Con futuro, pese a todo

    Ya a principios de año, Corning Glass Optical Communications -la mayor productora mundial de cables en fibra- ponía en línea cuatro de sus plantas, tras una pausa de tres meses. Por supuesto, la reactivación total puede demorar hasta 2003, pero los expertos estiman que va disminuyendo el exceso de redes ociosas por falta de demanda.


    En verdad, “las existencias de cable óptico ya han bajado al nivel apropiado para nuestro movimiento de pedidos. Por eso, hemos reiniciado la producción”, señala Wendel Weeks, presidente de la compañía, al “Pero hay problemas”.


    Sin duda, uno de los principales es el pesimismo sobre la banda ancha y las tecnologías avanzadas.


    Pero ¿la banda ancha transformará Internet? “Sí. No hay otra porque, finalmente, las experiencias del usuario generarán valor, cifrado en la calidad y costo del acceso”. Como lo ve Weeks, “la gente aprecia la alta calidad y quiere la mejor conexión posible. ¿Por qué las videoconferencias ya no se usan tanto?… Por su pobre calidad. Uno prefiere tomar el avión y perder un día por una reunión de dos horas. Entonces, banda ancha no es velocidad, sino calidad de conexión. Por eso tiene futuro”.


    Ese futuro se relaciona con el crecimiento de demanda en años venideros. Los modelos de Corning presuponen una expansión anual de 60 a 80%. Sin embargo, lo relevante consiste en “modelos de negocios donde la banda ancha sea rentable. Hasta el presente -señala el CEO-, gran parte del crecimiento se da en datos, cuya transmisión no da altas ganancias”.


    A su criterio, la clave podría estar en el software por abono, un servicio de alto valor agregado que se aprecia y se paga bien. El problema es “si ese valor radica en el contenido o en el soporte”.


    Por otra parte, muchos “se mueren por controlar el punto de acceso al consumidor. Sea vía juegos, computadora o televisor, la cuestión revierte a los costos y la rentabilidad de la conexión”. En este plano, los japoneses han encontrado la mejor solución: microfacturar. El usuario paga por cada acceso, bajada o juego. Es como si en la TV por cable se pagara por canal, sin básico. “La microfactura es tan chica -explica Weeks- que nadie se preocupa, aunque aumente los ingresos de la compañía. Así fue como NTT DoCoMo es un éxito que, de paso, desvirtúa el concepto de Internet gratis”.


    Sin duda, los futuros servicios de datos -cuyo insumo seguirá siendo la fibra óptica- generarán competencia. “Pero los mercados no serán proclives a un tercer jugador ni, en realidad, tampoco a dos que peleen el mismo negocio básico. Ahí, el problema es que los desafíos tecnológicos aumentan junto con la complejidad y exigen innovaciones que exploten potencial de redes ópticas y protocolos de Internet, vía modelos rentables”.


    Pero, ¿pueden aparecer modelos así? Hasta ahora, los fabricantes de fibra óptica han innovado influidos por la competencia en larga distancia, que es una pequeña parte de los costos en todo el sistema. Pero “hay vasto margen para innovar en acceso y aplicaciones. Sólo que faltan la demanda y un mercado abierto a la competencia, porque los innovadores monopólicos no existen”.


    © McKinsey Quaterly (condensación de MERCADO)