<p>El científico dirige un centro para reparación de lesiones nerviosas y cerebrales. Esos filamentos en realidad abarcan miles de axones, delgadas proyecciones que conducen impulsos eléctricos emitidos por el núcleo de cada neurona. Estos paquetes –cada cual es un nervio generado en laboratorio- representa puentes físicos que eventualmente permitirán a los investigadores reparar lesiones hasta ahora inmunes a tratamientos convencionales. <br />
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Cuando segmentos de nervios son amputados o destruidos, lo común es que mueran. Si bien algunos pueden regenerarse, lo hacen a razón de un milímetro diario. Pero hay otro problema: a medida como crecen nuevos axones, necesitan la envoltura original (una membrana protectora compuesta por varios tipos de células), para guiarlos al área donde se han perdido funciones.<br />
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En el proceso natural, esa vaina empieza a desintegrarse. Al cabo de unos tres meses no queda ahí un solo nervio vivo. “Es una carrera contra el tiempo. Un nervio amputado –señala Smith-, por ejemplo en la muñeca, puede recorrer la corta distancia a la mano y curarse a tiempo para recobrar funciones. Pero si ese mismo nervio se corta cerca del hombro, el paciente probablemente perderá el uso pleno de la mano, pues el nuevo crecimiento no la alcanzaría antes de que la envoltura muriese”. <br />
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Ni siquiera las técnicas experimentales más avanzadas han podido restaurar funciones nerviosas en puntos distantes de una herida o lesión. Pero Smith ha tenido una idea: facilitar una rápida regeneración del nervio empleando nervios artificiales como una especie de andamiaje factible de reemplazar temporariamente un nervio muerto. Si bien el nervio implantado no emite señales eléctricas por sí mismo, la presencia de tejido vivo puede guiar el nervio regenerado de vuelta al punto de lesión, manteniendo la vaina intacta.<br />
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Para que los nervios artificiales se expandan lo bastante y cubran la zona lesionada, Smith aplica leve, gradual tensión física, pues el proceso induce los nervios a crecer casi cien veces más rápido que cuanto se creía posible hasta ahora. Además, también se hacen más gruesos, porque se forman proteínas adicionales en respuesta a la tensión física. <br />
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Apelan a nervios artificiales para efectuar transplantes
En un laboratorio de la universidad de Pennsylvania, un recipiente sujeta dos filas de minúsculos puntos negros, conectados en pares de filamentos. Cada punto es un enjambre de neuronas, explica Douglas Smith, un experto en regeneración.