–Según la publicación del Departamento de Estado
norteamericano, Economic Perspectives, usted trabaja en la confección
de un nuevo Consenso de Washington.
–Es cierto (sonríe). Hemos conversado con Richard Haas, titular
del Departamento de Policy Planning del Departamento de Estado, sobre la necesidad
de ampliar el Consenso de Washington y hemos planteado algunas de la ideas en
las cuales venimos trabajando.
–¿Cuáles son esas ideas?
–Asegurar la gobernabilidad, lo que yo llamo mercados abiertos y sin subsidios,
sistemas políticos que permitan la renovación de clases dirigentes
y, por supuesto, en un eje social, con políticas sociales que posibiliten
generar un derramamiento en el proceso de crecimiento económico, que
es algo que no hemos tenido hasta el momento. Efectivamente, he conversado con
mi colega Haas y hemos cambiado algunas ideas en este sentido.
–¿Se puede afirmar que este consenso no es más de
lo mismo, como se dice habitualmente, con respecto al ideado por John Williamson
a fines de los años ’80? (ver recuadro).
El consenso El economista inglés |
–Diría que la idea es cómo construir, sin que signifique
tirar abajo las políticas de equilibrio fiscal o las políticas
de privatizaciones. La idea es cómo se construye sobre esto. Mi visión
es cómo trabajar sobre estas ideas, que indudablemente fueron pilares
insuficientes.
–En estos días John Williamson hizo un mea culpa y admite
errores con respecto al consenso original. Y Joseph Stiglitz catalogó
a aquel acuerdo como un “fundamentalismo de mercado”.
–No lo veo, quizá, en ninguno de los extremos. Creo que fue una
colaboración insuficiente, que claramente se dio en un momento en que
cayó el Muro de Berlín, hubo mucha euforia y tal vez mucha simplificación.
Y que en esa etapa fue un aporte intelectual honesto. Hay que recordar aportes
como el de Francis Fukuyama, que hablaba de El fin de la historia, del que surgía
que frente a la caída del Muro de Berlín el capitalismo daba todas
las respuestas. A poco de andar nos fuimos dando cuenta de que al capitalismo
le faltaban muchas cosas. Creo que estos son errores que cometieron, honestamente,
intelectuales. Más que fundamentalismo creo que fue un enfoque insuficiente.
–Este nuevo Consenso de Washington agregaría otros pilares.
–No lo llamaría nuevo Consenso de Washington. Por eso he planteado
que quizá no tenga que salir de esa capital. Tal vez deba surgir de pensadores
latinoamericanos. Nosotros hemos hecho una contribución a lo que puede
ser una cumbre del hemisferio, en términos de plantear todos los temas
que deberían tratar nuestros presidentes. Digo que todavía nos
estamos manejando en aguas no probadas. Y claramente lo que vemos es que este
consenso es insuficiente. A este consenso lo llamaría búsqueda
de un nuevo paradigma que pueda ser un modelo de inclusión social, y
no de exclusión, como lo fue aquel Consenso de Washington. A partir de
las conversaciones con Haas sobre el hemisferio, tratamos sus necesidades e
instalamos nuestro pensamiento en este sentido. Ahora también se proponen
reformas educativas, entre otros temas clave.
–Una de las nuevas consignas que impulsa este consenso es la de
hacer invulnerable a América latina a los efectos de las tormentas financieras
y económicas. ¿Cómo se logra esta fortaleza en la región?
–Nadie es invulnerable. Se trata de ser menos vulnerable. Fundamentalmente
uno de los nuevos paradigmas es el que planteo en mi libro, Exportar para crecer.
Se trata de crecer, no sobre la base del endeudamiento ni de la inversión
extranjera directa, sino sobre nuestra propia capacidad exportable. Eso, sin
dudas, genera menos volatilidad, menos posibilidades de fuga de capitales y,
por ende, menos inestabilidad.
–Otras de las propuestas del nuevo acuerdo es la de lograr un Estado
inteligente que se ocupe de hacer las cosas que el sector privado no puede encarar.
En América latina –el área en que rigió el Consenso
en los ’90– y particularmente en la Argentina, ¿cómo
sería ese Estado?
–Muy buena pregunta. Creo que es un Estado que tenga capacidad de gestión.
Veo en América latina la falta de buenos administradores públicos,
no hay medición de resultados ni trabajo por objetivos. Falta un buen
management en el sector público. MERCADO se ocupa de temas de management.
Y lo que falta en la administración pública es ese buen gerenciamiento,
que tenga la capacidad de gestionar, de plantearse objetivos y medir resultados.
Allí tendremos un Estado inteligente. Lo que se necesita es un mejor
entrenamiento, mejor conducción y puestos que, en lugar de ser políticos,
tendrían que estar ocupados por gente que ha sabido administrar en el
sector privado y que tiene voluntad por la cosa pública.
–Como economista, intelectual y funcionario, ¿cuál
es su percepción de esta nueva versión del consenso en cuanto
a su receptividad en América latina, con Brasil que ha girado al centroizquierda
y con el panorama político que se abre en la Argentina?
–Creo que muestra que la intelectualidad en América latina está
en una búsqueda. Y que no ha encontrado el paradigma ideal que pueda
satisfacer los problemas sociales. Estimo que Brasil está transpirando
también la necesidad de un nuevo paradigma que enfoque los problemas
sociales como un eje de inclusión.
América latina está mirando la necesidad de armar un modelo de
inclusión social que, por supuesto, tenga estos condimentos: renovación
política, gobernabilidad, instituciones más transparentes, una
justicia confiable, una educación que permita capilaridad social, entre
otras cosas. Puedo decir, en términos positivos, que estamos en una búsqueda.
Y en términos negativos, el fracaso de los intelectuales latinoamericanos
y de los hacedores de políticas públicas para generar un modelo
de inclusión social.
–Además de las medidas sobre el libre mercado, la inclusión
social es una premisa que parece sobresalir en este consenso.
–Diría que, hoy por hoy, todavía estamos en busca de ese
consenso. Estamos agregando conceptos y trabajando en paradigmas y también
en hacerlo concreto, bajarlo a tierra.
–¿Fracasó el consenso de 1989?
–Como lo dije antes: fue incompleto. Vio la mitad de una realidad y dejó
de lado una parte muy importante que, sin dudas, puso de manifiesto su gran
vulnerabilidad.
–¿Cuándo comenzaría a tener vigencia este
consenso y con qué apoyos?
–Hay varias reuniones que se están generando, como distintos seminarios.
Está en evolución, y como toda idea que está en esa etapa,
no puede decirse cuando estará lista. Habrá avances importantes
en este año, pero no creo que pueda estarlo en términos de las
ideas base y de su implementación. Pero algunos de los conceptos que
mencioné estarán incluidos en él. M
Pablo Píparo
MERCADO On Line le amplía la información: • “El bloque, de cara al nuevo orden global (I). El futuro económico de América latina”. MERCADO, diciembre de 2002. http://www.mercado.com.ar/mercado/vernota.a sp?id_producto=1&id_edicion=1020&id_nota=18 • “El debate por las reformas económicas de los ’90 en América latina. La nueva agenda que prepara Washington”. Clarín, 30 de marzo de 2003. http://old.clarin.com/suplementos/economico/ 2003/03/30/n-00211.htm • Paul Krugman, “Prometimos rosas y sólo hubo espinas”. La Nación, 11 de agosto de 2002. http://www.lanacion.com.ar/Ediciones Anteriores/Nota.asp?nota_id=421445 • José Antonio Ocampo, “Más allá del Consenso de Washington. Una visión desde la Cepal”. Revista de la Cepal Nro. 66, diciembre de 1998. http://www.eclac.cl/publicaciones/Secretaria Ejecutiva/9/lcg2049/seccion1.htm |