El reparto

    Algo más de US$ 100 millones aportarían este año las apuestas administradas por la Lotería Nacional de Beneficencia y Casinos a los programas asistenciales de alcance nacional, según se desprende de una proyección que se maneja en círculos parlamentarios.

    La estimación no pudo ser confirmada en el Ministerio de Acción Social Salud y donde fracasaron las gestiones para obtener cifras precisas. De todos modos, las previsiones de recaudación por la vía del juego superarían el registro del año pasado gracias a la incorporación del Loto y el Quini, que tributan cerca de 20%, frente a los exiguos porcentajes que venían devengando las loterías, casino e hipódromos.

    La agresiva incursión en el juego por parte de las provincias se originó, precisamente, en las necesidades del fisco de obtener recursos y en la veta de negocios que vislumbraron algunos intermediarios privados que les llevaron la idea.

    Pionera en esta corriente fue, en su momento, la ahora desaparecida Lotería de la Rioja, cuando Carlos Menem gobernaba la provincia. El mentor de ese emprendimiento fue Russo Basile, actual interventor de Lotería Nacional.

    El Quini 6 fue ideado en 1988 por encargo de la Caja de Asistencia Social y de la Lotería de Santa Fe, y el Súbito nació en octubre del año pasado en Jujuy, operado por una empresa privada bajo contrato con el Banco de Acción Social de la provincia.

    La Lotería bonaerense es una de las más pródigas en la tributación del juego. El año pasado repartió US$ 133 millones entre los entes provinciales. Rentas Generales se llevó 46%; Acción Social, 30%, y la Dirección de Escuelas, 7,5%.

    El grueso de la recaudación provino del Prode, seguido por el Quini 6. Entre premios y comisiones distribuyó US$ 176.720.182, que equivale a 49,39% de las erogaciones.