Durante los años del boom de la alta tecnología, las empresas de todos los sectores trataban de emular a sus colegas tecnológicos. Pero ahora ocurre lo contrario: los grandes vendedores de tecnología comienzan a mirar las prácticas comerciales de sus ex admiradores, esos que pertenecen a los negocios de crecimiento lento. Allí encontrarán lecciones de cómo aumentar productividad y usar las mejoras estratégicamente para aumentar participación en el mercado.
Lo deben hacer no sólo para recortar costos sino para cambiar la relación input/output, o sea, el valor de lo que incorporan al proceso de producción comparado con lo que extraen. Las empresas de alta tecnología siempre se han concentrado en innovación de productos, y la economía de producir y vender tecnología en un ambiente de alta demanda les permitió aumentar el valor de lo que producían con determinada cantidad de trabajo, capital, bienes y servicios comprados. Ahora deben poner el mismo esfuerzo para ofrecer la misma o mayor producción con menos insumos y desarrollar no sólo productos y servicios sino procesos operativos innovadores.
Un reducido número de vendedores de alta tecnología – conscientes de esta nueva realidad — ha desarrollado procesos de negocios extremadamente productivos o aprovechado la ventaja de los menores costos para crear y luego ampliar su ventaja frente a sus competidores. Esas empresas ofrecen a sus clientes productos comparables a los de sus rivales pero además a precios más bajos. Así, representan un serio desafío a los competidores más lentos en ingresar a la carrera de la productividad.
Para empresas que durante mucho tiempo lograron sus ganancias creando productos y servicios innovadores – “lo último en…” –, la transición a una nueva filosofía operativa no va a ser fácil. Sin embargo las que no lo hagan tendrán que elegir entre proteger sus ganancias cediendo participación en el mercado, o proteger su participación en el mercado a expensas de sus ganancias.
Durante los años del boom de la alta tecnología, las empresas de todos los sectores trataban de emular a sus colegas tecnológicos. Pero ahora ocurre lo contrario: los grandes vendedores de tecnología comienzan a mirar las prácticas comerciales de sus ex admiradores, esos que pertenecen a los negocios de crecimiento lento. Allí encontrarán lecciones de cómo aumentar productividad y usar las mejoras estratégicamente para aumentar participación en el mercado.
Lo deben hacer no sólo para recortar costos sino para cambiar la relación input/output, o sea, el valor de lo que incorporan al proceso de producción comparado con lo que extraen. Las empresas de alta tecnología siempre se han concentrado en innovación de productos, y la economía de producir y vender tecnología en un ambiente de alta demanda les permitió aumentar el valor de lo que producían con determinada cantidad de trabajo, capital, bienes y servicios comprados. Ahora deben poner el mismo esfuerzo para ofrecer la misma o mayor producción con menos insumos y desarrollar no sólo productos y servicios sino procesos operativos innovadores.
Un reducido número de vendedores de alta tecnología – conscientes de esta nueva realidad — ha desarrollado procesos de negocios extremadamente productivos o aprovechado la ventaja de los menores costos para crear y luego ampliar su ventaja frente a sus competidores. Esas empresas ofrecen a sus clientes productos comparables a los de sus rivales pero además a precios más bajos. Así, representan un serio desafío a los competidores más lentos en ingresar a la carrera de la productividad.
Para empresas que durante mucho tiempo lograron sus ganancias creando productos y servicios innovadores – “lo último en…” –, la transición a una nueva filosofía operativa no va a ser fácil. Sin embargo las que no lo hagan tendrán que elegir entre proteger sus ganancias cediendo participación en el mercado, o proteger su participación en el mercado a expensas de sus ganancias.