Consolidación tras un año de euforia

    En un marco de mayor estabilidad económica y con tasas de interés decrecientes, tanto en valores nominales como reales, se hizo evidente durante el último año un vuelco masivo de capitales hacia la Bolsa, tanto de inversores locales como del exterior, que alcanzó el pico máximo en la ya famosa rueda del 23 de agosto, cuando se concretaron negocios en acciones por más de US$ 14 millones.

    El gran interrogante que se presenta ahora es qué ocurrirá en 1992. Los especialistas coinciden, al menos, en un pronóstico: el mercado continuará muy activo, tanto en los papeles particulares como en los títulos públicos.

    Cuando ahora se habla del mercado de los papeles particulares hay que hacer una importante distinción, entre acciones, opciones y obligaciones negociables, dado que a partir de mediados de 1991 las opciones alcanzaron un nivel muy significativo dentro de los negocios aunque, por su elevado tecnicismo y acentuado riesgo, parecen estar reservadas únicamente para los especialistas

    que, a pesar de todo, tanto en noviembre como en diciembre, soportaron considerables quebrantos con este tipo de operaciones.

    En cuanto a las obligaciones negociables, durante los tramos finales del año también registraron un avance espectacular. Entre las que se encontraban en trámite y las emitidas, los montos que se barajaban rondaban US$ 600 millones, cifra muy importante para el ámbito local, especialmente si se considera que las principales emisiones cuentan con la única fianza de la empresa emisora.

    La magnitud de estas cifras pone de relieve los favorables cambios que registró en los últimos meses la imagen del país en el exterior. Todavía están en el recuerdo de todos los argentinos las arduas negociaciones de los distintos equipos económicos de turno que requerían los famosos préstamos

    puente, que en la mayoría de los casos no superaban US$ 100 millones, con el agravante de que para obtenerlos debía mediar la intervención directa o indirecta de varios gobiernos.

    GRANDES EMISIONES.

    Ahora, con el cambio imperante en las reglas de juego, varias empresas se dieron el lujo de colocar emisiones de obligaciones negociables por montos individuales muy significativos. El caso más representativo es el del Banco de Galicia, que acaba de colocar en el exterior una emisión de este tipo por US$ 75 millones, sin otro aval que el propio. Algo similar ocurrió con la emisión de US$ 70 millones realizada por Alpargatas, con la particularidad de que estas láminas podrán ser convertidas en acciones ordinarias, según la conveniencia del suscriptor.

    Debido a esta circunstancia, estas obligaciones tendrán una característica especial: se amortizarán en una sola cuota al terminar el período de seis años establecido en las cláusulas de emisión. Es decir que los suscriptores dispondrán de un plazo prolongado para decidir entre quedarse con el título,

    usufructuando su renta, o transferirlo por acciones ordinarias, un aspecto que los obligará a seguir muy de cerca la evolución del precio de la acción en el mercado bursátil.

    En cambio, al inversor accionario el precio de las obligaciones negociables no convertibles le resulta indiferente, salvo como una forma de evaluar el comportamiento financiero de la empresa, dado que una baja mayor a la considerada normal en la cotización de las obligaciones negociables estaría

    dando la pauta de que las cosas no andan bien en la compañía y existiría el temor en el mercado de que la empresa se encuentre imposibilitada de cumplir en término con los servicios de los intereses o de las cuotas de amortización.

    CODICIADAS TELEFONICAS.

    Otro de los acontecimientos importantes del año concluido fue el lanzamiento de las acciones residuales de ENTel, correspondientes a 30% del capital de Telefónica Argentina. El total obtenido por estas ventas se acercó a los US$ 600 millones, en gran parte colocados en el exterior, aunque en el país las ventas fueron muy significativas, especialmente en la etapa destinada a los pequeños

    inversores, en la que las compras por persona no podían superar US$ 5.000.

    Esta política posibilitó incorporar por primera vez al mercado bursátil a un número muy importante de pequeños inversores, que de esa forma tuvieron la alternativa de participar en un negocio que se presenta altamente rentable, como lo prueban los primeros balances anuales de las empresas sucesoras de ENTel (Telefónica ganó US$ 116 millones y Telecom US$ 53 millones) con

    rentabilidades aceptables sobre el capital invertido y los patrimonios reales. En el caso de Telefónica, el rendimiento sobre el capital (US$ 1.339 millones) alcanzó 8,7% que se redujo a 5% si la relación se establece con el patrimonio neto (US$ 2.315 millones). En el mismo período los índices de Telecom

    registraron 5,4% y 3,2% respectivamente, teniendo en cuenta que su capital suma US$ 984 millones y el patrimonio asciende a US$ 1.670 millones.

    No caben dudas de que los próximos balances de estas compañías prestadoras del servicio telefónico continuarán brindando cifras muy satisfactorias, superiores aún a las mencionadas, teniendo en cuenta que el primer año de operaciones de las respectivas compañías se caracterizó por importantes

    desembolsos destinados a indemnizar personal y a la amortización de instalaciones consideradas obsoletas, razón por la cual sus valores contables fueron reducidos a cifras solamente nominales.

    Existen pocas dudas de que estas dos acciones van a constituirse en las vedettes del mercado accionario, juntamente con las petroleras y algunas empresas vinculadas con la construcción.

    VIGENCIA DE LOS BONEX.

    Por el lado de los títulos públicos, los Bonex continuarán exhibiendo una demanda muy firme a medida que el gobierno avance en los planes de reducir la inflación y aumentar el superávit fiscal, para lo cual resultará indispensable que obtenga un aumento efectivo en la recaudación.

    Pese a ello, este año continuarán perdiendo gravitación en el mercado total, debido a las amortizaciones que sufrirán las distintas series en circulación, que registran un ritmo anual de 12,5%.

    Por lo tanto, a partir del 15 de febrero quedarán solamente tres series en circulación (1984, 1987 y 1989), dado que la de 1982 quedará totalmente amortizada a partir de entonces.

    BOLSA Y MERCADO ABIERTO.

    Hasta fines de setiembre, el agente de Bolsa más importante por el volumen de sus negocios resultó ser la Compañía de Servicios Bursátiles, debido al notable repunte de sus actividades en ese mes, cuando sumó negocios por US$ 52,5 millones, que elevaron los totales acumulados hasta setiembre a US$ 124 millones, constituidos en tres cuartas partes por operaciones con acciones y el resto por títulos.

    En cuanto a los operadores del Mercado Abierto, el más importante hasta setiembre pasó a ser el Banco Medefin, que desplazó de ese puesto de privilegio a Extrader, líder del sector hasta la primera parte del año. El gran movimiento de estas entidades proviene fundamentalmente de títulos públicos. En lo que a acciones se refiere, su participación en el mercado es más reducida, como lo prueba el hecho de que Interbonos fue la entidad que más operó con acciones, con un monto que de enero a setiembre alcanzó US$ 26,9 millones y representó menos de 7,5% de los negocios totales realizados por el líder Medefin.

    Por el flanco de los Fondos Comunes de Inversión (FCI), su evolución estuvo y seguirá estando ligada a la suerte de la Bolsa. En octubre, el patrimonio conjunto de estas entidades alcanzó el nivel record de US$ 264,7 millones, que en noviembre retrocedió a US$ 223,7 millones, un nivel que, pese a la caída, sigue todavía muy por encima de los valores de junio, cuando el patrimonio total de todas las entidades sumaba US$ 71,5 millones.

    FIMA sigue siendo el más importante, con un patrimonio que en octubre era de US$ 60,7 millones.

    Esta es la primera vez que en el país una entidad de esta naturaleza supera por sí sola los US$ 50 millones.