Se profundizan las grietas

    La recesión del último año contribuyó a acentuar la
    competencia entre las compañías de seguros. En muchos casos,
    para no verse desplazadas del mercado, las firmas optaron por
    reducir el nivel de las primas, que en algunos rubros, como el
    automotor y el transporte de pasajeros, estuvieron muy por debajo
    de los valores técnicos. Esto trajo aparejado que el nivel
    promedio de las primas resultara inferior al vigente el año
    pasado.La situación influyó también para que muchas empresas
    decidieran aumentar su exposición a los riesgos, contratando
    seguros por cifras inferiores a sus necesidades reales; en otros
    casos, directamente dejaron de cubrirse.
    Por estas razones, este año el mercado total asegurador podría
    mostrar cifras inferiores a las de 1995, cuando se concertaron
    negocios cercanos a $ 5.200 millones.
    Los analistas se inclinan a estimar que en 1996 la cifra global
    rondará los $ 4.600 millones. El presidente de la
    Asociación Argentina de Seguros, Roberto Sollitto, sostiene que
    el monto podría ser algo superior: $ 4.800 millones, de los
    cuales $ 2.150 millones corresponderían al sector automotor y $
    1.250 millones al ramo vida y retiro, que de esa forma pasará a
    ocupar el segundo lugar en importancia, pese a que hace tres
    años se ubicaba en los escalones más bajos del mercado.
    Claudio O. Moroni, titular de la Superintendencia de Seguros,
    sostiene que desde junio el mercado dejó de perder posiciones, y
    se encuentra actualmente en una meseta con signos que apuntan a
    una lenta recuperación. Si se cumplen los pronósticos de
    Moroni, este año el mercado total cerraría con un volumen de
    negocios de $ 4.900 millones (4,8% menos que en 1995).
    En la declinación del mercado gravitó también, según Moroni,
    "la fuerte caída de los precios de los vehículos usados,
    que tuvo una repercusión directa en los valores
    asegurados".
    El consultor especializado José R. Herrera sostiene que la
    difícil situación por la que atraviesa la plaza aseguradora
    contribuirá a que progresivamente se oriente hacia dos sectores
    muy diferenciados entre sí. El de los productos patrimoniales
    (property and casualty) y el de las personas.
    Dentro del primer rubro (incendio, automotores y robo) se
    debería ir tendiendo hacia una mayor especialización, que con
    el tiempo obligaría a las empresas a dedicarse a la explotación
    de un solo rubro.Con respecto al sector de las personas (vida
    individual y colectivo, previsional, retiro, accidentes de
    trabajo y rentas vitalicias previsionales), Herrera sostiene que
    "se perfilan como las vedettes del mercado, con tasas de
    crecimiento previstas muy superiores a las de los restantes
    rubros, lo que las ubicará con una participación creciente
    dentro del mercado total."
    Conflicto pendiente
    En lo que respecta al Instituto Nacional de Reaseguros (Inder) en
    liquidación, la situación tiende a solucionarse, después del
    anuncio del presidente Carlos Menem de propiciar la liquidación
    definitiva del organismo. De esta forma se aliviarán las
    dificultades de aquellas compañías con acreencias en esa
    institución, que no lograban cobrarlas porque el organismo
    oficial seguía sin reconocerlas.Las más afectadas por la falta
    de pago del Inder eran, desde luego, las compañías nacionales,
    que no disponían del apoyo financiero que las internacionales
    recibían de sus casas matrices.
    La falta de resolución de este conflicto contribuía a que las
    compañías con serios apremios financieros salierán a romper el
    mercado ofreciendo coberturas a valores muy por debajo de los
    niveles técnicos. Con ello, por cierto, no hacían más que
    imponer una pesada hipoteca sobre su futuro, pero apelaban a este
    recurso como única alternativa para no verse obligadas a
    desaparecer. La generalización de esta táctica, por otra parte,
    profundizaba los interrogantes sobre el desarrollo futuro del
    mercado.
    Muchos analistas señalan que la actitud de la Superintendencia
    de Seguros ante esta situación podría considerarse demasiado
    permisiva. Las empresas argumentaban, a su vez, que se se veían
    obligadas a adoptar esta política por la asfixia financiera que
    les provocaba la falta de pago del Inder.
    Moroni sostiene que no existe tal permisividad oficial, lo que
    quedaría demostrado por el hecho de que en lo que va del año
    alcanzaron a seis (ver recuadro) las empresas a las que se les
    revocó la autorización para operar, al margen de aquellas a las
    que se les suspendió en forma transitoria la facultad para
    seguir emitiendo pólizas y las que solicitaron al organismo
    permiso para autoliquidarse.
    Según Sollitto, el problema con el Inder abarca a más de 120
    compañías, en su mayoría cooperativas y sociedades anónimas
    controladas por directivos locales.
    Sin embargo, el presidente del Inder, Roberto Guzmán, manejaba
    otras cifras. Ante MERCADO expresó que el organismo sólo tiene
    conocimiento de 49 demandas judiciales, de las cuales 11 ya
    fueron desistidas. Por lo tanto, a nivel oficial sólo reconoce
    conflictos judiciales con 38 compañías.
    La liquidación definitva del Inder fue anunciada en el preciso
    momento en que el interventor Roberto Guzmán terminaba de
    concertar acuerdos con algunas compañías, entre las que se
    encuentra el grupo alemán Allianz Ras, que incluye a las
    empresas Colón y Plus Ultra. Por este convenio Allianz Ras
    desistió de cinco demandas judiciales contra el Inder y
    reconoció que el Aviso de Siniestro es esencial para la
    tramitación y liquidación de los reaseguros, a pesar de que es
    resistido por una parte de las compañías aseguradoras.Guzmán
    afirmó ante MERCADO que desde que trascendieron los lineamientos
    de este convenio, numerosas empresas se acercaron al Inder para
    regularizar su situación. A mediados de octubre el Inder
    disponía de activos líquidos por más de $ 300 millones.
    Esperando la apertura
    Pese a las dificultades que presenta el sector, se observa
    considerable interés por parte de grupos del exterior en
    participar del mercado local. Para ello no tienen otra
    alternativa que adquirir empresas ya constituidas, debido a que
    la actual reglamentación del mercado les impide formar
    compañías nuevas, lo que les otorgaría enormes ventajas con
    respecto a las empresas que vienen soportando desde hace varios
    años los serios problemas que enfrenta el sector.
    Para Herrera, la apertura del mercado, una vez solucionado el
    problema del Inder, "sería viable. A partir de ese momento
    todas las empresas estarían en igualdad de condiciones para
    operar".
    Sollitto se muestra mucho más cauto. "Dentro de la
    Asociación es un tema que aún no hemos definido, pero que
    deberemos analizar detenidamente, siempre que exista reciprocidad
    en otros países. Además, todavía deben lograrse avances
    significativos dentro del Mercosur; las normas respectivas
    tendrían que consensuarse con los demas países integrantes de
    la región".
    Moroni también se inclina por la reapertura del mercado tras el
    cierre definitivo del Inder, "pero después de un plazo
    razonable", para dar tiempo a las empresas a que consoliden
    definitivamente su situación financiera y patrimonial.
    Las compañías internacionales que planean ingresar al mercado
    local dirigen sus ofertas de compra hacia aquellas empresas sin
    conflictos con el Inder, o, por lo menos, con una situación
    perfectamente conciliada. En este último caso, el problema se
    limita únicamente a esperar que el Inder liquide las deudas que
    reconoce como reales.
    Dado que son muy pocas las firmas nacionales que no se encuentran
    afectadas por el problema, se da la paradoja de que, a pesar de
    que existe una demanda externa interesada en comprar empresas, no
    pueden materializar sus intenciones por la falta de candidatos
    adecuados.
    La indefinición que caracterizaba la actividad del Inder tenía
    otras consecuencias. Demoraba la desregulación del sector, que
    inevitablemente deberá producirse con la incorporación de
    nuevas empresas que contribuirán a brindar mayor solidez al
    sistema.
    Los que sobran
    Los analistas coinciden en que, de acuerdo con el volumen actual
    del mercado, las empresas en actividad no deberían pasar de 50.
    De ello se deduce que las 120 restantes tendrían que
    desaparecer, fusionarse o directamente ser absorbidas por las
    más fuertes.
    Sobre este aspecto, Herrera sostiene que una vez cerrado
    definitivamente el Inder, la autoridad de control debería
    adoptar un sistema de facilidades financieras que permita a las
    compañías con dificultades impulsar su autoliquidación.
    Entre las obligaciones que asumirían las empresas que se acojan
    a esta disposición estaría la de comprometerse a cumplir
    rigurosamente con el pago de todas sus deudas.
    También será necesario, afirma Herrera, que se habilite un
    mecanismo de fusiones y absorciones, bajo la estricta
    supervisión de la Superintendencia de Seguros. Para que este
    sistema funcione correctamente, Herrera considera que "la
    compañía absorbente deberá exhibir adecuados índices de
    solvencia, para evitar las fusiones o absorciones entre
    compañías con serios problemas de insuficiencia patrimonial y
    financiera".
    Las comisiones
    La importante gravitación que todavía tienen las comisiones
    percibidas por los vendedores en el valor total de la prima es
    otro de los problemas que sigue afectando al mercado.
    Esta distorsión, señalan los analistas del sector, viene
    repitiéndose sin mayores variantes desde la época de la
    hiperinflación, y las compañías no parecen encontrar el camino
    para enfrentar el problema. La solución, por cierto, no es
    sencilla. En muchas empresas, de acuerdo con el sistema de
    comercialización vigente, los brokers y corredores se
    constituyen, en muchos casos, en los principales o virtualmente
    únicos clientes de las empresas.
    Sollitto reconoce la complejidad del problema y lo atribuye, en
    parte, a las particularidades especiales del mercado local.
    "El nivel de las primas es muy bajo. Esto determina que este
    segmento de los costos muestre, en nuestro país, una
    gravitación sobre la prima total muy superior a la que exhibe en
    los mercados más avanzados."
    Esto comenzaría a solucionarse, afirma, "cuando el mercado
    exhiba signos de reactivación. En ese caso, las comisiones y los
    gastos de comercialización no deberían acompañar el
    crecimiento esperado en el nivel de las primas".
    En la Argentina, la participación de los brokers y corredores
    dentro del precio total de la prima oscila entre 20% y 24%,
    prácticamente el doble de lo que representa en los países más
    avanzados. Este elevado índice se justificaba, según Moroni,
    durante las épocas de alta inflación, cuando las empresas
    obtenían sus mayores beneficios de la especulación financiera.
    "Lo lógico, ahora, sería que gradualmente el mercado
    tienda a modificar esta situación."
    El futuro
    La mayoría de los analistas consultados por MERCADO sostiene que
    la reactivación del sector se encuentra condicionada a la
    solución definitiva del problema con el Inder, y a la
    consolidación del proceso de reactivación económica iniciado a
    partir de mayo.
    Si la economía sigue afianzándose, el año próximo el monto
    total de los negocios podría resultar similar al de 1995 ($
    5.200 millones), aunque con un perfil de actividad claramente
    distinto, marcado por la mayor participación que desde 1994
    tiene el sector del seguro de vida.
    Sin embargo, el rubro más importante continuará siendo el
    automotor, que a la vez es el más deficitario. Sollitto sostiene
    que la elevada siniestralidad en los accidentes viales es uno de
    los principales problemas que afectan al sector.
    Mientras en Francia, explica, se registra un índice anual de
    muertes en accidentes de 220 personas por cada millón de
    vehículos en circulación, en la Argentina la cifra es ocho
    veces superior. En 1992 esa relación alcanzó a 1.400 personas,
    en 1993 el índice trepó a 1.475, en 1994 a 1.570 y en 1995 a
    1.692. Lo peor, sostiene Sollitto, es que este año el número
    podría resultar muy superior.Este problema se ve agravado por la
    obligación de las empresas aseguradoras de cubrir hasta $ 3
    millones el riesgo por responsabilidad civil contra terceros.
    "La cifra no debería ser superior a $ 150.000 por
    persona", afirma Sollitto, "aplicándose un importe
    similar para cada una de las víctimas de un siniestro múltiple,
    pero estableciéndose un tope indemnizatorio total por
    accidente".
    Sobre este punto, Moroni sostiene que no existe tal
    obligatoriedad por parte de las empresas aseguradoras. Lo que la
    Superintencia dispuso, agrega, es establecer un valor máximo por
    accidente, pero las compañías aseguradoras "pueden fijar
    en sus pólizas el límite máximo que están dispuestas a
    afrontar de acuerdo con su política comercial. La única
    obligación que les impone la Superintendencia es la del seguro
    obligatorio por accidente, que actualmente es de $ 30.000 por
    persona siniestrada". Sollitto destaca otro punto de
    desventaja de los negocios en el rubro automotor: las compañías
    aseguradoras son las que absorben en su totalidad el riesgo,
    debido a que la actividad reaseguradora tiene una escasa
    gravitación en este segmento del mercado. Distinto es el caso
    del rubro incendios, en el que las compañías absorben, en
    promedio, 40% del riesgo, y el resto se transfiere a las
    reaseguradoras.
    Con respecto a las actividades futuras de la Superintendencia,
    Herrera sostiene la conveniencia de reestructurarla, adecuando su
    funcionamiento hacia la fiscalización y reordenamiento de las
    dos vertientes en las que se dividirá el mercado en el futuro:
    seguro patrimonial y de las personas.

    Chubb: sólo negocios rentables

    Chubb es una de las últimas empresas incorporadas al mercado
    local de seguros generales. Para ello absorbió a Phoenix.
    La empresa está ubicada entre las 10 primeras aseguradoras del
    mundo, con un nivel de activos que a fines de 1995 alcanzaba a $
    23.000 millones. Su facturación anual es de $ 6.000 millones.
    Siguiendo los lineamientos de la casa matriz, la sucursal local
    se dedica principalmente a explotar rubros muy específicos, como
    responsabilidades profesionales de directores y gerentes, seguros
    de instituciones financieras (pólizas integrales bancarias) y
    todo lo relacionado con el rubro energía (generación y
    transmisión de electricidad y transporte de gas). Además cubre
    todos los riesgos de la actividad minera.
    Según admite su presidente, # en este primer año de actividad
    local la facturación será reducida ($ 1,5 millón), pero a
    partir de 1997, asegura, "los negocios experimentarán
    aumentos muy significativos como consecuencia de la
    incorporación de otros rubros tradicionales de la firma a nivel
    mundial, como los aviones privados de las compañías, cauciones
    de seguros y todo lo relacionado con obras de arte pertenecientes
    a museos y a los sectores de altos ingresos. Este último rubro
    absorbe prácticamente 15% (US$ 1.000 millones) de los ingresos
    totales del grupo a nivel mundial.
    Debido a la incorporación de estos nuevos renglones, afirma
    Weiss, "las ventas crecerán a un ritmo no inferior a 100%
    anual acumulativo". Si se cumplen estos pronósticos, para
    el año 2000 la facturación total de la empresa estará en $ 40
    millones anuales.
    La política internacional de Chubb esta orientada
    fundamentalmente a obtener una adecuada rentabilidad de la
    explotación. Por esta razón, agrega Weiss, "no nos
    interesa explotar rubros muy competitivos, como el de automotores
    y el de los cascos marítimos. Esa es la razón por la que
    tampoco participamos del mercado de las ART".
    "No nos preocupa mantener una participación elevada en el
    mercado total. Sólo cubrimos los sectores en los que percibimos
    que vamos a tener una rentabilidad segura."

    Empresas a las que se revocó la autorización para operar
    Aries (30-1-96)
    La Unión Agrícola (13-3-96)
    Arcadia (13-6-96)
    La Rectora (28-6-96)
    Himalaya (23-8-96)
    Avanzada Coop. (24-9-96)

    Compañías que resolvieron autoliquidarse
    El Cabildo (23-9-96)
    Prudencia (9-5-96)
    Inst. Aseg. Mercantil – Seguro de Vida (9-5-96)
    El Comercio de Córdoba (21-6-96)
    Olam Coop. de Seg. Ltda. (25-6-96)
    Central del Plata (Pendiente de la respectiva resolución)
    Helvetia (23-7-96)
    La Fortuna Cía. de Seg. de Retiro (23-8-96)
    La Universal (16-9-96)

    Compañías con medidas cautelares vigentes
    El Porvenir – (19-4-96) Prohibición de disponer de sus
    inversiones y de administrar los fondos del Inder.
    Belgrano Coop. (19-7-96) – Prohibición de disponer de sus
    inversiones, de administrar los fondos del Inder y de emitir
    pólizas.
    Numancia (30-8-96) – Prohibición de disponer de sus inversiones
    y de administrar los fondos del Inder.
    Pergamino Coop. (3-9-96). Comunicó a la Superintendencia su
    decisión de autoliquidarse. Se le decretó la prohibición de
    disponer de sus inversiones y de administrar los fondos del
    Inder.
    Unión Panaderil Coop. (20-9-96). Prohibición de disponer de sus
    inversiones, de administrar los fondos del Inder y de emitir
    pólizas.
    Ascona Cía. de Reaseguros (3-9-96). Prohibición de disponer de
    sus inversiones y de operar en reaseguros.