La codicia empresarial

    En una reciente y breve charla informal con Lou Dobbs ­conductor de Moneyline, el programa financiero de la CNN FN (The Financial Network)­ el economista Paul Krugman analizó cómo hacer para corregir los incentivos perversos que significaron las stock options (compras de acciones a precios especiales, atadas a resultados favorables) para los CEO empresariales.


    ­ La codicia empresaria se ha convertido en el tema central de este programa. Nadie en Wall Street está libre de sospecha, analista o ejecutivo. Usted ha dicho que lo que cambiaron fueron los incentivos. ¿Se refiere a los impresionantes paquetes de participación accionaria?


    ­ Sí. Antes, la remuneración empresaria era básicamente el sueldo. Ahora todo parece tener que ver con el valor de las acciones de la compañía. Se creyó que prometiendo participación accionaria se creaban incentivos para la eficiencia. Pero también crearon incentivos para otras cosas. Los resultados están a la vista.


    ­Y los inversores estaban absolutamente encantados con el CEO que ponían a la cabeza de su empresa. Mientras el capital accionario creciera 20% al año, nadie objetaba que el CEO ganara US$ 100 millones anuales. Pero cuando las acciones comienzan a bajar, dejan de estar tan contentos.


    ­ Sí, no vimos ­ debo decir que yo mismo me acuso ­ la bandera de peligro. Debimos haber mirado. Debimos haber dicho, esas declaraciones de ganancias, si uno las suma, están creciendo a mucha más velocidad que las cifras de ganancias en las cuentas de ingresos nacionales… algo huele mal aquí. Pero no lo vimos. Y ahora, de pronto decimos “¿qué le estamos pagando a esta gente?”. Antes les pagábamos 40 veces el salario promedio. Ahora les pagamos 500 veces el salario promedio; ¿a cambio de qué?


    ­ Muy cierto. A cambio de qué. He visto por ejemplo, casos de empresas cuyas ganancias habían caído 50% y, sin embargo, el sueldo de los ejecutivos sólo se contraía 2%.


    ­ Sí, yo leo la literatura académica, que es muy directa en este tema. Y allí se habla lisa y llanamente del principio de camouflage y de ocultamiento de escándalo. Y lo que ahora dice la gente que verdaderamente está investigando estos casos es que en todas las grandes empresas hay chanchullos.


    ­ Ése no parece un juicio imparcial, ¿no? ¿Chanchullo?


    ­ Bueno, ellos no dicen chanchullo. La palabra es mía. Ellos hablan de modelos alternativos.


    ­ ¿Pero son chanchullos o no?


    ­ Digámoslo así, hay una gran cantidad de negociaciones en beneficio personal. Hemos creado un sistema…


    ­ Si hay negociación en beneficio personal y uno está trabajando con los accionistas y el Directorio, hay chanchullo.


    ­ Lamentablemente hemos creado un sistema que premia la mala conducta. La gente no es peor de lo que era antes.


    ­ ¿Cuál es la solución? ¿Cómo vamos a arreglarlo? Porque estoy cien por ciento de acuerdo con usted.


    ­ Bueno, en parte es política del gobierno. En parte, no mucho. Tenemos que decir que las normas contables dicen que las opciones de compra de acciones (stock options) tienen un costo. En gran medida ­y no me gusta decir esto­, creo que la solución pasa por el sector privado. Es activismo del accionista.


    ­ No sé si coincidirá conmigo, pero yo creo que el accionista de hoy es más impotente que nunca.


    ­ Hay grandes accionistas institucionales.


    ­ Se mantuvieron increíblemente silenciosos, pero las cabezas de esas instituciones participaban de lleno en este mayúsculo…


    ­ Me está diciendo que necesitamos una revolución.


    ­ Digo que lo que necesitamos es reforma. ¿No cree?


    ­ Sí.


    ­ ¿Y de dónde va a venir?


    ­ Debo decir que para eso no tengo respuesta. Soy un poco pesimista. La última vez que atravesamos una era de excesos empresarios ­después de la Gran Depresión y de la Segunda Guerra­ hicimos una purga. Yo no recomendaría repetirla.


    ­ Hicimos lo mismo en los ´80, al salir del escándalo del insider trading del sistema de las empresas de ahorro y préstamo para la vivienda (Savings & Loans).


    ­ Ahí está la cosa. No hicimos ninguna purga. Lo que pasó fue que las empresas se convirtieron en sus propios acreedores. Internalizaron. No hacía falta Gordon Gekko, porque el CEO era el que estaba haciendo su trabajo.


    ­ Gordon Gekko. La ambición ya no es tan buena.


    ­ Veála otra vez. Wall Street es una gran película.