Golpe al comercio de semillas ilegales

La Justicia reconoce una nueva técnica para detectar semillas ilegales diseñada por los productores. El comercio ilegal de semillas perjudica principalmente a las futuras investigaciones agrícolas.

28 marzo, 2001

Las empresas semilleras están aplicando una nueva herramienta para detectar y comprobar la presencia de semillas ilegales en el mercado.

Actualmente –y gracias a los avances de la biotecnología– la identificación de los piratas de la semilla ya no es un problema: la identificación varietal de las semillas por técnicas moleculares es una tarea sencilla, rápida, no es costosa y realizable por cualquier laboratorio estatal o privado.

Puede parecer un tanto extraña o difícil de entender, pero su uso es muy simple. Es precisamente la tecnología de marcadores moleculares la que se está utilizando exitosamente en los programas de mejoramiento genético, para obtener variedades de mejor calidad y más productivas.

Esta técnica fue aplicada en diversos trabajos de investigación, y se obtuvo una rápida identificación de las variedades de granos ya inscriptas y comercializadas en el mercado local y la misma fue reconocida como elemento probatorio ante la Justicia para juzgar y castigar el robo y el comercio ilegal de semillas.

El accionar ilegal, que en la Argentina es una práctica lamentablemente muy arraigada, es una preocupación permanente para las entidades agropecuarias y oficiales.

De acuerdo a cifras aportadas por la Asociación Argentina para la Protección de las Obtenciones Vegetales (Arpov) en 1999, alrededor de 40% de las semillas sembradas en la Argentina habían sido adquiridas en forma ilegal.

En 2000 este delito significó una evasión fiscal estimada en $ 70 millones y las empresas semilleras no facturaron por sus productos, más de $ 180 millones.

Las técnicas se han simplificado tanto que actualmente es casi tan simple identificar una variedad de un cultivo como leer el código de barras de un producto en un supermercado.

Esta nueva herramienta permite analizar muestra sospechosas (planta entera, semillas, trozos de hoja) provenientes de campos de presuntos infractores o de bolsas que contienen semillas ilegales.

Para su análisis, las semillas son debidamente codificadas para preservar la objetividad del análisis y se acondicionan.

En el lapso de una hora está extraído el ADN de las semillas y listo para ser cuantificado y amplificado; y en 24 horas se puede determinar en forma certera y precisa si la muestra analizada pertenece a un productor o multiplicador que ha cultivado o producido granos adquiridos en forma ilegal.

La aplicación de la normativa legal vigente y el reconocimiento de esta nueva técnica de identificación varietal para realizar las pericias adecuadas por parte de la Justicia contribuirán a identificar a los infractores y desarticular, o al menos, disminuir la piratería en las semillas.

Las empresas semilleras están aplicando una nueva herramienta para detectar y comprobar la presencia de semillas ilegales en el mercado.

Actualmente –y gracias a los avances de la biotecnología– la identificación de los piratas de la semilla ya no es un problema: la identificación varietal de las semillas por técnicas moleculares es una tarea sencilla, rápida, no es costosa y realizable por cualquier laboratorio estatal o privado.

Puede parecer un tanto extraña o difícil de entender, pero su uso es muy simple. Es precisamente la tecnología de marcadores moleculares la que se está utilizando exitosamente en los programas de mejoramiento genético, para obtener variedades de mejor calidad y más productivas.

Esta técnica fue aplicada en diversos trabajos de investigación, y se obtuvo una rápida identificación de las variedades de granos ya inscriptas y comercializadas en el mercado local y la misma fue reconocida como elemento probatorio ante la Justicia para juzgar y castigar el robo y el comercio ilegal de semillas.

El accionar ilegal, que en la Argentina es una práctica lamentablemente muy arraigada, es una preocupación permanente para las entidades agropecuarias y oficiales.

De acuerdo a cifras aportadas por la Asociación Argentina para la Protección de las Obtenciones Vegetales (Arpov) en 1999, alrededor de 40% de las semillas sembradas en la Argentina habían sido adquiridas en forma ilegal.

En 2000 este delito significó una evasión fiscal estimada en $ 70 millones y las empresas semilleras no facturaron por sus productos, más de $ 180 millones.

Las técnicas se han simplificado tanto que actualmente es casi tan simple identificar una variedad de un cultivo como leer el código de barras de un producto en un supermercado.

Esta nueva herramienta permite analizar muestra sospechosas (planta entera, semillas, trozos de hoja) provenientes de campos de presuntos infractores o de bolsas que contienen semillas ilegales.

Para su análisis, las semillas son debidamente codificadas para preservar la objetividad del análisis y se acondicionan.

En el lapso de una hora está extraído el ADN de las semillas y listo para ser cuantificado y amplificado; y en 24 horas se puede determinar en forma certera y precisa si la muestra analizada pertenece a un productor o multiplicador que ha cultivado o producido granos adquiridos en forma ilegal.

La aplicación de la normativa legal vigente y el reconocimiento de esta nueva técnica de identificación varietal para realizar las pericias adecuadas por parte de la Justicia contribuirán a identificar a los infractores y desarticular, o al menos, disminuir la piratería en las semillas.

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