Y ahora, ¿quién pone el precio?

    Según la revista Fortune, 16% de las personas que compran autos hacen averiguaciones en la Red antes de ir a una concesionaria. Y no buscan colores o accesorios, sino el mejor precio. En 1996, sólo 4% de los estadounidenses decía que usaba la Internet todos los días. Hoy, el índice es de 25%, según el Pew Research Center. Además, la preocupación por la seguridad es cada vez menor. No es que no haya riesgo, pero la gente se da cuenta de que dar la información en Internet es más o menos lo mismo que transmitirla por teléfono o en un formulario extraído de un catálogo que luego se envía por correo o por fax.


    En la economía de subastas del futuro no existirá el precio fijo. Esto lo ilustra bien e-Bay. Es uno de los emprendimientos más exitosos de Internet: tiene 900.000 productos en venta en 1.086 categorías. Unos 140 millones de navegantes visitan e-Bay todos los días y los interesados ofertan por los productos; es una casa de remates on line. Otra empresa de Internet, Priceline.com, remata pasajes de avión, hipotecas inmobiliarias, autos y otros productos de alto valor. Los viajeros ponen el precio que están dispuestos a pagar por un asiento. Si una compañía aérea acepta la oferta, el viajero está obligado a comprar el pasaje. Hay remates on line para productos de almacén, pantalones, artículos de ferretería y servicios públicos. Si un artículo se puede comprar y vender, también se puede rematar.


    Otro emprendimiento en Internet, energymarket.com, permite que los proveedores de gas natural (y, pronto, también de electricidad) compitan por los grandes usuarios.


    Los modelos de negocios vienen y van. Cada vez que cambia el modelo, aparecen nuevos líderes y los viejos desaparecen. En el comercio minorista, los negocios a la calle perdieron terreno frente a los centros comerciales suburbanos, que a su vez dieron paso a las grandes tiendas, que perdieron la partida ante las cibertiendas.


    Pero Woolworth no ha desaparecido, sino que cambió de nombre. Sears sigue anclada en muchos centros comerciales y Wal-Mart continúa ofreciendo productos masivos a precios de descuento. Mientras tanto, amazon.com se está haciendo de un nombre (aunque todavía no ve ganancias) en la venta electrónica. Aunque nadie sabe quiénes van a ser los ciberjugadores, seguramente ya están en Internet, y navegando hacia un territorio todavía sin lotear.


    En la economía del remate puede haber, y habrá, muchos ganadores, pero el principal ganador será el consumidor.