La tasa de crecimiento promedio de las exportaciones nacionales en
esta etapa alcanzó 42,4%, mientras que la correspondiente a las
importaciones descendió hasta 33,9% anual.
Durante 2005, las exportaciones crecieron a una tasa de 20,6% en tanto
las importaciones lo hicieron a 58,9%. El saldo bilateral alcanzó
los US$ 1.029 millones, valor similar al obtenido un año antes.
Algunas variables simples, que caracterizan la calidad tanto de las
compras como las ventas argentinas, son útiles para remarcar
los rasgos principales del intercambio comercial bilateral.
En primer lugar, existe una marcada diferencia en cuanto a la cantidad
de productos intercambiados: Argentina envió, durante todo 2000,
322 productos, por un valor promedio de 23 centavos de dólar
por kilo exportado. Cinco años más tarde, la cantidad
de bienes despachados se elevó a 525, con un mayor valor promedio:
39 centavos de dólar por kilo.
Por el lado de China, la cantidad de productos enviados es superior,
ascendiendo a 2.876 y 3.789 productos en 2000 y 2005 respectivamente,
con un valor por kilo sustancialmente mayor: US$ 2,83 y US$ 2,63.
La notoria diferencia entre los flujos comerciales en ambos sentidos
tiene una clara explicación: mientras que las ventas argentinas
corresponden 58% a productos primarios (básicamente oleaginosas)
y 29% a manufacturas de origen agropecuario (en especial, harinas y
aceites), la demanda por productos chinos se concentra en 97% en manufacturas
de origen industrial (MOI), con los consecuentes mayores precios y valor
agregado por producto. M
Fuente: abeceb.com en base a indec
La Argentina comenzó a presentar un superávit comercial
importante con China a partir de la grave crisis económica, aunque
la tendencia es decreciente desde el año 2003.
Durante el 2005, las exportaciones crecieron a una tasa de 28,3% en
tanto las importaciones lo hicieron a 59,6%.
Hay una fuerte disparidad entre lo que le compramos y lo que le vendemos
a China, concentrándose las compras en bienes industriales y
las ventas en productos agrícolas.
Las importaciones están mucho más diversificadas y con
mayor incorporación de valor agregado que las exportaciones.
El comercio entre ambos países se caracteriza por un fuerte desequilibrio
comercial a favor de China. Las ventas argentinas a ese mercado son
mucho más volátiles y frágiles que las compras.
Posicionamiento de China
En los últimos años, China ha sido el país con mayor
potencial de crecimiento económico, como lo demuestra su mayor
participación en el PBI mundial, que pasó de 5,7% a principios
de la década pasada a 13% en el año 2004, más del
doble en tan sólo 14 años. El crecimiento de la economía
china es mucho mayor al del resto del mundo, y sólo es superado
en años puntuales por países pequeños y en desarrollo,
o por economías que emergen luego de graves crisis.
Detrás del crecimiento de la economía China hay un factor
clave, y es que este país ha sido en los últimos años
el destino preferido de las inversiones productivas, lo que ha llevado
su participación en el flujo mundial de inversión interna
a niveles inéditos, proceso que se intensificó a partir
del año 2000. Así, mientras que durante 1990 China recibía
2% de la inversión mundial, hacia el fin del siglo pasado había
incrementado su participación en 1 punto porcentual. Al finalizar
el año 2003, la recepción de Inversión Extranjera
Directa por parte del mayor país asiático se había
incrementado hasta alcanzar 9% del total mundial. Este proceso se vio
favorecido en el último quinquenio por la alta inestabilidad de
otras zonas de países emergentes, como Latinoamérica.
La dinámica de las inversiones no hizo más que reforzar
los factores que sustentan la competitividad de la economía china,
incrementando la productividad de la mano de obra local. Esta mayor fortaleza
productiva tiene, como consecuencia, un incremento en la competitividad
de los productos chinos en el mercado mundial que se tradujo en un aumento
de los montos exportados, cuya participación en el mundo pasó
desde 2% en 1991 hasta 5,8% registrado en 2004. El comercio chino ha triplicado
en los últimos 14 años el ritmo de crecimiento de los volúmenes
mundiales de intercambio.
Fuente: abeceb.com en base a UNCTAD
Fuente: abeceb.com con base en el FMI
Fuente: abeceb.com con base en el FMI
Negociaciones comerciales
Desafíos y oportunidades en el contexto internacional
La Argentina está inmersa en un conjunto de complejas negociaciones
a escala internacional, en algunos casos actuando de manera individual
(por ejemplo, bilateralmente con distintos países o en el ámbito
multilateral) y, en otros como miembro del Mercosur (por ejemplo, con
la búsqueda de acuerdos con la Unión Europea y la conformación
del Alca).
Por Maximiliano Scarlan
Pero más allá de las particularidades de cada una de estas
instancias, todos los casos presentan un denominador común: para
que las negociaciones sean exitosas y se logre la firma de acuerdos ambiciosos
en materia de creación de comercio, el Mercosur requiere previamente
resolver sus imperfecciones y dificultades intestinas, constituyendo un
bloque sólido que actúe en interés de todos sus miembros.
Por esa razón, en este trabajo se analiza el estado de la integración
regional, repasando sus conflictos, sus logros y las novedades recientes.
Y por supuesto, también se presta atención a lo que acontece
en el ámbito bilateral entre Argentina y Brasil, en el entendimiento
que ambos países son el corazón del Mercosur, y que el futuro
de la integración depende en buena parte de la voluntad que muestren
para resolver sus dificultades de manera conjunta. M
La OMC
Cambios que se esperan en el comercio mundial
Del estado de situación de las principales negociaciones comerciales
con incidencia para nuestro país, las tratativas multilaterales
en la Organización Mundial del Comercio (OMC) son las que tienen
mayores probabilidades de contribuir con importantes cambios en un futuro
cercano.
En ese sentido, la reunión ministerial realizada en diciembre
del año pasado en Hong Kong, si bien no aportó las novedades
esperadas, preparó el camino para avanzar en una serie de temas
relativos a creación de comercio, y que podría ser determinante
sobre el rumbo de las demás negociaciones, tales como aquellas
sostenidas con la Unión Europea o el Alca.
Las diligencias de los países miembros de la OMC por alcanzar acuerdos
que representen avances concretos obliga a repasar la verdadera situación
de Argentina en el concierto internacional. Más si se tiene en
cuenta que en este ámbito la agenda se encuentra centrada en dos
ejes trascendentales para nuestro país: agricultura y acceso a
mercados de bienes no agrícolas (NAMA, según sus siglas
en inglés). Hasta el momento la atención se centró
en los hipotéticos avances en el primero de ellos, pero no existe
un real dimensionamiento sobre las consecuencias que tendría la
aplicación del NAMA en el sector manufacturero nacional.
En la esencia del NAMA está la búsqueda de una reducción/eliminación
arancelaria y de los obstáculos no arancelarios para productos
no agrícolas (fundamentalmente industriales). Para Argentina, dicha
medida, a la vez de abrir oportunidades de acceso a nuevos mercados, significaría
una gran exigencia para la mayoría de los sectores manufactureros,
que deberán hacer frente a una mayor competencia internacional
en un –más que probable– escenario futuro.
Si se toma como referencia la propuesta de las naciones centrales, la
reducción podría llegar hasta 67% en promedio, lo cual,
para un país cuyos estándares industriales exhibe limitaciones
de competitividad a nivel global, podría dejar a nuestra industria
fuera de juego.
Simultáneamente, otro eventual impacto es la pérdida de
buena parte de la progresividad arancelaria, a partir de la cual se favorece
la imposición de aranceles más elevados a los eslabones
que incorporan mayor valor agregado en las cadenas productivas, con el
fin de fortalecer su desarrollo en el país.
Hasta el momento, en NAMA existe consenso respecto de que la reducción
arancelaria será generalizada y automática, lo que significa
que las concesiones no podrán estar limitadas a algunos sectores
específicos o a un grupo de países. Se implementará
a través del uso de una fórmula matemática no lineal,
propiedad por la cual los aranceles más elevados (algo general
entre los países en desarrollo) serán reducidos en forma
más que proporcional.
Considerando dicha fórmula, un escenario factible indica que para
Argentina la disminución de los aranceles consolidados en bienes
no agrícolas sería cercana a 50% (pasando de 31% a 15,5%).
Dentro de la industria nacional todos los sectores sufrirían un
impacto directo, aunque los más afectados resultarían ser
calzado, textil, indumentaria, automotores y hasta plásticos, que
son los que cuentan con una mayor protección en términos
relativos en la actualidad por medio de elevados aranceles a las importaciones
de extrazona.
Una faceta relevante de la negociación es que los países
en desarrollo podrán ampararse en el trato especial y diferenciado,
por el cual estarán habilitados a exceptuar algunos productos de
la reducción de aranceles (ya sea total o parcialmente). Sin embargo,
dado que dichas ventajas son limitadas (máximo 5 o 10% de los productos
no agrícolas), el uso de las mismas deberá estar asociado
a la visión estratégica que posea el Gobierno con relación
al desarrollo de la industria. M
Fuente: abeceb.com en base a OMC.
Las primeras rondas, en el marco del Gatt, se caracterizaron por la participación
casi exclusiva de países desarrollados. Este hecho permitió
avanzar paulatinamente en la liberalización del comercio de productos
industriales. La progresiva incorporación al organismo de países
en desarrollo, implicó la necesidad de tratar otros temas, de vital
importancia para la construcción de un espacio de libre comercio
que permite extender los beneficios del desarrollo a todas las naciones.
Fuente: abeceb.com en base a OMC.
Si bien estaba entre los temas que componían la agenda original
de la Ronda Doha, la negociación se sesgó hacia agricultura
y productos industriales, específicamente en lo relativo a la reducción
de los aranceles existentes; sin descuidar tampoco el tema de servicios.
La Argentina tiene una posición ofensiva en agricultura y defensiva
en productos industriales, junto con Brasil y gran parte de las economías
emergentes, que se contrapone a los intereses de los países centrales.
Fuente: abeceb.com en base a OMC.
La propuesta de los países desarrollados es aplicar una fórmula
suiza, lo que implica que los países en desarrollo, que tienen
aranceles industriales más elevados, son los que tendrán
que realizar el mayor esfuerzo de desgravación. Como respuesta,
éstos propusieron una fórmula que contemple la diferencia
en niveles arancelarios de los países (entre ellas, la ABI), y
otorgue mayor aire a aquellos países que pueden tener dificultades
para desarticular sus sistemas de protección.
Fuente: abeceb.com en base a OMC.
La Argentina tiene especial interés en estas opciones de excepción,
ya que es claro que existen diversos sectores de la industria que se verían
en serios aprietos para sobrevivir a una reducción importante de
los aranceles a las importaciones. Este es el caso particular de aquellos
sectores que poseen actualmente mayor tasas arancelarias: automotriz,
textil e indumentaria, calzado y plásticos.
Fuente: abeceb.com en base a datos oficiales.
Al analizar los sectores industriales de la economía argentina,
y se intenta identificar a aquellos que tendrían mayores dificultades
con la desgravación, hay que tener en cuenta los aranceles efectivos
actuales y también los aranceles consolidados, ya que la fórmula
de reducción arancelaria se aplica sobre los aranceles consolidados.