![]() Dentro de los anuncios de la holgada cartelera gastronómica de BA, el regreso de la elegante Katrine Roëd es una muy buena noticia. Tanto para quienes ya disfrutaron de su cocina en el primer Subito (Acassuso) o en el exitoso Katrine de Puerto Madero como para aquellos que desean conocer una cocina con matices nórdicos e itálicos sin dejar de lado la obligada argentinidad. Una vez saludado el retorno -varias reseñas fueron tituladas así-, podemos dedicarnos de lleno a observar la propuesta. Una ambientación sobria en un local pequeño con una iluminación que subraya cierto aire funcional en el contraste con las negras paredes. A futuro habrá remodelaciones para integrar el espacio de la vereda al salón principal. Hay mesas y boxes bajo un orden implacable y milimétrico. Sobrio, lejos, muy lejos del barroquismo o de cualquier pulsión kitch. Ni bien sentados, como aperitivo, surgió un refrescante shot dulce de hierbas (rúcula) y limón. Logrado, cumple con la apertura del apetito. La puesta en escena se completa con una cuidada presentación en panes (servicio de mesa $ 3,50 p/p). Como entrada nos inclinamos por una clásica propuesta nórdica, gravlax ($22). Se trata de salmón rosado marinado en eneldo con salsa de mostaza. Es un plato cuyo nombre refiere a un muy antiguo modo de deshidratación: grav (entierro, sepultura) y lax (salmón). Probablemente haya nacido como forma de conservación bajo tierra del pescado. El eneldo es consustancial al gravlax, en tanto le da una exquisita impronta aromática. Más allá de las disquisiciones históricas, el propuesto por Sotto il Ponte hace gala de un excelente equilibrio en la marinada. Un solo detalle: la salsa de mostaza (aceite de oliva, azúcar o miel) tenía un sabor apenas subido. Más vale utilizarla medidamente para no perder de vista el salmón. De todas formas la preparación está lograda. En lo referido a los platos centrales, continuamos con una pasta larga de verduras, rellena con espinaca ($18), donde Katrine desenvuelve su otra pasión, la culinaria itálica. Lleva una salsa de tomate concasse (cuadraditos) y albahaca, sobre un fondo de crema que es un guiño a la argentinidad. Muy buen punto en la cocción, se los pidió bien al dente y así fue nomás. El segundo plato, se trató de un marinatti de pollo ($21). Lonjas de pechuga a la plancha marinadas con limón y tomillo, acompañadas de un exquisito graten de láminas de papas y manzanas coronadas con el siciliano queso de ovejas pecorino. Una carta nutrida en pastas y pescados complementa la propuesta en platos principales, sin olvidar el necesario espacio para los mamíferos (cordero, ternera) que requiere el apetito carnívoro nacional. A la hora postrera, la elección recayó en semifredo passione ($14), elaborado con maracuyá (fruta de la pasión) y acompañado de trocitos de kiwi, mango y una dulce preparación con las semillas de la propia maracuyá. Aquí aceptamos la indicación de combinarlo con Finca La Anita Tocai Friulano ($10 por copa) dio una asociación muy sensual, si bien fue servida en copa de vino tinto. El cierre, café expresso con petit fours ($3,50). La carta de vinos es de mediana extensión y abreva en las bodegas argentinas más conocidas. Teniendo en cuenta la acertada sugerencia de vinos y postres, no estaría mal ampliar dicho concepto a los restantes platos. Una atención gentil, profesional, conocedora de los meollos de la preparación, completa la propuesta. Subito sotto il Ponte también propone un menú al mediodía (preguntar) y por sus características edilicias y alimenticias viene bien para encuentros laborales a dicha hora. Por la noche, la cosa va más para amigos y parejas.
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