Precarios cimientos del sistema financiero

    El déficit fiscal puede convertirse en una fuente de emisión monetaria importante, pero no necesariamente la más importante. Durante diciembre y enero las filtraciones del corralito que en alguna proporción presionaron sobre el mercado cambiario promediaron los 1700 millones de pesos y durante la primera semana de febrero la pérdida neta de depósitos privados en pesos alcanzó los 400 millones. Un dato sugerente es el referido a la circulación monetaria: entre el 30 de enero y el 7 de febrero se incrementó en 1100 millones de pesos, algo así como un 10%. Este fenómeno debe guardar relación con el aumento de títulos públicos en manos del Banco Central y con la pérdida de depósitos, pero lo relevante es su magnitud. A ese ritmo, hay financiamiento suficiente para la inflación y eventuales perturbaciones adicionales en el mercado cambiario una vez que éste termine de organizarse.


    La pérdida de depósitos está erosionando todavía más los ya precarios cimientos del sistema financiero argentino. La flexibilización del corralito amenaza a algunos bancos, que no están en condiciones de hacer frente a la potencial demanda de fondos de los depositantes. En una situación así, o bien el Banco Central emite pesos para asistir a las instituciones en riesgo, o bien esas instituciones cierran sus puertas. Hay que tener en cuenta que el ministro Remes no conseguirá dinero en Washington para afrontar esta situación.


    Las amortizaciones de deuda externa durante 2002 alcanzan ­según el presupuesto- los 14.700 millones de pesos, pero la mayor parte de esa cifra corresponde a vencimientos de deuda con organismos multilaterales (FMI, BID y Banco Mundial). Si esos organismos otorgan préstamos, será antes que nada para cobrarse sus propias acreencias, y no para otro fin.


    El financiamiento al sistema bancario lleva a analizar la situación del “corralito” y sus perspectivas. Las restricciones impuestas en diciembre pasado lograron interrumpir (o al menos demorar) un fuerte proceso de cambio de portafolio de los ahorristas en el sistema financiero local, deseosos de adquirir activos externos (esencialmente dólares).


    Como es notorio, los bancos tienen severos problemas de liquidez (y algunos de solvencia) como para enfrentar estos retiros de fondos, por lo que necesitan de la asistencia del Banco Central. De no existir esa asistencia, los bancos deberían reducir su cartera activa (cobrar y no renovar sus préstamos para pagar a los depositantes), provocando mayor recesión y, seguramente, quiebras de empresas y de los propios bancos.


    En los próximos meses se producirán importantes pérdidas de depósitos en los bancos. Además del “goteo” que seguramente se intensificará a partir de febrero como consecuencia de la mayor flexibilidad establecida por el gobierno, hay que tener presente que a partir de marzo se devuelven en 4 cuotas mensuales los depósitos reprogramados de hasta 10.000 pesos. Asumiendo que estos depósitos explican la mitad de los depósitos reprogramados en pesos, se puede calcular que entre marzo y junio los bancos deberían devolver como mínimo $500 millones por mes, para lo cual necesitarán, inevitablemente, ayuda del Banco Central.