¿Cuál es la situación actual del Banco Provincia?
Estamos bien, hasta me animaría a decir que muy bien. Somos un nuevo banco, que nada tiene que ver con el de dos años atrás. Después de 24 meses de crisis, nos estamos rearmando. En este marco, tenemos predisposición para acompañar al Gobierno, aunque no somos un banco de fomento, porque de esa manera entran en riesgo los depósitos que dejó la gente.
A propósito, ¿el cliente sigue depositando plata en la institución?
Sí. Hoy tenemos una buena captación de depósitos. En los cuatro años que llevo de gestión éste es el mejor momento. A mi entender, ha sido muy importante nuestra política del plazo fijo solidario, que ha hecho que mucha gente, entre dejar dinero en el Provincia y otro banco, optó por el sentido comunitario.
¿Cree que la gente ha recuperado la confianza en los bancos?
En nuestro caso puedo afirmar que hemos recuperado la confianza de la gente, que se dio cuenta de que las etiquetas de solvencia que mostraban los bancos extranjeros nada tenían que ver con la solvencia local.
Pero el sistema bancario todavía no está reconstruido, ¿o sí?
No aún. El depósito es mucho más que sumar plata en el banco: es volver a recuperar la confianza del cliente, que, a su vez, es la base de todo banco. Yo creo que cuando la gente haga bien los números va a volver al banco. Además, hay que tener en cuenta que, aún en la peor crisis de la Argentina, los medios de pago no se cayeron; por el contrario, se fortalecieron.
A su entender, ¿qué falta para lograr la recomposición del sistema?
Varias cosas más. Por un lado, el tema de las compensaciones, y por otro, discutir objetivamente el papel de los bancos en general, cómo van a ser más transparentes para que la gente sepa en qué lugar está dejando sus ahorros y qué riesgo toma. En los últimos años, si alguien dejaba su dinero en un banco extranjero no sabía si ese banco respondía a la sucursal de la Argentina o a la multinacional en su sede central. Y tampoco los bancos públicos presentaban transparencia absoluta en sus balances. El nuevo sector financiero tiene que ser absolutamente transparente.
Además de esa falta de transparencia, ¿cuáles fueron los otros errores que desembocaron en la crisis del esquema bancario?
Los errores fueron de toda la sociedad. Hemos gastado más que lo que representaban nuestros ingresos, tanto el Estado y los bancos como las empresas y las familias. Y simultáneamente a este gran gasto, el sistema financiero estaba prestando a tasas de 25 o 30%, que generaron endeudamientos impagables, algo que también pasó en otros países como Venezuela o Ecuador.
¿Qué balance hoy del papel del banco durante los peores momentos de país?
En 2001, cuando el banco entró en problemas de liquidez, nacieron los patacones, que fueron una solución importantísima para la provincia. Yo no me quiero ni imaginar el costo de esta crisis sin la existencia de los patacones. Nosotros, entonces, operamos como banco central de patacones y eso fue muy importante: el banco se puso los pantalones largos y lo pudimos superar; aunque también es cierto que para sortear la crisis también tuvimos un apoyo muy grande desde el Central y desde el Ministerio de Economía.
¿Cómo observa que se ha posicionado la banca pública en los últimos años?
La banca pública ha sido permanentemente defendida por todos los ministros de Economía desde 2000 a la fecha. Eso no quita que los bancos públicos tengan que ser eficientes y rentables, además de ser absolutamente transparentes porque estamos trabajando con el dinero de la gente. De todos modos, el negocio se achicó; los bancos ganan menos, casi la mitad de lo que ganaban antes. Entonces, aquí y ahora, o sobran bancos o faltan negocios.
¿Cuál es la fórmula para que vuelva la inversión?
Dar seguridad jurídica y establecer cuáles serán las reglas de juego de la economía para los próximos años. Se trata de recomponer un poder político necesario para que haya ambiente de inversión y negocios. Para que vuelva la decisión de invertir se requiere un ambiente previsible.
¿Cómo se recompone ese poder político? ¿Qué puede hacerse, en concreto, para que la inversión se cristalice?
Hay que corregir ciertas cuestiones. En la Argentina, el tema tributario es horrible porque castiga al más decente. Si alguien paga todos los impuestos queda afuera del mercado porque siempre va a tener un competidor que no los paga. Las políticas tributarias terminan castigando al más honesto. Otra aberración es el impuesto al cheque, que es muy caro y ahuyenta a la gente de los bancos. Desde que existe, las operaciones con cheques cayeron a la mitad. Para el Fisco es importante, pero a corto plazo terminará siendo problemático. Como medida práctica fue excelente, pero está aumentando la economía informal.
¿Cree que hoy en día existen buenas políticas de exportación?
No. Los gobiernos argentinos no han tenido políticas claras acerca de cómo favorecer las exportaciones. Y ése es un tema vital. La única posibilidad concreta de crecimiento de un país lo dan las exportaciones. Tendríamos que ser capaces de vender todo lo que producimos, pero no es fácil. Requiere tiempo y un necesario aprendizaje.
Muchas Pymes con potencial exportador se quejan de la falta de crédito…
Sí, ha habido una tendencia a que las Pymes desaparezcan y ahora estamos ante el problema de cómo las recuperamos. Acá las Pymes no son sujetas de crédito bancario y eso es un grave problema. No pueden conseguir crédito y no tendría que ser así.
En la actualidad hay oferta de crédito, pero no demanda. ¿Cuál es la razón?
Hasta hace poco, no había oferta de crédito, pero con el incremento de los depósitos los bancos y especialmente los públicos han vuelto a tener oferta; por cierto, a tasas bastante altas para relacionarlas con una actividad que tiene índices de rentabilidad baja. Las tasas son, precisamente, una de las razones por las que no hay demanda. Pero, por otro lado, creo que la gente se está preguntando si éste es el momento propicio para tomar riesgos, y si lo que va a hacer con esa inversión que está evaluando le va a dar capacidad de repago. La gente, con esta crisis, ha aprendido a ser muy centrada en sus decisiones, y sabe que endeudarse con un banco no es obtener un subsidio.
El Banco Provincia quedó en deuda con sus depositantes, que no recuperaron todo su dinero, ¿verdad?
Esa fue una mala decisión de los depositantes, porque cuando se abrió la última etapa, prácticamente la gente podía retirar 100% de lo que había dejado en términos de dólar.
A cambio de bonos
No, los bonos equivalían a una partecita, la diferencia entre $ 2,10 y $ 2,80; el resto se devolvía en efectivo. O sea, el depositante recuperaba $ 2,10 en efectivo, y $ 0,70 en bonos dolarizados. Realmente era una opción que no entiendo por qué no tuvo más aceptación, más allá de aquellos que tenían en trámite un amparo. Hay una parte, unos $ 500 millones, que, es cierto, el banco todavía no ha devuelto, pero porque la gente ha optado por el camino del amparo, y eso ha sido una mala decisión.
¿Qué importancia le da al tipo de cambio?
Es importante, sí, y se justifica si va a generar muchísimos puestos de trabajo, pero a largo plazo no genera riqueza porque todo tiende a compensarse. Está claro que el tipo de cambio no es la solución milagrosa de la vida argentina.