CAPÍTULO III | Comercio exterior
Por María Cecilia Martin (*)

El crecimiento del producto de las principales economías desarrolladas muestra signos positivos aunque varias de ellas no han alcanzado aún los niveles previos al estallido de la crisis. En el mismo sentido, si bien el intercambio comercial de estas economías tampoco ha recuperado los niveles alcanzados en 2008, sí han retornado a su dinámica y en 2010, la Organización Mundial del Comercio (OMC) registró un crecimiento del comercio internacional de 25%.
En particular, en la Argentina el comercio exterior en 2010 se recuperó y además se acercó a las cifras registradas en 2008, año récord tanto para las exportaciones como para las importaciones. Las exportaciones registraron un monto de US$ 68.800 millones (+24%) mientras que las importaciones alcanzaron US$ 55.500 millones (+45%). En ambos casos, el crecimiento se explicó principalmente por el aumento de las cantidades comerciadas (+19% y +35%, respectivamente) y en menor medida, a la variación de precios (+4% y +8%, respectivamente). 68% de las exportaciones de 2010 se concentraron en exportaciones industriales (MOA + MOI). Además, las exportaciones de MOI ganaron participación en el total exportado respecto al año anterior.
El desempeño experimentado por las exportaciones de manufacturas de origen industrial (MOI) se explicó en gran parte por el incremento de las cantidades vendidas (+26%), ya que los precios internacionales de los productos industriales subieron levemente (+2%), destacándose la fuerte dinámica de las ventas de vehículos para transporte de personas hacia Brasil. De esta manera, las ventas externas de MOI acumularon un aumento anual de 29%.
Las ventas externas de manufacturas de origen agropecuario (MOA) aumentaron 7% durante 2010, producto de un alza de precios (+5%) y de cantidades exportadas (+3%). El aumento en los precios se debe a los problemas productivos, particularmente a la sequía registrada en Sudamérica, Federación Rusa, Ucrania y diversos países de Europa occidental y las inundaciones en Australia, que motivaron fuertes aumentos en las cotizaciones de cereales y oleaginosas junto con una demanda que se mantiene muy firme no solo para productos de consumo humano sino también para biocombustibles.
Las importaciones mostraron una fuerte expansión durante 2010, alcanzando en noviembre un aumento interanual de 53%. La evolución de las importaciones resulta una de las variables clave a monitorear. Por un lado, su avance implica que una porción creciente de la demanda no se trasforma en mayor producción nacional, condicionando la recuperación del empleo y la inversión. Por otro lado, la mayor dinámica importadora respecto a las exportaciones reduce el superávit comercial en un contexto de fuga de capitales.
El firme avance de las importaciones se origina fundamentalmente en dos factores. En primer lugar, existe una causa estructural asociada a la elevada elasticidad de las importaciones respecto al producto. Décadas de retrocesos en la integración de la industria nacional derivaron en una fuerte dependencia de bienes intermedios importados para la producción local, y de bienes de capital y de piezas y accesorios, para la inversión. Dichos rubros representan 32%, 21% y 20% del total de las importaciones, respectivamente.
Costos en dólares
El segundo factor que contribuye al avance de las importaciones es el fuerte incremento de los costos industriales medidos en dólares. Continúa reduciendo la competitividad precio frente a nuestros principales socios comerciales. La evolución de los costos medidos en moneda extranjera se constituye como uno de los aspectos claves a monitorear durante este año.
En el gráfico se puede observar una fuerte correlación entre la actividad industrial y las importaciones, lo que representa una fuerte dependencia externa principalmente en épocas de crecimiento y expansión.
A pesar de mostrar una balanza comercial superavitaria, la Argentina tiene un déficit estructural en el comercio de las MOI que en 2010 ascendió a US$ 27.000 millones, explicado principalmente por el déficit registrado con Brasil (US$ 7.700 millones) y con China (US$ 6.800 millones). En este sentido, se “importaron” cerca de 800.000 puestos de trabajo vinculados casi en su totalidad con el desequilibrio estructural en manufacturas de origen industrial.
Además, la Argentina mostró déficit comercial con sus principales socios comerciales: Mercosur y NAFTA en US$ 1.800 millones y en US$ 1.900 millones, respectivamente. Por su parte, el superávit con la UE se redujo 60% en el año debido al crecimiento de las importaciones de 40% y el crecimiento de las exportaciones en 9% empujado por los últimos meses del año. De continuar este comportamiento, el saldo superavitario a favor de la Argentina podría revertirse convirtiendo el comercio del segundo socio comercial en deficitario.
Logros y avances en 2010
El Mercosur y la Unión Europea (UE) negocian un área de libre comercio birregional desde abril de 2000. Con la negociación en stand by desde mayo de 2006 (cuando fue la última reunión birregional), en la Cumbre de Madrid de mayo de 2010, de la que participaron los jefes de Estado y de Gobierno de los estados miembros del Mercosur y de los miembros de la UE, se acordó formalmente el relanzamiento de las negociaciones para alcanzar un acuerdo de asociación entre ambos bloques.
A fines del mes de junio, se realizó en Buenos Aires la primera ronda de negociaciones en la que se relanzaron las conversaciones sobre el futuro acuerdo de asociación entre Mercosur y la Unión Europea. Los tres pilares sobre los que se avanzó fueron el diálogo político, la cooperación y el comercio. A mediados de octubre, se realizó en Bruselas la segunda ronda de negociación reafirmando el compromiso de negociar un acuerdo equilibrado y ambicioso. Durante esa semana de negociaciones se logró progresar en términos normativos. Con relación al acceso a mercados, ambas partes iniciaron las discusiones para sentar las bases para el intercambio de ofertas mejoradas y acordaron continuar sus tareas internas para ese fin.
En la tercera y última reunión birregional del año realizada en Brasilia en el mes de diciembre, se repasaron los resultados de las reuniones técnicas de los grupos de trabajo.
Durante la próxima presidencia pro témpore de Paraguay, primer semestre de 2011, continuarán las negociaciones y fueron confirmadas dos rondas, una en el mes marzo en Bruselas y otra en el mes de mayo de 2011, en Asunción.
En lo que respecta al Mercosur, fue clave la Cumbre de San Juan en la que se ha avanzado en temas que habían quedado pendientes desde fines de 1994 con la aprobación del Arancel Externo Común (AEC) en Ouro Preto.
La Decisión N°10/10 del Consejo Mercado Común (CMC) del Mercosur aprobó los lineamientos para la implementación de la eliminación del doble cobro del AEC y distribución de la renta aduanera, progreso que consolida la unión aduanera del bloque. Además, se firmó un acuerdo de libre comercio entre la República Árabe de Egipto y Mercosur.
Desafíos de cara a 2011
La recuperación de 2010 parece haber reformulado el perfil de crecimiento por encima de 2008, con muy buenas perspectivas para 2011 con un crecimiento esperado del PBI de 7%, aunque con menor ritmo en la creación de empleo y concentrado en algunos sectores.
El comercio internacional argentino seguirá creciendo, pero a tasas menores que las mostradas hasta el momento. Se estima que la Argentina exportará US$ 78.600 millones este año, 14% por encima de lo registrado en 2010, e importará US$ 67.900 millones, 22% más que el año anterior. Esto significa que las importaciones seguirán creciendo a una tasa mayor a la registrada por las exportaciones lo que continuará profundizando la tendencia de estos últimos años a reducir la brecha del comercio contrayendo la balanza comercial.
Como ya se ha dicho, el debilitamiento del superávit comercial, amenazado principalmente por el crecimiento de las importaciones, parece mostrar una clara tendencia. En particular, para los años 2011 y 2012 se prevé una reducción de 19% y 17% en cada caso. Lejos, por el momento, de una balanza comercial deficitaria, la reducción de la misma implica también complicaciones en el modelo económico como faltante de liquidez cambiaria que otorga el exceso de oferta de dólares.
Conclusiones
Hacia adelante, la discusión debe suponer un involucramiento creciente respecto a la definición de una estrategia clara, con objetivos concretos orientados a cambios en la matriz productiva.
De ninguna manera se niegan los beneficios en términos de competitividad y eficiencia de una integración comercial internacional. Sin embargo, debemos comprender nuestro propio patrón de crecimiento y nuestra condición de país en desarrollo. Ello implica una alta volatilidad histórica del producto que genera una importante incertidumbre para realizar inversiones de largo plazo. Este patrón hace que ciertos bienes de capital claves en la producción muestren una alta dependencia externa que refleja un alto grado de correlación y “elasticidad importación-producto”, generando en el momento de auge un fuerte deterioro de la balanza comercial por el pronunciado crecimiento de las importaciones y un fortalecimiento de la misma ante un frente contractivo o una devaluación, solo por la disminución en las importaciones.
Además, ante un shock externo o una potencial devaluación, el encarecimiento de estos bienes claves genera una restricción en el proceso productivo frenando la inversión tanto para reponer las amortizaciones como para realizar nuevas inversiones.
Por otro lado, las exportaciones argentinas se deben una reestructuración enfocada a la inserción inteligente internacional apuntando a tener valor agregado, con contenido tecnológico, lo que significaría exportar capacidad productiva, empleo e inversiones.
En el mismo camino, pensar e implementar políticas inteligentes coordinadas, en particular las referidas al comercio exterior, orientadas a incentivar y promover las exportaciones de alto valor agregado, progreso tecnológico y alta productividad, contribuirá a incrementar el producto y el empleo con mejoras en los salarios, la distribución del ingreso y desarrollo económico.
(*) La licenciada María Cecilia Martin es economista.



