En 2001, la mitad de aquello que los consumidores gastaron en limpieza y cuidado
del hogar se dirigió a jabones y detergentes para ropa, y limpiadores y desengrasantes
líquidos. Si a esta lista se suman los detergentes líquidos, desodorantes ambientales
y lavandinas, más de las dos terceras partes de la inversión en este rubro queda
explicada.
Es que hace ya más de cinco años que los limpiadores y desengrasantes líquidos
desplazaron a las lavandinas en el primer puesto del ranking de los artículos
elegidos para la limpieza y cuidado del hogar. Sin embargo, en los primeros
seis meses de 2002, todos los productos que ACNielsen monitorea en su canasta
de artículos de limpieza sufrieron subas de precios que van de 9% a 32%, en
lo que se refiere a facturación de esta canasta se produjo una suba de sólo
3%.
Pero, a la hora de estudiar los detalles de los componentes de esta canasta,
las lavandinas mostraron poca remarcación en sus precios (8,3%), logrando un
aumento de su facturación de 5,2%. En otras palabras, cuando los consumidores
realizan el descarte de productos para llevar al hogar, optan por el tradicional
plástico amarillo en detrimento de los limpiadores y desengrasantes líquidos,
que en el primer semestre del año que pasó aumentaron su precio 10,5% y redujeron
su facturación en 1,6%.

El regreso a la lavandina recuerda a los tiempos en que este producto tuvo un
aumento de ventas empujado por las campañas de prevención del cólera. Pero el
auge actual de la lavandina es impulsado por razones diferentes de las de 1997:
esta vez, los consumidores volvieron a adoptarlo por su bajo precio por unidad,
menos de la mitad del de los limpiadores y desengrasantes líquidos multiuso
que, a pesar de su practicidad, no parecen encontrar un precio acorde con los
tiempos de crisis.
Nuevamente, el registro denota que los consumidores sólo compran lo esencial
y abandonan, a pesar del precio, aquello que no necesitan. A diferencia de lo
que ocurre con los productos de limpieza del hogar, los que se usan para el
cuidado y tratamiento de la indumentaria experimentaron un suba en su facturación
de 16,3% en el primer semestre de 2002. Esto se explica por el aumento en sus
precios: mientras que el valor de los jabones y detergentes ascendió 26,7%,
los productos finos para el lavado subieron 15,3% en los primeros seis meses
de 2002 versus igual período del año anterior.

De esta manera, queda claro que el cuidado de la ropa, más asociado a la imagen
personal que a la del hogar, no cede tanto espacio entre las preferencias de
los argentinos. De hecho, durante 2000, los jabones para ropa perdieron casi
6% de la facturación acompañada por una baja de precios de 13%, porcentaje que
fue recuperado el año pasado, cuando no hubo variación de precios. M
