En
una industria que eleva plegarias por inversiones que se hacen desear más
de la cuenta, es de esperar que anuncios al respecto sean siempre bienvenidos.
A fines de 2002, el sector automotriz sorprendió –y se sorprendió–
cuando Toyota confirmó que invertiría US$ 200 millones en
el país para actualizar su complejo industrial de Zárate y
fabricar un nuevo vehículo. La decisión, si bien se mantiene
lejos de los niveles de US$ 600 millones que invirtieron, cada uno, General
Motors y Fiat a mediados de la década pasada, representa una señal
positiva para un rubro que no levanta cabeza y que este año espera
comercializar 200.000 unidades en el mercado interno, menos de la mitad
del récord de 450.000 vendidas en 1998 y bien distante de las 700.000
unidades para las que existe capacidad instalada de producción en
las terminales argentinas.
Con la mente en el mediano plazo, la inversión de la firma japonesa
apunta a ampliar y modernizar su planta fabril en función de la producción
local del utilitario multipropósito IMV, a partir del año
venidero. Además, de manera simultánea y para ganar terreno
en la parte más austral del continente, unificó estratégicamente
sus operaciones en el ámbito del Mercosur. También, sobre
el final de 2003 se inició de manera paulatina un proceso que prevé
triplicar la producción de camionetas Hilux en Zárate. Para
bien de un sector en crisis, su apuesta arrastrará inversiones desde
Japón de dos empresas autopartistas que están en proceso de
instalación en territorio bonaerense.
Las primeras obras en la planta de Toyota comenzaron en abril del año
último y el objetivo es consolidar a dicho complejo industrial como
centro exportador a los mercados de la parte central y sur de América.
Asimismo, en la empresa aseguran que incrementarán su mano de obra
en 500 puestos de trabajo adicionales, en una primera etapa, alcanzando
los 1.000 puestos cuando la planta alcance su etapa de producción
plena. “En el primer trimestre ingresaron 130 personas, que se suman
a los 120 empleados incorporados en diciembre de 2003. El proceso continuará
hasta fin de año con el ingreso de 300 personas más”,
cuenta Daniel Afione, gerente general de Relaciones Gubernamentales y Públicas
de Toyota Mercour. En este sentido, Aníbal Borderes, director de
Recursos Humanos de Toyota Mercosur, agrega que “hemos dedicado una
interesante inversión para la incorporación, formación
y capacitación del nuevo personal, a fin de contar con empleados
calificados que puedan adquirir funciones de alta complejidad organizativa
y tecnológica”.
El complejo fabril produce 90 pick-ups Hilux por día y las expectativas
están centradas en alcanzar 60.000 unidades por año, de las
cuales 45.000 se destinarían a la exportación.
Aún no está confirmado si la irrupción del IMV marcará
a su vez el final de la producción de la ya tradicional Hilux, que
se fabrica en el país desde hace siete años y lidera el segmento
de pick ups compactas desde hace seis, con un market share de 30%. La planta
de Zárate, instalada en 1997 tras una inversión de US$ 150
millones, tiene cerca de 1.000 operarios y trabaja a 60% de su capacidad,
40% más que la media de la industria. La compañía destina
70% de sus camionetas a Brasil, aunque también exporta a Chile, Perú,
Uruguay y México, un codiciado mercado que sumó a mitad de
2003 y al que estima enviar unas 1.200 unidades este año. En sintonía,
y una vez en absoluto funcionamiento el proyecto IMV, en forma progresiva
irán sumando mercados del Caribe.
Sin embargo, para una industria en punto muerto la apuesta de la japonesa
fue un cimbronazo que, por ahora, no desató el salvador efecto dominó
con desembolsos similares desde las otras casas matrices. “Este año
la industria tiene que anunciar sí o sí más cosas nuevas
a futuro, porque la gente que está recibiendo autos de fabricación
local, ya sea acá o en el exterior, se encuentra con que son coches
antiguos”, dice Rodolfo Achille, presidente de la Asociación
de Fabricantes de Autopartes (AFAC). Sólo PSA comenzó hace
dos meses con la producción local de su modelo 307 en un emprendimiento
que está demandando inversiones por 50 millones de euros.
Unificar
es la palabra
Con la pretensión de alcanzar 10% de participación de mercado
en el Mercosur en el año 2010, Toyota reorganizó a partir
de 2003 sus negocios en la Argentina y Brasil y creó una nueva
organización denominada Toyota Mercosur, que unificó las
filiales de ambos países. Desde entonces, la Argentina reporta
a Brasil y si bien ambas empresas siguen actuando en sus mercados internos
en forma independiente, varias áreas se integraron para fortalecer
la organización.
“La idea de esta integración apunta a que el proceso de toma
de decisiones entre las dos compañías resulte más
ágil. De este modo, contaremos con mejores condiciones para competir
con las grandes empresas automotrices que actúan en el ámbito
de la región”, explica Hiroyuki Okabe, presidente de Toyota
Mercosur y CEO de Toyota Argentina.
Entre 1998 y 2002, la matriz invirtió U$S 450 millones en Brasil,
de los cuales U$S 150 millones se destinaron a la construcción
de la planta fabril de Indaiatuba, en San Pablo, donde se fabrica el Corolla.
“El aumento de ventas del Corolla en Brasil, la consolidación
de la Hilux en la Argentina y el comienzo de las exportaciones a otros
mercados de América latina nos obligaron a crear una estructura
más coherente y fuerte en la región”, agrega Okabe.
Sin demasiadas precisiones ni ánimo de adentrarse en el tema, en
la compañía se limitaron a decir que el saldo del primer
año de filiales unificadas fue al menos efectivo. “Hasta el
momento los resultados han sido positivos”, manifiesta Afione. A
la hora de referirse a la situación en el mercado local, el directivo,
no menos escueto, sostiene que “registramos un importante crecimiento
durante 2003. Fue un año importante ya que afianzamos nuestro posicionamiento
en el país y nos consolidamos como base de producción y
exportación”. En relación a la facturación y
resultados de 2003, las ventas alcanzaron $ 860 millones con pérdidas
de $ 31 millones.
La empresa cerró la temporada pasada con 7,8% de participación
en el mercado local (contra 5,7% de 2002), con 11.343 unidades patentadas.
En lo que va de 2004, la nipona acumula alrededor de 7% de participación
en el negocio de autos y utilitarios en la Argentina, donde cuenta con
una red de 33 concesionarios oficiales y 55 bocas de venta. Claro está
que su fuerte es la Hilux y que aún no ha logrado penetrar de manera
significativa en el segmento de automóviles, más allá
de que en la firma se muestren conformes y aseguren que “nuestra
participación en el apartado autos de pasajeros es cada vez más
importante”. Allí su caballito de batalla es el Corolla, bien
posicionado entre los sedanes medianos y cuya nueva versión fue
recientemente presentada en el país. De todos modos, la empresa
ha orientado históricamente su estrategia hacia el sector del agro
ofreciendo sus pick ups para el campo, sector con el que realiza varias
operaciones por medio del Plan Canje Cereales.
Efecto
arrastre
Con respecto al IMV, Toyota está trabajando el desarrollo del modelo
con 40 autopartistas locales, la mayoría de los cuales ya forma
parte del grupo de proveedores de la Hilux. “La cantidad neta de
proveedores para el nuevo vehículo será similar a la actual.
Pero habrá más cantidad de piezas por proveedor, porque
se fabricarán muchas más unidades”, estima Afione.
Y a propósito de autopartistas, la decisión de fabricar
el IMV produjo un efecto rebote en dos de origen japonés.
Una de ellas, Araco, se instalará en Campana y montará una
planta con la que abastecerá a Toyota de los interiores de su nuevo
modelo, como asientos, tapizados de puertas y techos. La inversión
primaria alcanza US$ 11 millones y la planta comenzaría a producir
en breve. Mikio Noba, vicepresidente de Araco Argentina, adelanta que
“le daremos trabajo a 300 personas”. Araco factura unos US$
605 millones por año y emplea a 6.115 personas, a escala mundial.
Respecto a la otra autopartista nipona, en el sector se desconoce su nombre,
aunque su llegada al país la garantizaron desde la propia Toyota,
una firma para la cual, a nivel internacional, todo es color de rosa,
empezando por casa. Sin discusión, domina calles y autopistas japonesas,
con 42,5% del mercado local. Allí, sus ventas llegan a 1.720.000
unidades. Aunque, el secreto de su éxito pasa por la escalada fronteras
afuera. En lo que concierne al mercado europeo, la automotriz cerró
2003 con ventas por alrededor de 800.000 vehículos, una cifra que
recién planeaba alcanzar en 2005.
El gran sustento de su crecimiento está en su avance en el mercado
de los Estados Unidos, el mayor del mundo. En septiembre de 2003 aventajó
a Daimler-Chrysler para convertirse en la tercera marca más vendida
en el país del norte: posee 11,3% de participación contra
15% del líder General Motors
|