miércoles, 8 de enero de 2025

Datos, música, video y la mar en coche, cada día más baratos

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Los televisores plásmicos ultrachatos se harán más grandes. Los reproductores iPod o MP3 y los celulares se harán más chicos. Todos esos dispositivos irán siendo más baratos. Allgunos se tornarán en insumos, como las computadoras.

Así proclamaban las gacetillas –virtuales o en papel- repartidas en la muestra internacional de electrónica, Las Vegas. En el aspecto tecnológico, el tema dominante se cifra en las crecientes posibilidades de que ese “hardare” se comunique entre sí, sin intermediarios. Por eso, el lema de 2007 es “Esta vez, la convergencia va en serio”.

Durante más de un decenio, los fabricantes de electrónica destinada al público –televisores, sistemas de audio o mixtos, etc,- han estado discutiendo cómo vincular esos productos a las computadoras personales. La meta es un poco estilo “1984” (George Orwell) o “Brave new world” (Aldous Huxley) y busca un “continuum”, un flujo circular de datos, imágenes, música y palabras. Es decir, captar al usuario y no largarlo más.

Eso todavía no ocurre, porque ambos sectores –electrónica, computación- no tienen pautas tecnológicas compatibles, Por otra parte, las indispensables conexiones a Internet no exhiben la amplitud necesaria para esa convergencia. Además, futuros fenómenos, como antes Google o Skype, pueden dar vuelta el escenario y las predicciones en cualquier momento.

Las empresas afirman, como vienen haciéndolo desde años, que ahora todo cambiará. Aseguran que el usuario finalmente podrá “forrar” el interior de la casa con sonidos, imágenes y palabras, todo en un microcosmos inalámbrico donde la gente pueda abroquelarse. Pero ya no le llaman “home theater”.

Los grandes fabricantes presentarán televisores con funciones informáticas y telefónicas, capaces de reproducir video y música. Junto a ellos, se verán dispositivos de “segunda y media” o tercera generación para grabar y acumular todo tipo de archivos. Analistas menos eufóricos señalan que la convergencia ideal quizá no sea factible en esta etapa. Muchos temen que las empresas no lleguen aún a brindar conexiones lo bastante sencillas de operar para el usuario promedio. Esgrimen dos ejemplos: minicelulares con teclados demasiado chicos para los dedos y pantallitas muy, muy difíciles de ver o leer. En otro plano, poco se ha avanzado en eliminar la proliferación de controles remotos: el “hogar digital” de Intel, verbigracia, exige no menos de una docena.

Sin duda, el primer obstáculo que encuentren los apóstoles de la tecnología residirá en los problemas que afronte el usuario –no el consumidor, como está de moda llamarlo- para conectar TV y PC sin las actuales complicaciones. Mientras tanto, no faltan ficciones como “una TV digitall” en paísea que aún no deciden qué norma adoptarán.

Así proclamaban las gacetillas –virtuales o en papel- repartidas en la muestra internacional de electrónica, Las Vegas. En el aspecto tecnológico, el tema dominante se cifra en las crecientes posibilidades de que ese “hardare” se comunique entre sí, sin intermediarios. Por eso, el lema de 2007 es “Esta vez, la convergencia va en serio”.

Durante más de un decenio, los fabricantes de electrónica destinada al público –televisores, sistemas de audio o mixtos, etc,- han estado discutiendo cómo vincular esos productos a las computadoras personales. La meta es un poco estilo “1984” (George Orwell) o “Brave new world” (Aldous Huxley) y busca un “continuum”, un flujo circular de datos, imágenes, música y palabras. Es decir, captar al usuario y no largarlo más.

Eso todavía no ocurre, porque ambos sectores –electrónica, computación- no tienen pautas tecnológicas compatibles, Por otra parte, las indispensables conexiones a Internet no exhiben la amplitud necesaria para esa convergencia. Además, futuros fenómenos, como antes Google o Skype, pueden dar vuelta el escenario y las predicciones en cualquier momento.

Las empresas afirman, como vienen haciéndolo desde años, que ahora todo cambiará. Aseguran que el usuario finalmente podrá “forrar” el interior de la casa con sonidos, imágenes y palabras, todo en un microcosmos inalámbrico donde la gente pueda abroquelarse. Pero ya no le llaman “home theater”.

Los grandes fabricantes presentarán televisores con funciones informáticas y telefónicas, capaces de reproducir video y música. Junto a ellos, se verán dispositivos de “segunda y media” o tercera generación para grabar y acumular todo tipo de archivos. Analistas menos eufóricos señalan que la convergencia ideal quizá no sea factible en esta etapa. Muchos temen que las empresas no lleguen aún a brindar conexiones lo bastante sencillas de operar para el usuario promedio. Esgrimen dos ejemplos: minicelulares con teclados demasiado chicos para los dedos y pantallitas muy, muy difíciles de ver o leer. En otro plano, poco se ha avanzado en eliminar la proliferación de controles remotos: el “hogar digital” de Intel, verbigracia, exige no menos de una docena.

Sin duda, el primer obstáculo que encuentren los apóstoles de la tecnología residirá en los problemas que afronte el usuario –no el consumidor, como está de moda llamarlo- para conectar TV y PC sin las actuales complicaciones. Mientras tanto, no faltan ficciones como “una TV digitall” en paísea que aún no deciden qué norma adoptarán.

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