El enemigo silencioso

    Se estima que cerca de 40% de los adultos argentinos tienen niveles de colesterol que pueden calificarse como valores límites y elevados. Este problema se registra, incluso, en la población infantil del Gran Buenos Aires.

    La importancia de controlar y, eventualmente, procurar la reducción del nivel de colesterol radica en que es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular, junto con la hipertensión arterial y el hábito de fumar.

    El exceso de colesterol provoca la arteriosclerosis, un proceso paulatino de taponamiento de las arterias, que puede desencadenar desde la invalidez hasta la muerte, ya sea por infartos de miocardio o accidentes cerebrovasculares, así como afecciones en las arterias y en las venas de las piernas.

    El alto nivel de colesterol en la sangre (los especialistas aconsejan no superar el nivel de los 200 mg) es producido por dos factores fundamentales: en primer lugar por una deficiencia del propio organismo, que no logra sintetizarlo debidamente, y en segundo término por los hábitos alimentarios (una dieta abundante en carnes rojas, huevos y derivados lácteos, e insuficiente consumo de frutas, verduras y carnes blancas).

    Dados estos dos factores, es imprescindible que los individuos con alto grado de colesterol cumplan rigurosamente con la dieta aconsejada por su médico especialista. Sin embargo, en aquellos casos en que esto no alcanza, el avance de la investigación científica ha desarrollado medicamentos que actúan sintetizando el colesterol en el propio hígado (donde se genera); reemplazando la tarea que el propio organismo debería cumplir pero que debido a una limitación específica no logra realizar por sí solo.

    El colesterol, al que se clasifica entre las materias grasas, viaja en la sangre englobado en unas moléculas llamadas lipoproteínas. Estas pueden ser de alta densidad, conocidas como HDL, encargadas de la eliminación del colesterol depositado en los tejidos, y presentan lo que comúnmente se llama colesterol bueno. Por el contrario, el colesterol malo se relaciona con las de baja densidad o LDL, que facilitan la creación de placas de grasa que van produciendo la paulatina obstrucción de las arterias.

    En Estados Unidos se ha desarrollado una droga cuyo nombre genérico es Simvastatin, que ha demostrado reducir en aproximadamente 40% los niveles del colesterol malo e incrementar en forma significativa el colesterol bueno, además de disminuir satisfactoriamente los triglicéridos.

    Los especialistas podrán diferir en cuanto a los valores máximos y mínimos de los niveles de colesterol aceptados internacionalmente, pero todos coinciden en la importancia de su control.

    Aquellos individuos que ya han enfrentado un episodio cardíaco deberían bajar, indefectiblemente, su nivel de colesterol para obtener una mejor recuperación y reducir los riesgos de nuevas complicaciones.

    Si se tiene en cuenta que, como en muchos otros temas, la ignorancia o falta de información es el primer enemigo, se torna imprescindible la implementación urgente de políticas de concientización tendientes a modificar los hábitos alimentarios adquiridos y a conseguir que los individuos, en especial los mayores de 40 años, conozcan su nivel de colesterol y consulten preventivamente al especialista, para detectar tempranamente aquellos casos en que ser necesario un tratamiento específico.

    Informe: CARPAT, Consejo Argentino para la Prevención de la Arteriosclerosis.