Gestionar el crecimiento es la asignatura pendiente

    Al respecto, el trabajo GC-EIU (filial del grupo Pearson) se basa en 325 entrevistas con directivos de grandes empresas a ambos lados del Atlántico. Además de los mensajes que emergen del grueso de las respuestas, aparece una serie de estrategias vitales para ese crecimiento rentable. La primera atañe a la innovación, considerada como imperativo pero con óptica general, no exclusiva del área investigación y desarrollo (IyD).


    Si bien, pese a ciertos trastornos sectoriales en Estados Unidos y la Unión Europea, fusiones, adquisiciones y alianzas estratégicas siguen teniendo papel relevante, el crecimiento orgánico continúa al frente (49% de los consultados). En general, los responsables de gestión se ven poco satisfechos con el grado o amplitud en el empleo de tecnologías informáticas para crear valor ante el cliente, afinar gastos y mejorar el desempeño ejecutivo.


    Las estrategias prioritarias pasan por la continuidad en productos y servicios de alta calidad, seguida de la eficiencia en entregas, el control de precios, la personalización y, con menor énfasis, la redefinición de la cadena de valor. En un momento en que se aprecia más que nunca el capital humano, el estudio subraya como aptitudes internas más significativas a desarrollar las siguientes: transparencia en criterios de decisión, claridad de objetivos y procedimientos, percepciones compartidas respecto del negocio y su evolución, priorización del conocimiento entre los trabajadores, evaluaciones correctas de capacidades y desempeños, toma rápida de decisiones y fomento de actitudes positivas en el entorno laboral.


    Una de las mayores trabas al crecimiento es la notoria dificultad para controlar costos. En lo tocante a iniciativas, este trabajo demuestra claramente que las recetas difieren según sectores, mercados y organizaciones, pero existe un mínimo denominador común: el apoyo desde la más alta jerarquía a la experimentación y el aprendizaje de gente clave para resolver problemas del consumidor y, por tanto, generarle más valor.


    En otro plano, las autoexigencias de alza en rentabilidad destacan prácticamente en todos los sectores. Existe amplia coincidencia en que el reto consiste en aumentar el ritmo de renovación, pero siempre con nítida conciencia de los costos. En estos tiempos, entonces, las empresas se plantean lanzar nuevos productos o servicios a una velocidad muy superior a la históricamente “normal”, imitando en buena medida prácticas típicas de la industria automotriz desde hace 20 años. En este aspecto, la tecnología es vital.