Las ART ya tienen un año y medio de vida. Existe, por lo
tanto, una historia del sector signada por un acelerado proceso de
fusiones y creciente concentración de la actividad. Para dar
cuenta de esta metamorfosis, MERCADO encaró su segundo informe
anual del segmento.
Este análisis fue realizado desde distintos enfoques que
permitieron confeccionar 17 rankings. Se delineó así un
cuadro de situación detallado de la actividad.
Para recolectar estos datos, se invitó a las 32
aseguradoras de riesgo en funcionamiento a presentar sus cifras. Las
ART respondieron con puntualidad. De las líderes, Provincia y
Mapfre optaron por mantenerse al margen.
Este cuadro de situación abarca los principales indicadores
del sector:
- Número de empresas afiliadas y de trabajadores
cubiertos. - Primas emitidas y su relación con las cobradas.
- Siniestros y gastos en atención médica.
- Alícuotas para diversas actividades, según nivel
de seguridad e higiene. - Estado patrimonial de las compañías.
- Inversión en marketing y publicidad.
En esta nueva medición se ha incorporado la
calificación del servicio. Con ese fin, MERCADO invitó
a los clientes del sector a hablar sobre el tema: 26 directores y
gerentes de recursos humanos y de seguridad e higiene de las
principales firmas del país opinan sobre sus ART.
Las ART están madurando. Y, como ocurre con cualquier
proceso de maduración, atraviesan un período
difícil. Nacidas de un sistema deficiente, apostaron a cambiar
la visión de la seguridad e higiene laboral. A la luz de los
resultados, no puede decirse que la mayoría haya ganado esa
apuesta.
En junio de año pasado, 42 aseguradoras se habían
ubicado en la línea de partida. Más de una cuarta parte
quedó en el camino: son ahora sólo 31 las entidades en
actividad. Y es posible, incluso, que se registren otras bajas antes
de fin de año. (Corrían fuertes rumores al respecto al
cierre de esta edición.) Más allá de los
resultados y las perspectivas, lo cierto es que el sector está
atravesando un proceso vertiginoso de concentración.
Cuando se anunció la puesta en marcha del nuevo sistema,
las compañías de seguros advirtieron de inmediato que
tenían una particular necesidad de estar presentes en la
actividad para retener su cartera de clientes. El productor que
atiende el área de siniestros de trabajo se ocupa
también de las demás ramas (automotores, robo, etc.).
Si una firma no participaba del nuevo régimen, corría
el riesgo de perder gran parte de su clientela. Comprobaron, sin
embargo, que la cuestión no estaba tan claramente definida en
la realidad.
Consecuencias de la guerra
En el mercado conviven tres tipos de operadores. Uno son las ART
que deben contar &emdash;por ley&emdash; con un capital mínimo
de $ 3 millones. El segundo segmento se forma de las
compañías de seguros a las que se les exigió $ 1
millón. Por último se ubican las empresas a las que se
les concedió la alternativa de autoasegurarse (dos ejemplos
notables son Esso y Shell).
El mayor número de absorciones se registró entre las
ramas especializadas de compañías de seguros. Se
registran nueve en ese estadio, contra tres ART (Interamericana, Inca
y Sul America). La guerra de alícuotas originó, en gran
medida, esa situación.
La actividad perdió, en el primer año, 10% de sus
primas y 6% de sus reservas contables de contingencias. Al mismo
tiempo, muchas aseguradoras no pasaron el umbral de masa
crítica para ser rentables. La suma de ambos factores
empeoró las cosas. Si las cuotas son menores que los
siniestros se pierde dinero, sea cual fuere la estructura
administrativa.
Salven a la compañía
Este año no fue tampoco positivo para las
compañías de seguros: grandes y pequeños
bastiones de la plaza desaparecieron.
“La Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN)
aumentó los requisitos de capital para las ART y para otros
negocios del sector. Esta condición es razonable y
lógica”, explica Carlos Facal, gerente general de Berkley
International. “Este mercado precisa de empresas muy capitalizadas y
líquidas. De no ser así, no aseguran nada.”
La descapitalización es una de las características
de un número importante de las compañías de
seguros locales. Este hecho se detectaba desde hacía tiempo.
En rigor, no cumplían con el papel de una verdadera
aseguradora.
Esa situación fue producto &emdash;dicen los
analistas&emdash; de una mala estrategia de desarrollo. La
política de esas empresas era, en más de un caso,
lograr mayor participación de mercado, más allá
de los valores técnicos. De ese modo, trabajaban por debajo de
los costos.
Esta postura les provocaba grandes erogaciones. La primera medida
para resolver esa cuestión fue asociarse a firmas extranjeras.
Pero no bastó. El segundo paso fue vender la ART. Debieron
fijar prioridades. Se apoyaron para ello en el proceso de fusiones
que ofrecía la plaza de riesgos laborales.
De ahí en más, la compañías de seguros
llegaron (por necesidad o por conveniencia) a una conclusión:
comprendieron que ambas actividades eran inconexas. Y pusieron el
cartel de venta.
Así, Cenit, La Confianza, La Construcción, La
República, Inca, Independencia, Interamericana, Nativa, Orbis
y Sul America ya son parte de la historia del sector, y de una lista
que se alarga mes a mes.
Hoy por hoy, existen como mínimo entre 10 y 12 aseguradoras
en oferta. Por eso, el mercado se divide claramente entre los
compradores y los vendedores. “Estudiamos ahora cinco posibilidades.
Llaman para ofrecer la ART y terminan poniendo en venta todo el
grupo”, indica un ejecutivo del sector.
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Principales motivos de los siniestros
Principales lesiones
De mal humor
Estas aseguradoras sufrieron también los coletazos de los
efectos dragón y caipirinha. Los bruscos altibajos en las
plazas financieras internacionales tuvieron un fuerte impacto en sus
reservas. Opacaron, incluso, el buen humor de algunos de sus socios
foráneos.
Las abruptas caídas de la Bolsa y de los títulos
públicos licuaron porciones sustanciales del capital de las
ART. Esta circunstancia frena &emdash;en parte&emdash; la
concreción de nuevas absorciones. “No puedo pedirles a mis
asociados extranjeros que inviertan en un país tan cerca del
epicentro del terremoto”, explica el directivo de Berkley.
Disminuyó, al mismo tiempo, la valuación de las
compañías en venta. “De acuerdo con nuestra
óptica, esto acelerará la concentración.
Seguramente, las fichas valen menos porque existe una incertidumbre
mayor acerca de la capacidad de pagar los premios”, señala
Jorge Ferrari, gerente general de Omega. “Las fusiones se financian
con dinero fresco de los accionistas. Se hacen aportes de capital
tanto para la adquisición como para conformar las nuevas
reservas.”
Otro sería el cantar si estas aseguradoras estuvieran ya
líquidas y con resultados positivos. De ser así,
harían como las AFJP, que desembolsan &emdash;por lo
general&emdash; su propio dinero cuando compran otra
administradora.
Los coletazos de la crisis bursátil también se
advertirán en los demás ramos de la actividad de
seguros. Por lo tanto, unas cuantas firmas enfrentarán escasez
de fondos, lo que se reflejará en los próximos balances
trimestrales y podría desatar una ola de absorciones de todo
tipo.
Por lo general, las compañías de seguros precisan de
un alto nivel de disponibilidad de fondos para afrontar su tarea
diaria y costear los siniestros. La crisis financiera
disminuyó su liquidez y el valor de su cartera de
inversiones.
“¿Cuántas ART llegarán a celebrar el segundo
aniversario del sistema?” es la pregunta del millón. Unos
pocos se atreven a contestarla. Afirman que entre 10 y 12
aseguradoras conformarán entonces el mercado. De cumplirse ese
vaticinio, desaparecería alrededor de 40% de la plaza
actual.
Cantidad de sinietros
temporales | permanentes | profesionales | |||
Prevención | |||||
Omega | |||||
La Segunda | |||||
Consolidar | |||||
La Caja | |||||
Interacción | |||||
Juncal | |||||
La Holando | |||||
LUA | |||||
Federación Patronal | |||||
La Ibero Platense | |||||
Caja Pop. Tucumán | |||||
Unión Berkley | |||||
Latitud Sud | |||||
Generali | |||||
Inst. Italo-Argentino | |||||
España y Río de la Plata | |||||
AsociART | |||||
Berkley International | |||||
Inst. del Seguro Entre de Ríos | |||||
Liberty |
La pulseada
“Es difícil trabajar en este mercado. El empleador no tiene
en cuenta aún la calidad del servicio”, reconoce el ejecutivo
de Omega. “Las grandes empresas saben que si su ART no le da una
buena atención, por lo menos le brinda seguridad financiera.
Esas aseguradoras son solventes porque las subsidian sus accionistas.
Es un problema.”
Todos coinciden en que el departamento comercial tiene la voz
cantante en unas cuantas ART. Otra de las contradicciones de peso de
esta actividad es que la estrategia consiste en incrementar el market
share, con alícuotas bajas y magros resultados.
Esa postura es, al parecer, un mal hereditario que parte de
desconocer la experiencia de las compañías de seguros e
impacta, de modo negativo, sobre la prevención de
accidentes.
“Aumentar la participación en la plaza no es algo
mágico. Se puede crecer en ese punto, pero tener cada
día más siniestralidad”, advierte Ferrari. “De esa
forma, el mercado da señales confusas con respecto al
futuro.”
Los expertos afirman que las ART no pueden continuar operando por
debajo de sus gastos. “Suben los precios o se caen la empresas. No
existe manera de sostenerlo”, pronostican. Pero la realidad los
desmiente, al menos por ahora, puesto que las primas siguen
descendiendo.
Según datos oficiales, las pequeñas empresas
pagaban, en agosto, una tasa de 2,48%. Las compañías
con más de 5.000 empleados accedían, en cambio, a
tarifas de 0,59%.
Las alícuotas de las pólizas se determinan
según la categoría de seguridad alcanzada por cada
compañía. Se componen de un valor fijo por trabajador
más un porcentaje sobre la masa salarial. De esa
combinación surge que a menor sueldo mayor es el costo
relativo de la cobertura.
A cada sector se le aplica una tarifa acorde al riesgo que
involucra su actividad. Por ejemplo, el rubro de servicios exhibe la
menor calificación siniestral, mientras la de la
construcción es la más alta.
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