<p>La era de los medios sociales no comenzó en 2011 pero durante esos doce meses toda la información que compartimos comenzó a gravitar de una manera como no se había conocido antes. Está creando una capa de inteligencia que todos pueden aprovechar en búsquedas y que los creadores de contenido pueden usar para perfeccionar sus servicios. <br />
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Esto ocurre porque el acto de compartir opiniones, fotos y actualizaciones de estatus ya no es una aplicación individual sino una actividad inmersa en otras cosas. Si uno está leyendo un artículo online y quiere recomendarlo, no necesita ir a la página de Facebook para contarle a los amigos que le gustó; ahora que hay muchos sitios conectados al “Open Graph" de Facebook se puede registrar nuestra aprobación directamente desde la página del artículo. Eso significa que nuestros amigos pueden verlo en cuanto atran al mismo sitio. <br />
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Google lanzó este año algo parecido que permite que uno vea en las posiciones más altas algunos resultados de búsquedas que han sido recomendados por nuestros amigos. Eso forma parte de sus esfuerzos por mejorar su actuación en redes sociales. Luego de fracasar el año pasado con Buzz (similar a Twitter) el gigante de las búsquedas lanzó Google+, un servicio que guarda la información introducida en los diversos servicios de Google. <br />
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Al mismo tiempo, los datos que generamos para compartir sigue facilitando a los anunciantes la acción de orientar mensajes publicitarios a sus públicos. En algunos casos, esto lleva a nuevos modelos de negocios.<br />
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En el frente político, 2011 trajo interesantes desarrollos. Vimos que los medios sociales son instrumentos poderosos que pueden amplificar el disenso y la libre expresión. Eso es un desafío a los sistemas autoritarios y a cualquiera con secretos que quiere mantener guardados.</p>
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El año de la web social
La actividad en redes sociales creció tanto en 2011 que se convirtió en un sostén fundamental de la web, dicen los que siguen de cerca la evolución del mundo online.