Jorge Odón, mecánico de autos, creó su primer prototipo en su cocina, usando una jarra de vidrio como útero, la muñeca de su hija como bebé atrapado y una bolsa y manga de tela cosida por su mujer como dispositivo salvador.
La idea logró el respaldo de la Organización Mundial de la Salud y de importantes donantes. Una compañía de tecnología médica acaba de comprar la licencia para su producción.
Con el Dispositivo Odón un asistente coloca una bolsa plástica dentro de una manga plástica lubricada alrededor de la cabeza, la infla para que sujete la cabeza y tira de la bolsa hasta que salga el bebé.
Los médicos dicen que tiene enorme potencial para salvar bebés en los países pobres y tal vez para reducir cesáreas en los países ricos.
Mario Merialdi, coordinador jefe de la Organización Mundial de la Salud para el mejoramiento de la salud maternal y perinatal, fue el primero en ver las posibilidades del dispositivo.
Casi 10% de los 137 millones de nacimientos anuales en todo el mundo tienen complicaciones que pueden ser serias. Unos 5,6 millones de bebés nacen muertos o mueren pronto y alrededor de 260.000 mujeres mueren en el parto. El parto obstruido , que puede ocurrir cuando la cabeza del bebé es demasiado grande o cuando cesan las contracciones en la madre, es uno de los principales factores.
En los países ricos, complicaciones de ese tipo terminan en la sala de operaciones. En los pobres, si el bebé no sale, la madre no tiene a quien recurrir, dice Merialdi. Las actuales opciones en esos casos son los fórceps (grandes pizas redondeadas) o tazas de succión adheridas a la cabeza del bebé. En manos poco hábiles, cualquiera de los dos métodos pueden provocar hemorragias, aplastar la cabeza del bebé o torcer su columna.
Si bien todavía hay que realizar más pruebas al “Odón Device”, los médicos opinan que es seguro para que lo usen parteras con mínima capacitación.
El dispositivo ya consiguió donaciones de la United States Agency for International Development y de Grand Challenges Canada. El dispositivo será fabricado por Becton, Dickinson and Company, o BD, de Franklin Lakes, N.J., una empresa conocida por sus jeringas.
Hasta ahora, el dispositivo sólo ha sido probado con 30 mujeres argentinas en hospitales, todas las cuales ya habían dado a luz con anterioridad. La WHO vigilará las pruebas en más de 100 mujeres en situación de parto normal en China, India y Sudáfrica, y luego en 170 mujeres con parto obstruido.
El origen de la idea
En su garaje, Odón y sus compañeros mecánicos comentaban un video que mostraba cómo se podía sacar un corcho atrapado dentro de una botella insertando una bolsa de supermercado, luego inflándola hasta que rodee el corcho y luego tirando de la bolsa. En la noche tuvo la idea y a la mañana siguiente comenzó a moverse para hablar con un obstetra. El médico lo alentó y él se puso a trabajar.
“El problema del parto obstruido”, dice Merialdi, “necesitaba un mecánico. Un obstetra habría pensado en perfeccionar el fórceps o en perfeccionar el succionador al vacío. Por eso digo que hacía falta un mecánico. Y hace diez años el mecánico probablemente no habría tenido la idea porque no existía You Tube. Sin You Tube, Odón nunca habría visto el video”.