Activamos como nunca los kits de supervivencia que los argentinos hemos capitalizado a lo largo de las crisis –recuerda el informe de Mariela Mociulski de la consultora Trensity-, con la dosis extra de incertidumbre planetaria que aporta la pandemia, una crisis económica global sin precedentes.
El comercio online y la transformación digital fueron las grandes palancas económicas, que sin duda se asentaron también sobre aprendizajes previos, tendencias que venían en crecimiento y nuevos paradigmas de consumo. Bien interesante es el caso del lanzamiento de Alquilerium, un proyecto pensado para antes de la pandemia, pero que los coletazos económicos del aislamiento aceleraron: un “marketplace” que promueve la eficiencia en la utilización de recursos donde el usuario puede alquilar lo que necesita en el momento que lo necesita, por un tiempo y con el costo que decida. Pueden ser desde equipos para hacer ejercicio, inmuebles, dispositivos y juegos para entretenimiento hasta transporte y herramientas, entre varios otros.
Claims como “Viví la vida que quieras, el día que quieras” “otra forma de tener” o “usás, devolvés, ahorrás” evidencian nuevos modelo de negocios que se apalancan online pero que reflejan tendencias de consumo inteligente/consciente y nuevos paradigmas donde el acceso es más importante que la propiedad, un valor que venimos viendo emerger de la mano de nuevas generaciones con estilos de vida más flexibles y livianos y que sintonizan cien por ciento con el contexto de pandemia.