próxima
generación de la consola para videojuegos PlayStation 3. Luego, los chips
se incorporarán a una amplia gama de productos, desde impresoras hasta
celulares.
La cifra aludida apunta a otro peligro tipo megaburbuja 1998-2000: una carrera
de crecientes inversiones. Las nanotecnologías ya están en la
mira de los capitales a riesgo: sólo en Estados Unidos, hay 300 firmas
financieras centradas en la categoría.