ESTRATEGIA | Marketing
Por Leandro Africano
Gonzalo Brujó
Las marcas en los últimos 50 años se han convertido en objeto de deseo de los consumidores pero en los últimos tiempos han sido acusadas de engañar al consumidor, fomentar necesidades ficticias y manipular situaciones para su propia convivencia.
Una de las explicaciones posibles para este fenómeno tiene que ver con que hasta el siglo 20 lo que dominó fue la economía de la oferta, es decir las marcas se centraban en la escasez del producto y el objetivo de las compañías era producir más. Los negocios se generaban cuando las empresas lograban desarrollar un producto y, al ser este escaso, atraía inmediatamente a los consumidores.
Las lógicas marcarias que dominaban eran aquellas en las cuales las marcas lograban innovar en su desarrollo de producto, creando nuevos y supuestamente mejores productos en cada categoría. Un buen ejemplo de esto es la cantidad de variables de gaseosas que presentó Coca-Cola.
De esta manera, la relación que las marcas establecían con los consumidores era asimétrica, el deseo de la demanda era el de poseer y tener ciertos productos. No es casualidad que en esta época surgiera el slogan “Pertenecer tiene sus privilegios”.
Por el contrario, el presente tiene una economía en crisis pero que además se basa en la demanda y sobreabundancia, donde lo que escasea es la masa crítica y en consecuencia el objetivo de las marcas es crear mercados. Es posible encontrar casos donde la construcción marcaria no es controlada por la empresa; el consumidor participa, opina, valida y propone un pacto simétrico con la marca, casi de igual a igual.
Sobre este mar de confusiones navega hoy el español Gonzalo Brujó, consejero delegado de Interbrand y chairman de Latin America & Iberia de la consultora internacional de marcas. En una charla con Mercado explicó muchos de los fundamentos que tienen hoy las marcas para liderar sus categorías y desarrolló parte del camino que, según él, aún tienen que recorrer.
Brujó, que lideró el equipo de trabajo que llevó a cabo el último rebranding de Movistar para toda la región de Iberoamérica, señaló que la Argentina “tiene un gran potencial en branding, para liderar el proceso de gestión y creación de marcas. Considero que entre el talento local y el aprendizaje que han tenido con las crisis global, las marcas de América latina tienen un gran potencial siempre y cuando se piensen globales desde que nacen”.
Según su punto de vista, el mercado latinoamericano ofrece buenas oportunidades para el desarrollo de marca en el ámbito business to business y en la oportunidad que se generar a partir de una “nueva clase media emergente que piensa en el largo plazo”.
¿Marquista yo?
En un mercado global donde los consumidores de todas las edades y todos lo estratos sociales son cada vez más infieles con relación al consumo, las marcas deben ser consistentes con su promesa. “Estamos transitando el momento donde la clave es entender, para quienes están al frente de las marcas, que se gestionan activos intangibles y que los consumidores, que hoy son más inteligentes que nunca, los tratan como a un canal de TV, hacen zapping todo el tiempo”, explicó Brujó.
La clave fundamental es la consistencia y de ella se derivan otras, también muy importantes para crear una buena marca, como son la credibilidad, el alcance para que llegue a una parte considerable del público, que sea relevante para ellos y que diferencie el producto de la competencia.
Dentro de este proceso de infidelidad hacia las marcas, no solo los clientes y consumidores dejan de seguir y comprar los productos de una marca sino que además comunican y comparten con sus pares esa decisión, logrando, en algunos casos, mala reputación y baja en las ventas.
“Los consumidores argentinos en general son marquistas, incluso, muy por arriba del promedio de toda América latina. Les gusta seguir a una marca y son fieles en la medida que los satisfaga. El argentino es un mercado complejo a la vez porque los consumidores también reaccionan inmediatamente cuando sienten que sus marcas preferidas no los tratan bien”, agregó el especialista en marcas.
Uno de los trabajos relevantes en los que Interbrand ha intervenido es el de Movistar en el cual tiene pensado llevar en un el mediano plazo ese naming a todos los productos de Telefónica (Internet y telefonía fija), dejando esa marca paraguas solo para las acciones institucionales.
–La propuesta hecha a Telefónica va en contra de lo que dicen algunos manuales de branding en que no es recomendable ni extender ni expandir la marca a otras categorías y otros productos porque puede perder su fuerza.
–Lo que nuestra experiencia nos dice es que cada marca tiene su elasticidad correcta. Si nosotros detectamos mediante estudios que Movistar tiene un margen para seguir extendiéndose a otras categorías, no veo la razón para no hacerlo.
En otros casos puede suceder que una marca no tenga elasticidad para moverse hacia otros productos o servicios y eso, tratándose de una marca global, puede revelar un incorrecto trabajo de branding.
Mercado de lujo Interbrand realiza desde hace 12 años el informe sobre las “Mejores marcas globales”. Allí, mediante la utilización de una metodología propietaria, donde cruza y pondera diferentes variables de análisis, se pone de manifiesto cuáles son las marcas más valiosas del mundo. El ranking 2011 tiene por segundo año consecutivo a la marca Corona, como la única latinoamericana con presencia global. |