La Chengdu Aerospace Science and Technology Microelectronics System Research Institute Company (CASC) planea construir una luna artificial que sería ocho veces más brillante que la luna real, según informa el diario chino The People’s Daily. La luna falsa sería en realidad un satélite construido para iluminar áreas entre 9 y 80 kilómetros de radio y reemplazaría al alumbrado público en la ciudad de Chengdu. Proyectan lanzar el satélite en 2020 y, según el CEO de la compañía, ya han comenzado las pruebas.
Paralelamente, muchos otros grupos intentan devolverle al mundo algo de su oscuridad natural. Un estudio publicado en 2016 demostró que más de 80% del mundo y 99% de la gente en Estados Unidos y Europa vive en zonas de “alta polución lumínica” donde el brillo natural del cielo nocturno ha sido alterado por la luz artificial que emana de edificios y alumbrado público. Ciudades enteras (como Flagstaff en Arizona y Ketchum en Idaho) están trabajando activamente para reducir las emisiones de luz por las noches. Ambas ciudades han sido certificadas como “comunidades de cielo oscuro” por un grupo llamado la International Dark Sky Association, que ofrece la designación de “cielo oscuro” a pueblos, parques, reservas, santuarios y otros lugares que trabajen activamente para lograr un “cielo nocturno más natural”.
Pero más allá del aspecto estético, se está demostrando que la polución lumínica afecta la salud. Hay investigaciones que demuestran que el exceso de luz por la noche altera el sueño, algo que se relaciona con el cáncer, la obesidad y la depresión. También altera los patrones naturales de la vida salvaje: los animales nocturnos como los murciélagos son menos activos en zonas con polución lumínica; los animales que usan la luz para orientarse, como los pájaros y las tortugas de mar, se confunden si hay demasiada. La acumulación de esos cambios podría alterar los ecosistemas.
Para responder a las preocupaciones que surgieron acerca del efecto que podría tener la luna artificial en la vida salvaje, el People’s Daily citó a Kang Weimin, director de óptica del Instituto de Tecnología Harbin, quien dijo que “la luz del satélite es similar a ‘un resplandor similar al de un anochecer’, de modo que no afectaría las rutinas de los animales”. Pero ante los actuales niveles de polución lumínica que ya sufren los animales, un resplandor constante empeoraría las cosas.