Pero recién ahora comenzamos a darnos cuenta del verdadero efecto transformador de la tecnología en la forma en que consumimos, preparamos y hasta financiamos la comida. En esto hay dos países pioneros: Gran Bretaña y Estados Unidos. Dos sociedades que están disparando tendencias y la interconexión entre cocina y tecnología.
Provenance, por ejemplo, una start-up británica, está definiendo un nuevo estándar. Usando tecnología blockchain(la misma que se usa para el bitcoin) brinda a restaurantes y particulares los medios para rastrear todo el camino que recorren los pescados y mariscos desde el mar hasta la mesa.
Hay otra tecnología que va un poco más allá: reemplaza totalmente la proteína animal. Las firmas de Silicon Valley imitaron el éxito de una compañía británica que vende carne picada que en realidad es proteína sin carne. Además, están juntando cientos de millones de dólares para simular para simular la carne animal usando enzimas vegetales. Pero para dar una idea de la rapidez con que están cambiando los gustos culinarios ha que mirar los mercados tecnológico-alimentarios de Estados Unidos y Gran Bretaña y así tener una idea de cómo podríamos estar alimentándonos dentro de algunas décadas. La antigua cocina de hierro AGA – una vieja cocina de lujo británica que aquí se llamó “cocina económica” — fue comprada por una empresa de Illinois el año pasado, renovada para adecuadla a los gustos norteamericanos y para adquirir eficiencia energética con su diseño original.
Los nuevos productos para cocinar llegan al mercado con mucha rapidez y rompen las barreras que antes existían entre ambos países anglosajones. Empresas y consumidores en Estados Unidos están innovando para combinar tecnología con técnicas clásicas de cocina que aceleran el ritmo de la transformación culinaria