lunes, 23 de diciembre de 2024

Los robots harán desaparecer millones de empleos

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La humanidad siempre receló de las novedades que cambiaban el presente para bosquejar un futuro incierto. Cuando aquél se volvía presente advertía finalmente que las ventajas de los cambios superaban las desventajas. La única diferencia entre aquel pasado y hoy es la velocidad con que se nos viene encima el futuro.

Eso dice el profesor Greg Maryniak, vicepresidente de innovación en la Singularity University, quien advierte que hay dos grandes problemas que deberían ser objeto de profundo análisis ahora: la energía y los robots.

¿Los robots y la inteligencia artificial eliminarán empleos en casi todas las áreas?
Con la tasa de desempleo en Estados Unidos cayendo a 5,3%, la más baja en 7 años, los legisladores están respirando tranquilos. En verdad, con el avance del boom tecnológico hay motivos para el optimismo. La manufactura está regresando a las costas norteamericanas con robots haciendo el trabajo de los obreros chinos: las automotrices norteamericanas producirán masivamente vehículos eléctricos que se manejarán en forma autónoma; las empresas de tecnología desarrollarán dispositivos médicos y mejorarán la salud y aumentarán la longevidad.; tendremos energía limpia ilimitada e impresión en 3D para las necesidades diarias. El costo de todas esas cosas se desplomará y será posible cubrir las necesidades básicas de todos los seres humanos.
Estamos hablando de avances tecnológicos que están ocurriendo hoy pero que darán sus frutos en la década de 2020.
Entonces los legisladores tendrán un problema nuevo: la desaparición de empleos humanos. No solo habrá menos empleos para la gente que hace trabajo manual, también los trabajadores del conocimiento serán reemplazados por computadoras. Casi todas las industrias y profesiones sentirán el impacto y eso creará una serie de problemas sociales, porque la mayoría de la gente no se va a poder adaptar a un cambio tan dramático. 
Si podemos desarrollar las estructuras económicas necesarias para distribuir la prosperidad que estamos creando, la mayoría de las personas ya no tendrán que trabajar para sostenerse. Tendrán tiempo libre para emprender otras actividades. El problema es que sin empleos no tendrán la dignidad, el compromiso social y la sensación de plenitud que proviene del trabajo. La libertad y la búsqueda de felicidad que garantiza la constitución no se lograrán a través del trabajo. Habrá que buscar otros medios. Es imperativo, entonces, que entendamos los cambios que están ocurriendo y encontremos modos de suavizar los impactos.

Pérdida masiva de empleos

La élite tecnológica que está liderando esta revolución asegurará que no hay nada de qué preocuparse porque crearemos nuevos empleos como ocurrió en los siglos anteriores cuando se produjo la transición de la economía agraria a la industrial. Marc Andreessen ha llamado a esta idea de un futuro sin empleos una “falacia ludita” refiriéndose a los temores de que las máquinas eliminarían empleos humanos. Esos temores resultaron infundados porque creamos nuevos y mejores empleos y estuvimos mucho mejor. 
Cierto, estamos viviendo una vida mejor. Pero lo que está faltando en estos argumentos es el marco de tiempo en el cual se produjeron las transiciones. La revolución industrial se fue desarrollando a lo largo de varios siglos. Las revoluciones tecnológicas de hoy están ocurriendo en años. Seguramente vamos a crear algunos empleos intelectualmente exigentes, pero no podremos recapacitar a los trabajadores que pierden su empleo hoy. Ellos sufrirán el mismo desempleo y desesperación que sus ancestros. Son ellos los que deberían preocuparnos. 
La primera gran ola de desempleo será causada por los autos con autonomía de manejo. Seguramente traerán enormes beneficios eliminando accidentes y congestión de tránsito, haciendo más productivo el tiempo de traslado y reduciendo el uso de energía. Pero van a eliminar millones de puestos de trabajos a taxistas, camioneros y transportistas en general. Los autos robóticos totalmente automatizados ya no están en el ámbito de la ciencia ficción. También hay camiones que se manejan solos en las autopistas y tractores que se manejan solos en las granjas. Uber acaba de echar a docenas de ingenieros de la Carnegie Mellon University para construir sus propios autos robots. Seguramente comenzará a reemplazar a los conductores humanos en cuanto su tecnología esté lista. Y entonces desaparecerá el conductor.
La manufactura también se va a transformar. Desde hace muchos años los robots vienen realizando operaciones quirúrgicas, ordeñe de vacas, reconocimientos militares y ensamble de productos. Pero no eran lo suficientemente hábiles como para hacer el tipo de trabajo que hacen los humanos al instalar placas de circuitos integrados. La última generación de robots industriales de la suiza ABB y la norteamericana Rethink Robotics pueden hacer eso. Yumi, el robot de ABB, puede hasta enhebrar una aguja. Cuesta US$ 40.000.
Con los avances en inteligencia artificial, cualquier empleo que requiera el análisis de información puede hacerse mejor con computadoras. Esto incluye los puestos de los físicos, abogados, contadores y brokers de bolsa. Seguiremos necesitando algunos humanos para interactuar con los que prefieren contacto humano, pero el grueso del trabajo desaparecerá.

Las máquinas necesitan poca ayuda humana. 

Este futuro sin empleo seguramente va a crear problemas sociales, pero esa podría ser una oportunidad para que la humanidad reaccione. ¿Por qué tenemos que trabajar 40, 50 y hasta 60 horas por semana? Así como estábamos mejor dejando atrás la dura vida agraria y los trabajos repetitivos en la fábrica, también podríamos estar mejor sin el mecánico trabajo de la oficina. ¿Y si pudiéramos trabajar 10 o 15 horas por semana desde cualquier lugar y tener el resto del tiempo para esparcimiento, trabajo social o adquisición de conocimiento? 
Porque sí habrá un aumento de los negocios del turismo y la recreación y allí se crearán algunos empleos. 
Hay tantas cosas para entusiasmarse como para temer. Si somos lo suficientemente inteligentes como para desarrollar tecnologías que solucionan los problemas de las enfermedades, el hambre, la energía y la educación seguramente podremos también encontrar soluciones para los problemas sociales. Pero debemos comenzar por comprender hacia dónde vamos y prepararnos para los cambios. Debemos ir más allá de la “falacia ludita” y pasar a una conversación profunda sobre el nuevo futuro.

Visiones del futuro

En robótica el lenguaje tiene mucha importancia

El mes pasado en una fábrica de Volkswagen hubo un accidente mientras un técnico trabajaba en un robot: terminó aplastado y murió. La prensa tituló “robot mató obrero”. “Cuidado con esto”, dice Ron Kinsley, experto en inteligencia artificial, “los robots, por ahora, no tienen intenciones propias. No matan, no se los puede hacer responsables”.

 

“La responsabilidad ?agregó? hay que buscarla en otra parte, siempre en el ámbito de los seres humanos”. La participación de robots en muertes humanas no es novedad. Esta última muerte en la planta de Volkswagen en Baunatal, Alemania, tuvo mucha repercusión, pero es muy similar a otro caso que ocurrió con un robot industrial hace 34 años. 
Estos incidentes ya ocurrieron antes y van a ocurrir otra vez. Aunque sigan subiendo los estándares de seguridad y se reduzca la posibilidad de que ocurra un accidente en cuaquier interacción entre humanos y robots, estos acontecimientoS se volverán más frecuentes por el simple aumento en el número de robos que se están usando. 
Por eso es importante entender muy bien este tipo de incidente y una forma importante de hacerlo es usar con propiedad el lenguaje que se usa para describirlo. Aunque tiene mucho más gancho titular el accidente de Baunatal como “robot mata obrero” , como muchas publicaciones lo han hecho, eso induce a un error rayano en lo irresponsable. Sería mucho mejor expresarlo de esta manera ” Obrero muerto en accidente con robot”, opina Ron Chrisley, filósofo, matemático y experto en robótica e inteligencia artificial. 
Chrisley admite que titular “robot mata obrero” es mucho más atractivo que su propuesta, pero precisamente ahí está el punto. Los robots, a pesar de lo que nos incita a creer la ciencia ficción y a pesar también de lo que pueda ocurrir en un futuro lejano, actualmente carecen de lo que consideramos intenciones reales, emociones y propósitos. Y contrariamente a algunas versiones alarmistas, tampoco van a tener esas capacidades en el futuro cercano. 
Solamente pueden “matar” como mata un huracán (o un auto, o un revólver). No pueden matar en el sentido que lo hacen algunos animales, mucho menos en el sentido de asesinato. Y sin embargo asesinato es lo que viene a la mente de muchas personas cuando leen “robot mata obrero”.

Miedo al robot

Según la perspectiva de este especialista, insistir en el uso correcto del lenguaje no es un ejercicio de pedantería académica. Lo que está en juego es mucho. En primer lugar, porque alimentar el temor a los robots puede conducir a otro innecesario “invierno en inteligencia artificial”, o sea un periodo en que la tecnología deja de recibir financiamiento para la investigación. Eso demoraría o anularía los considerables beneficios que los robots pueden aportar no solo a la industria sino a la sociedad en general. Pero aun cuando uno no sea optimista sobre los beneficios de los robots, igualmente debería interesarse en que el tema se trate como corresponde. Como los robots no tienen responsabilidad, los humanos son los responsables de lo que hacen los robots. Sin embargo, a medida que los robots adquieren predominancia, cada vez más nos va a parecer que tienen autonomía e intenciones propias, por las cuales parecerá que deberían hacerse responsables. 
A pesar de que podría llegar el día en que esa apariencia coincida con la realidad, habrá todavía un largo tiempo (que ya ha comenzado) durante el cual esa apariencia será falsa. Incluso hoy nos sentimos tentados a categorizar nuestras interacciones con robots como nuestras responsabilidades y sus responsabilidades. Esto crea el peligro de que usemos al robot como chivo expiatorio y olvidemos que la responsabilidad de lo que éstos hacen la debemos buscar en los diseñadores y los usuarios humanos.

¿Robots éticos o robots éticamente hechos? 

No solamente son quienes relatan lo que hacen los robots los que deberían usar el lenguaje con propiedad. También deben tener las ideas claras los legisladores, los vendedores y los que trabajan en investigación y desarrollo que están diseñando los robots de hoy y mañana. En lugar de preguntar “¿cuál es la mejor manera de hacer robots éticos?”, deberíamos preguntar “¿cuál es la mejor manera de hacer robots éticamente?”.
De adoptarse este sutil cambio de lenguaje, habría grandes cambios en diseño. Por ejemplo, tratar de dar a los robots leyes éticas para seguir exigiría que les diéramos un nivel de sentido común casi humano para aplicarles esas leyes, algo que sería muy difícil. En lugar de elegir ese camino sin salida, podríamos aspirar a tener máquinas que sean el resultado de la propia ética de sus diseñadores, así como intentamos diseñar éticamente la tecnología no robótica. 
En el accidente de Volkswagen, alguien de la compañía parece haber dicho que “las conclusiones iniciales indican que hubo error humano y no un problema con el robot”. Hay otras versiones circulando también afirmando que fue error humano y no responsabilidad en el robot. Esto implica que, en otras circunstancias, el robot podría hacer sido considerado culpable del accidente. 
Si hubo un “problema con el robot”, sea por materiales defectuosos, por el mal funcionamiento de la placa de circuitos, o mala programación o diseño deficiente de la instalación o los protocolos operativos, siempre estaríamos hablando de error humano. Claro que hay accidentes industriales donde ninguna persona o grupo de personas tienen la culpa. Pero no nos deberíamos sentir tentados, por la apariencia del robot, a absolver de responsabilidad a sus creadores humanos. Al menos no por ahora.

Bienvenida la revolución robótica

Si bien la robótica está todavía muy lejos de dominar el mundo de los negocios, esta tecnología ya traspasó el punto de la simple sustitución de las actividades humanas existentes y dio inicio a un modelo de trabajo colaborativo junto a la gente, lo que PwC llama ?fuerza de trabajo mixta?.
Así la inversión en robótica sigue creciendo: las empresas de capital de riesgo invirtieron alrededor de US$172 millones en 2013, mientras que los líderes en tecnología ya están comprando tecnología robótica.
En consecuencia, los CEO de todo el mundo están dándole la bienvenida a esta revolución tecnológica, según el último CEO Pulse de PwC, que explora las percepciones actuales de los CEO sobre cómo la robótica en el lugar de trabajo está cambiando sus negocios en la actualidad y en un futuro cercano.

Algunas de las principales conclusiones

Rentable y productiva. Los CEO están de acuerdo en que la robótica va a hacer sus empresas más eficientes y 94% de los que ya han adoptado la robótica considera que se ha incrementado la productividad en sus negocios.
Motor de la innovación. Además, 64% de los CEO está seguro de que la robótica traerá nuevas innovaciones a sus modelos de negocio.
Creciente papel de la robótica en TI, ventas y servicios al consumidor. Si bien la fabricación y la producción son las áreas en las que la mayoría de los CEO han adoptado tradicionalmente la robótica, también han identificado a TI, ventas y servicio al cliente como las tres áreas clave que tendrán un toque robótico en un futuro próximo.
Además, los CEO encuestados también esperan que en los próximos cinco años, casi una quinta parte de las tareas de la fuerza de trabajo tenga un elemento de la robótica entre ellos. Resulta difícil de decir si esto será sustitución pura ( 58% dice que tienen la intención de reducir el personal a causa de la robótica en el mismo período de tiempo) o una búsqueda de nueva forma de trabajo colaborativo.

Los desafíos de la robótica

A medida que la capacidad y el papel de la robótica crece, las empresas también se verán en la obligación de enfrentarse a una serie de desafíos, incluyendo:
El gran “debate sobre el empleo”. Si bien persiste el temor general respecto del alcance que tendrá el impacto de la robótica y la automatización en la fuerza de trabajo, el 69% de los CEO encuestados no estuvo de acuerdo en que la robótica hará que algunos puestos de trabajo altamente calificados quedarán obsoletos. En cambio, existe una creencia más amplia respecto de que la robótica ayudará a crear oportunidades nuevas y apasionantes para los trabajadores al automatizar las tareas repetitivas.
Nuevas habilidades. A medida que la robótica se integra más en toda la empresa, los empleadores van a tener que invertir en re-capacitar muchos sectores de la fuerza de trabajo para adaptarse a trabajar juntos y administrar los procesos robóticos e incluso los colegas.
Asegurar contra el riesgo y proteger la propiedad intelectual. A medida que las empresas comienzan a automatizar los procesos y/o introducir más inteligencia artificial en las tareas de “pensar” de los empleados administrativos (como gestión del conocimiento, análisis, servicios de negocios y legislación) esta nueva fuerza de trabajo de conocimiento automatizado planteará problemas reales para las empresas en términos de asegurarse contra el riesgo (por ejemplo, fallas de software, ciberataques o fragilidad sistémica) y de la protección de la propiedad intelectual.

El fantasma de Terminator

El profesor Stephen Hawking unió su firma a la de las más grandes personalidades en ciencia y tecnología que, mediante una carta abierta en la que piden que se prohíban los “robots asesinos” y advierten que si se cruza esa línea se podría comenzar una nueva carrera armamentista global.
La carta, firmada por más de 1.00 expertos en el campo de la inteligencia artificial, dice textualmente que una “carrera armamentista militar de IA (inteligencia artificial” es una mala idea. Aunque los “soldados robots” todavía ss encuentran en etapa de diseño, los rápidos avances en poder computacional e inteligencia artificial abren la posibilidad de que los ejércitos los usen. La carta advierte que el desarrollo de sistemas de armas que pueden en forma independiente identificar y atacar objetivos sin ninguna intervención humana crearían “la tercera revolución en conflictos armados, desde la invención de la pólvora y las armas nucleares. Pinta un oscuro escenario de conflictos futuros que se parecen mucho a la película Terminator.
Entre los firmantes de la carta figuran también el profesor del MIT Noam Chomsky, Demis Hassabis, jefe del departamento de IA de Google y Daniel Dennett, experto en conciencia y ética.

 

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