La ley del fotón

    No habrá diferencia de costo entre una llamada que recorra
    el mundo y otra al negocio de la esquina. Las comunicaciones
    serán infinitamente más económicas. Y esto
    hará crecer el mercado. La ley de Moore decía que la
    potencia del chip se habría de duplicar cada 18 meses. Eso ya
    es historia. La nueva ley del fotón dice que el ancho de banda
    se triplica todos los años.

     

    ¿Quién no decidió alguna vez salir de la
    Internet porque se cansó de esperar que una fotografía
    terminara de aparecer en la pantalla? El malo de la película
    no es el modem, sino el ancho de banda. Aun con el modem más
    rápido del mundo, si el tráfico es pesado la imagen
    tardará siglos en llegar.

    El ancho de banda es la capacidad de transporte de una
    línea de comunicaciones. Indica si una línea
    telefónica sólo alcanza para una sencilla llamada
    telefónica tradicional o si con ella se puede recibir una
    película, una teleconferencia, un diagnóstico a
    distancia o cualquier cosa que uno quiera de la Internet sin tener
    que esperar, y hasta todo lo que hoy no se atrevería siquiera
    a imaginar.

    ¿Cómo es eso de que se triplica todos los años?
    Esta parecía una afirmación alocada en 1993 en boca del
    visionario George Guilder. Rara vez se ha visto en la actividad
    humana un crecimiento geométrico a esa velocidad. Esto
    significa una expansión a razón de mil millones de
    veces en 19 años. ¿Existe algo que pueda crecer
    así?

    La fibra óptica se acerca bastante a ese cálculo.
    Los experimentos realizados por los Laboratorios Bell, de Lucent
    Technologies, han hecho crecer los límites de velocidad casi
    diez veces en los últimos dos años, hasta alcanzar 3
    billones de bits &emdash;o sea 3 terabits&emdash; por segundo. A la
    velocidad de transmisión de 28,8 kilobits de los modems
    comunes, eso es suficiente para 100 millones de conexiones
    simultáneas a Internet.

    En un período de dos años la backbone de MCI para
    Internet ha crecido un factor de 8, hasta alcanzar 1,2 gigabits por
    segundo. Pero, para un país en el que un millón de
    hogares quieren ver video en los sites de la Web y películas
    on demand, 1,2 gigabits no serán suficientes.
    Necesitarán las conexiones de multiterabits que se
    están probando en Lucent y en otros laboratorios del mundo.
    ¿Cuándo estarán disponibles las líneas de
    terabits? Dentro de los próximos cinco años como
    máximo.

    El artífice de todo esto es la fotónica, la
    tecnología que envía bits de datos a través de
    impulsos luminosos transportados por fibra de vidrio del grosor de un
    cabello. No existe un nombre oficial para la ley científica
    que indique a qué velocidad nos introducirá esta
    tecnología en el próximo siglo. Sin embargo,
    podríamos denominarla la Ley de Payne, en honor del
    físico de 53 años David Payne, de la universidad
    británica de Southampton. Es muy probable que Payne sea el
    científico más importante en dos inventos clave de los
    últimos 15 años. Lo interesante es que ambos pueden
    reequiparse o modificarse en la fibra ya enterrada en el suelo.

    Uno es el amplificador de fibra óptica, un ingenioso
    dispositivo por el cual es posible expandir el alcance de un impulso
    luminoso sin convertir primero esa luz en impulsos eléctricos
    y luego reconvertirlos una vez más en luz. Ese amplificador es
    vital. Sin él, la fotónica avanzaría pero su
    potencia no se triplicaría año tras año.

    El segundo aporte importante de Payne es un mejoramiento del
    amplificador que permite corregir las distorsiones en impulsos
    luminosos &emdash;para corregir las imperfecciones de la
    imagen&emdash; que se producen cuando una señal óptica
    llega a los límites de velocidad de bits y distancia entre los
    amplificadores.

     

    En la Edad de Piedra

    Mientras Payne allanaba el camino con estos dos inventos, otros
    científicos lograban grandes avances en una tercera
    tecnología que buscaba expandir la capacidad de la fibra
    óptica. Se llama multiplexión con división de
    ondas. En términos sencillos, es un método que permite
    despachar simultáneamente impulsos de láser de
    diferentes tonalidades por la misma y diminuta fibra óptica.
    El mérito corresponde a cientos de científicos de seis
    empresas, incluidas Lucent, Pirelli, Corning Glass y Ciena.

    El mundo no ha evaluado todavía el impacto que esta ciencia
    habrá de tener en la vida diaria. “Sinceramente, estamos en la
    Edad de Piedra en lo que a comunicaciones por fibra óptica se
    refiere”, dice Payne. William Gartner, vicepresidente de Lucent para
    productos de interconexión por fibra óptica, nos cuenta
    sus posibilidades: “Para empresas y consumidores por igual,
    surgirán aplicaciones que hoy no podemos siquiera imaginar. El
    acceso a Internet de alta velocidad y las interconexiones por video
    en todos los hogares serán una realidad, no hay duda de
    ello”.

    “Hoy se están explorando cosas como la cirugía a
    distancia. La necesidad de contar con ancho de banda es esencial en
    este tema. La fibra óptica permitirá conectar un enorme
    ancho de banda de un lugar cualquiera a otro, de modo tal que la
    Clínica Mayo de Estados Unidos podrá estar conectada
    con la Universidad de Nueva York, la que a su vez estará
    conectada con la Universidad de Houston, y todos estarán
    colaborando en beneficio de un paciente al que se está
    operando en la Argentina. Los médicos todavía no pueden
    captar esta realidad.”

    Pero muy pronto podrán hacerlo. “El progreso que se
    está alcanzando hoy en la optoelectrónica es más
    acelerado que el de los microchips en la etapa equivalente de su
    desarrollo”, señala Gerry Butters, presidente de Lucent
    Technologies para América del Norte. Electronicast, una firma
    estadounidense de analistas de mercado, indica que las ventas de
    equipo optoelectrónico llegaron a US$ 4.500 millones en 1996 y
    rondarán los 34.000 millones para el año 2006.

     

    Dos metas

    Y después de esto, ¿qué? El único
    límite es el cielo. Dos cursos de acción de la
    investigación en optoelectrónica podrían hacer
    que los próximos 15 años sean tan trascendentales como
    los últimos 15 para la ciencia de las comunicaciones. Uno es
    la conmutación óptica. Si los amplificadores pueden ser
    puramente ópticos, ¿por qué no pensar en
    conmutadores, computadoras que distribuyan todos esos llamados
    telefónicos y todo el tráfico de la Internet entre
    cientos de millones de puntos terminales?

    Todo lo que se transporta por fibra óptica, ya sea una
    llamada telefónica, un archivo de datos o un video, comienza
    como un impulso eléctrico. Antes de ingresar a la fibra tiene
    que convertirse a la forma óptica. Hoy, eso lo hace la
    compañía telefónica local, utilizando una
    computadora costosa &emdash;o conmutador&emdash; que modula un
    láser de manera tal que las variaciones de luz transporten la
    señal. Lo difícil es separar esos mensajes diferentes
    para que lleguen a su destino final.

    Un conmutador óptico haría que la transferencia
    fuera más confiable y menos costosa. Después de un
    exitoso programa de demostración dirigido por Darpa (Agencia
    de Proyectos de Investigación Avanzada en el área de
    Defensa) en el mes de agosto pasado, Hitachi Telecom (Estados Unidos)
    anunció que tenía planeado realizar un ensayo comercial
    del sistema de conmutación óptica, o conexión
    cruzada, en la red óptica de MCI en la zona de Dallas. George
    Butters, de Lucent, estima que para 1999 se podrá disponer
    comercialmente de dispositivos íntegramente ópticos que
    permitirán la conexión cruzada de las
    señales.

     

    La ecuación del precio

    Quizá no haya que esperar más de una década
    para llegar a una etapa en la que el costo de las comunicaciones se
    fijará en microcentavos por minuto. Pero éste es un
    mercado muy sensible a los precios: cuanto más barata sea una
    tecnología, más la usará la gente. Entonces,
    ¿qué ocurrirá si las facturas telefónicas
    se duplican o se cuadruplican porque el avance le permite al
    público acceder a estrenos de películas y todo tipo de
    placeres y beneficios?

    A medida que aumente la competencia en las comunicaciones
    mundiales y se desdibujen las fronteras nacionales, vaticina Payne,
    no habrá diferencia de costo entre una llamada que recorra el
    mundo y otra que llegue al negocio de la esquina. Comparadas con los
    parámetros de hoy, las comunicaciones serán
    infinitamente más económicas. Y ésa es
    precisamente la razón por la que la gente habrá de
    gastar más en ellas y el negocio de las telecomunicaciones
    crecerá cada día más.

     

    Howard Banks

    © Forbes/MERCADO



     

     

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