Tanto Verizon Communications como AT&T se han convertido en pioneras de la nueva aventura. Aunque las empresas de cable y satelitales han invertido miles de millones en el mejoramiento de sus sistemas de entrega para adaptarse a un futuro en el cual todas las formas de entretenimientos serán digitales e interactivas interactivas, las telefónicas ( Baby Bells) sostienen que cuando terminen sus inversiones en ancho de banda, estarán en mejores condiciones que sus rivales. Prometen un número casi infinito de canales, muchos de ellos en alta definición y una cantidad de elementos de interactividad (como chequear e-mails o los mensajes telefónicos en la pantalla del televisor).
Pero como muy bien saben las telefónicas, los peligros son muchos. Los gastos de capital son importantes y, al no tener mucho ascendiente con los creadores de contenido, terminan pagando más por la programación que las empresas de cable y operadoras satelitales. Además, no les va a ser muy fácil llegar a una cantidad significativa de consumidores. AT&T no va a desplegar su servicio hasta la segunda mitad del año entrante, o el siguiente. Eso significa que las operadoras de cable tendrán años para solidificar sus relaciones con sus clientes para todas sus necesidades de televisión y comunicaciones.
El negocio del cable está fuerte. En sólo dos años logró convencer a unos dos millones de familias que abandone la compañía telefónica. Cablevision consiguió más de 600.000 abonados. Time Warner Cable se acerca al millón de cuentas. Y Comcast, la operadora de cable más grande del país (con 21,5 millones de clientes) finalmente orientó a su máquina de marketing hacia el negocio telefónico.
A medida que las Baby Bell se ponen movimiento, las empresas de cable despliegan una agresiva política de vender paquetes muy baratos de televisión, banda ancha y servicios telefónicos. También están ofreciendo muchos de los servicios que se supone ofrecerán las telcos. Comcast, por ejemplo, ahora regala casi 3.800 horas de películas y programas on-demand a algunos suscriptores. Time Warner Cable y otras ofrecen una cantidad de funciones interactivas, como videojuegos y compra hogareña y dan en leasing poderosas videograbadoras digitales. Eso les generará no sólo más ingresos sino que hará más difícil para Verizon y AT&T la tarea de atraer clientes de cable.
Los que creen en las posibilidades del proyecto de las telco hablan de los miles de millones de abonados con que cuentan y de su experiencia en la lucha por sobrevivir. Sin duda, tendrán muchos obstáculos – de tipo financiero, técnico y cultural – para hacer una mella significativa en el negocio. Hay muchos que no entienden cuál va a ser el modelo económico y cómo las va a recompensar.
Cómo les va a ir está por verse, pero uno de los resultados parece bastante seguro, dice Nicole Browning, presidenta del departamento de ventas y marketing de MTV Networks: “Habrá más opciones y más posibilidades para quienes no estén satisfechos con lo que obtienen” .
Tanto Verizon Communications como AT&T se han convertido en pioneras de la nueva aventura. Aunque las empresas de cable y satelitales han invertido miles de millones en el mejoramiento de sus sistemas de entrega para adaptarse a un futuro en el cual todas las formas de entretenimientos serán digitales e interactivas interactivas, las telefónicas ( Baby Bells) sostienen que cuando terminen sus inversiones en ancho de banda, estarán en mejores condiciones que sus rivales. Prometen un número casi infinito de canales, muchos de ellos en alta definición y una cantidad de elementos de interactividad (como chequear e-mails o los mensajes telefónicos en la pantalla del televisor).
Pero como muy bien saben las telefónicas, los peligros son muchos. Los gastos de capital son importantes y, al no tener mucho ascendiente con los creadores de contenido, terminan pagando más por la programación que las empresas de cable y operadoras satelitales. Además, no les va a ser muy fácil llegar a una cantidad significativa de consumidores. AT&T no va a desplegar su servicio hasta la segunda mitad del año entrante, o el siguiente. Eso significa que las operadoras de cable tendrán años para solidificar sus relaciones con sus clientes para todas sus necesidades de televisión y comunicaciones.
El negocio del cable está fuerte. En sólo dos años logró convencer a unos dos millones de familias que abandone la compañía telefónica. Cablevision consiguió más de 600.000 abonados. Time Warner Cable se acerca al millón de cuentas. Y Comcast, la operadora de cable más grande del país (con 21,5 millones de clientes) finalmente orientó a su máquina de marketing hacia el negocio telefónico.
A medida que las Baby Bell se ponen movimiento, las empresas de cable despliegan una agresiva política de vender paquetes muy baratos de televisión, banda ancha y servicios telefónicos. También están ofreciendo muchos de los servicios que se supone ofrecerán las telcos. Comcast, por ejemplo, ahora regala casi 3.800 horas de películas y programas on-demand a algunos suscriptores. Time Warner Cable y otras ofrecen una cantidad de funciones interactivas, como videojuegos y compra hogareña y dan en leasing poderosas videograbadoras digitales. Eso les generará no sólo más ingresos sino que hará más difícil para Verizon y AT&T la tarea de atraer clientes de cable.
Los que creen en las posibilidades del proyecto de las telco hablan de los miles de millones de abonados con que cuentan y de su experiencia en la lucha por sobrevivir. Sin duda, tendrán muchos obstáculos – de tipo financiero, técnico y cultural – para hacer una mella significativa en el negocio. Hay muchos que no entienden cuál va a ser el modelo económico y cómo las va a recompensar.
Cómo les va a ir está por verse, pero uno de los resultados parece bastante seguro, dice Nicole Browning, presidenta del departamento de ventas y marketing de MTV Networks: “Habrá más opciones y más posibilidades para quienes no estén satisfechos con lo que obtienen” .