A
punto de cumplir diez años el sistema de jubilación privada
aparece en la mira del gobierno y de los especialistas. Sólo 35%
de los afiliados aportan regularmente y los fondos administrados bajaron
de US$ 20.000 millones en el 2001 a poco más de US$ 16.000 millones
en diciembre del año pasado. Y si bien se discute sobre la responsabilidad
de las entidades en estos resultados, desde la Superintendencia de AFJP
(SAFJP) cargan contra el sistema al definirlo como muy caro y denunciar
maniobras de las entidades, no descartándose una revisión
radical del esquema.
Por su parte las instituciones privadas hacen mutis por el foro en el caso
de esta última acusación y apuntan con el índice a
los traspasos masivos y a los seguros como responsables del valor de las
comisiones.
Según cifras de la SAFJP, entre julio del 1994, fecha de su entrada
en vigencia, y julio del año pasado, el sistema cobró comisiones
por $ 19.422 millones de junio de 2003 y tuvo gastos de comercialización
y administración por $ 12.006 millones y de primas de seguro por
$ 5.818 millones.
Con todo, los números muestran una clara tendencia decreciente. En
el período comprendido entre julio de 1997 e igual mes del 1998 el
sistema cobró $ 2674 millones en comisiones, en tanto que en el 2002
/ 2003 la cifra se redujo a $ 872 millones. De igual forma los gastos de
comercialización en el primer caso sumaron $ 1150 millones y en el
último sólo $ 265 millones.
Varias razones explican este comportamiento. Por un lado la reducción
de la comisión bruta promedio del sistema que en julio de 1997 se
ubicaba en torno a 3,5% del salario sujeto a aportes y en julio del año
pasado en 2,49%. Por el otro la estructura comercial que en 1997 contaba
con 1724 sucursales y 19.650 promotores, mientras que seis años después
las cifras eran 993 y 9.227, respectivamente. No menos importante es que
en diciembre del 2001 el aporte individual al sistema bajó de 11
a 7% y que los traspasos producidos en el segundo semestre del año
pasado estuvieron 60% por debajo de los registrados en igual período
de 1997.
En medio de este escenario el mercado tiende a concentrarse en pocas manos
y la mayoría de las entidades pelean por recuperar la calidad de
sus activos afectados por el default.
Movimiento de pases
De las 24 AFJP que inauguraron el sistema hace diez años, hoy solo
quedan 12. La depuración es resultante de un proceso de fusiones
y adquisiciones que fagocitó nombres como Generar, Previnter, San
José y Más Vida, entre otros. Por su parte, durante ese
tiempo una sola entidad se incorporó a la lista de instituciones.
Es Metropolitan.
En la actualidad permanecen afiliados al sistema de capitalización
9,4 millones de personas, de las cuales solo aportan 3,3 millones. Orígenes,
con más de 2,3 millones de afiliados (24.4% del sistema) y 10.312
millones de pesos administrados (21,7%) al 31 de enero de este año
es la mayor entidad. Mientras que Futura, con 163.000 afiliados (1,72%)
y Profesión +Auge con un fondo de 354 millones de pesos (0,74%),
son las más chicas del mercado.
El ranking del ingreso promedio de los afiliados, una de las variables
privilegiadas por las entidades, porque sobre esa cifra aplican las comisiones
es liderado por Metropolitan y Arauca Bit, con $ 1.671 y 1.178 pesos respectivamente.
Eduardo Feldman, consultor de Tillinghast, Marcú y Asociados recuerda
que "al comienzo algunas AFJP impusieron la estrategia de una comisión
fija muy alta y una variable muy baja, lo cual para un sueldo bajo era
muy caro y para uno alto, baratísimo. Generar, luego absorbida
por Siembra, fue la precursora de esa combinación. Con la desaparición,
hace dos años, de la comisión fija, las que seguían
la estrategia quedaron con los valores más bajos del mercado".
De esa forma esas entidades siguieron manteniendo afiliados con altos
ingresos, pero por tener las comisiones más baratas comenzaron
a recibir indecisos, o sea aquellos trabajadores nuevos en la fuerza laboral
que no optan por ninguna administradora y son sorteados por la SAFJP.
Como la mayoría de estas incorporaciones tiene ingresos menores
se descuenta que de a poco se vaya licuando el peso estadístico
del ingreso por afiliado en Metropolitan y Arauca Bit.
Si bien no es excluyente, el factor precio también ayuda a entender
el destino de los traspasos. Y en este terreno también sobresale
Arauca Bit, que en diciembre de 2003 cobraba la comisión más
baja del mercado (2,05% sin bonificaciones) y en el último trimestre
de ese año obtuvo el segundo registro de traspasos positivos netos
(afiliados que llegan menos los que se van). Mientras esta administradora
ganaba 5.031 afiliados, dos grandes, como Siembra, que cobra una comisión
de 2,90% y Orígenes (2,60%), perdían 6.625 y 4833 afiliados
respectivamente.
Nación AFJP, con una comisión de 2,35%, que sumó
17.830 afiliados netos en el mencionado trimestre, fue la que más
ganó y Máxima (2,60%) con una pérdida neta de 12.204
afiliados la que más perdió.
Todo es historia.
La crisis económica y sobre todo la ruptura de los contratos, podría
estar empujando a Máxima, una de las históricas y más
grandes administradoras locales, con un market share de 14,2% al 31 de
diciembre pasado, a dejar el negocio. En el mercado nadie pudo o quiso
confirmar el trascendido, pero en cambio estaría fuera de discusión
que la entidad del poderoso HSBC tendría problemas de management,
derivados de una depuración de sus cuadros gerenciales en los últimos
tiempos.
Aquella versión y esta certeza explicarían, según
los conocedores, la sangría de afiliados que sufre la institución.
Aunque otras entidades también enfrentan pérdidas similares,
lo de Máxima es llamativo porque en el ejercicio comprendido entre
julio 2002 y julio 2003, su cartera de clientes se redujo en 6.039 personas,
y sólo en el último trimestre del año pasado la pérdida
superó los 12.000
La crisis y sus derivaciones también explican el repunte que muestra
Nación AFJP. Gustavo Ferro, del equipo de economía de la
Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y especialista en el tema previsional
recuerda la historia: “el default encontró al sistema con
50% de sus activos en títulos públicos a los que Domingo
Cavallo había convertido en préstamos garantizados, que
luego fueron pesificados a 1,40 + CER. Como la Unión de AFJP (UAFJP)
reclamó la redolarización de esos activos, Lavagna en agosto
de 2003, ofreció la alternativa de devolverles los bonos originales,
que estaban en default y por ende sujetos a quita”.
La única AFJP que no aceptó el convite y por ende retuvo
los préstamos garantizados en pesos, que es deuda nueva y se está
pagando, fue Nación.
Un eventual fallo favorable para el resto de las administradoras significará
la recuperación de la calidad de dolarizadas de las carteras de
esas entidades, aunque hoy por hoy se desconoce de dónde saldrían
los recursos públicos para responder a esa decisión.
“En la actualidad el valor en dólares de los activos de Nación
está ligeramente por encima de 60% según la cotización
de los últimos días de abril, mientras que la cartera del
resto de las administradoras se ubica en 25%, por lo menos hasta que se
supere el default”, dice Ricardo Fernández Figini, director
de Tillinghast, Marcú y Asociados.
Rentabilidad de las entidades
La apuesta de Nación AFJP en el corto plazo está dando dividendos.
No sólo suma afiliados, sino que también muestra una rentabilidad
anualizada, por el valor cuota del fondo administrado de 22% contra un
promedio de 14% que exhibe el resto del mercado. Con todo, como ese indicador
no puede compararse con otras variables de rentabilidad, financieras o
productivas. Un informe de la UADE coordinado por Gustavo Ferro, recurre
al cálculo de la Tasa Interna de Retorno (TIR).
Por esta vía se obtiene la rentabilidad implícita de invertir
los ahorros mensuales libres de comisiones y obtener un capital final,
para tres niveles de ingreso. Los resultados arrojaron por ejemplo que
para un sueldo de $ 500, la mayor TIR corresponde a Nación AFJP
con 0,85% mensual, seguida por Consolidar (0,81%) y Previsol con 0,73%.
En tanto que en el otro extremo aparecen Siembra (0,64%); Orígenes
(0,62) y Unidos (0,60). Mientras que para un sueldo de $ 4.800, las mayores
tasas de rentabilidad son para Nación (0,89%), Arauca Bit y Consolidar
en ambos casos con 0,85% y las menores para Unidos y Prorrenta, con 0,71%.
Con estos datos el trabajo presenta un ejercicio sobre el saldo acumulado
en la cuenta de capitalización a lo largo de la serie histórica,
para aportantes regulares, que nunca hubieran cambiado de AFJP. La simulación
arroja que para un sueldo de $ 500 el afiliado a Nación contaría
con un saldo $ 10.570, el de Consolidar, 10.257 y el de Previsol, 9749.
Y por el otro lado el de Orígenes tendría $ 9.047 pesos
y el de Unidos, 8.921. Por su parte para un sueldo de 4800 pesos el reultado
hubiera sido el siguiente: Nación ($ 104.089) ; Consolidar ($ 101.478)
y Arauca ($101.160) y en el otro extremo Futura ($ 92.308 ) y Unidos ($
92.231).
Aun sin conocer estos resultados, está claro que buena parte del
público que se propuso cambiar de administradora privilegió
el hecho de saber que Nación AFJP tenía sus activos en pesos,
pero sin la espada de Damocles que significa la quita de 75% en dólares.
Según Fernández Figini, esta diferencia, sumada a la publicidad
del gobierno motorizó la última ola de traspasos, que entre
octubre y diciembre del año pasado provocó 125.000 cambios
en el padrón de afiliados, 45% más respecto del trimestre
anterior. De ese total Nación captó 21.850 personas y perdió
4.020.
Dice Gustavo Ferro que todo “el andamiaje montado para promover el
traspaso de afiliados tendría sentido si los productos mostraran
diferencias mucho más profundas. Esto hace posible pensar en un
sistema más económico”. Para el experto el punto pasa
por saber si vale la pena mantener una estructura tan cara o en realidad
interesa que los futuros jubilados perciban una mayor jubilación.
“Está claro que un promotor que hoy ahorra una administradora
o un aviso menos permite ahorrar para los jubilaciones del futuro”,
sostiene Ferro.
Pero desde las AFJP la respuesta parecería ser: “A mi por
qué me miran, si es el propio gobierno el que exacerba los traspasos
y la lucha por el market share”.
Default:
¿hacia una salida sectorial?
Sin embargo todo indica que entre la administración Kirchner y
las instituciones de jubilación privada no todo está mal.
Tal es así que algunas fuentes del mercado aseguran que la UAJJF
y el gobierno avanzan en negociaciones –por demás reservadas–
hacia un tratamiento diferencial de la deuda publica en poder de esas
entidades. De hecho, en la cámara que las agrupa prefirieron no
participar de este informe, sin descartar tales negociaciones.
En el mercado no hay indicios serios de los alcances del beneficio que
podrían recibir las entidades en caso de concretarse un acuerdo
de ese tipo. Pero pocas dudas existen de la viabilidad de un tratamiento
diferencial desde el punto de vista técnico. “El promedio
de edad de los afiliados al sistema de capitalización es de 39
años, o sea que tiene 26 años por delante para jubilarse
en el caso de los hombres y 21 en el de las mujeres. En consecuencia la
maduración de los pasivos es lo suficientemente amplia para poder
aceptar vencimientos a largo plazo”, asegura Gustavo Ferro.
Alternativas como un nuevo bono en pesos al valor nominal en dólares,
también están presentes en la mesa de negociaciones.
Ricardo Fernández Figini, está de acuerdo con la factibilidad
técnica, pero recuerda “que la normativa internacional no
permite discriminar a los acreedores, a pesar, claro, de que el FMI es
acreedor privilegiado”. O sea que las negociciones entre gobierno
y UAFJP lleguen a buen puerto mucho dependería de una variable
sensible como el timing . En definitiva hay indicios suficientes para
sostener que se avanza por buen camino, pero el gobierno ya ha dado muestras
que sus negociadores no son precisamente ‘bebés de pecho’.
Concentración inevitable
Las declaraciones periodísticas de hace pocas semanas de Juan González
Gaviola, superintendente de AFJP, poniendo en duda la continuidad de las
AFJP y reiterando que “el principal responsable de pagar la jubilaciones
sigue siendo el Estado”, fueron tomadas por el mercado como un componente
más de la pulseada por la deuda del sector en default. Pero lo
dicho, dicho está y los especialistas no se animan a descartar
la desaparición del sistema de capitalización.
Agregan que no solo está bajo la lupa el costo de funcionamiento
de las AFJP sino también la responsabilidad por los criterios de
inversión utilizados en la administración de los fondos.
Hace diez años, cuando empezaron a operar las entidades tenían
un menú de opciones para invertir, con topes máximos en
cada caso, por ejemplo, 10% en activos del exterior o 50% en títulos
públicos. “Ahora se habla mucho de la elección por
los bonos del Estado, pero nadie se acuerda que en su momento eran opciones
con buen security y buena rentabilidad. Y tampoco se recuerda que a partir
de mayo del 2001 las AFJP fueron obligadas a invertir en estos activos,
de forma que tal que llegaron a tener casi 80% en títulos públicos”,
dice Fernández Figini. Después del default las administradoras
empezaron a incursionar en fideicomisos en obras viales, básicamente
caminos, agricultura y en la construcción de edificios, agrega
el especialista. Aunque la alternativa de financiar emprendimientos productivos
por esa vía, es aplaudida desde el ministerio de Economía,
en el gobierno mantienen la vista fija en los costos operativos del sistema.
Pero como se dijo, la movida comercial de las entidades, que junto con
el costo de los seguros impiden la baja de las comisiones, está
destinada a no perder posiciones en el mercado, máxime cuando Nación
AFJP habría encontrado la llave para reforzar su participación.
En el fondo lo que estaría pasando es que las empresas se están
posicionando de cara al futuro. “Está visto que sin escala
y sin estructura será muy difícil sobrevivir en el mediano
plazo en este negocio, más allá de lo complicado que resulta
el presente”, dijo una de las fuentes consultadas.
Eduardo Feldman, de Tillinghast, Marcú y Asociados, reconoce que
a la larga es probable que solo queden los jugadores más fuertes,
con algunas excepciones. “Hay entidades que explotan nichos, como
el caso de Profesión + Auge, focalizado en la gente de ciencias
económicas, que no se proponen tener grandes market share y son
rentables y podrían sobrevivir sin sobresaltos”.
Para Ricardo Fernández Figini, en tanto, el sistema se va mantener
en pie pero la concentración es inevitable. “A medida que
pase el tiempo y los afiliados se vayan jubilando, las entidades van tener
que abrir sucursales en todo el país, porque a una persona que
vive en Malargüe no la pueden hacer ir a Mendoza capital por sus
trámites. Y a muchos les va a costar mantener una estructura creciente”,
dice
Como abaratar el sistema
Que el sistema de jubilación privada en la Argentina es caro y
que podría ser más barato, parece fuera de discusión.
Los analistas proponen varias alternativas para bajar los precios. Desde
un sistema actualmente en estudio en México, que tiende a permitir
que los traspasos se tramiten a través de una máquina de
self service, hasta la “receta” chilena de cobrar las comisiones
por afuera del aporte, de forma que sea más visible para el afiliado.
Por su parte en el gobierno se asegura que las posibilidades son varias.
Poner un techo a las comisiones actualmente desreguladas o incentivar
los traspasos al Sistema de Reparto, serían algunas de ellas. Gustavo
Ferro, de UADE, afirma que esta última opción “le podría
agregar competencia al sistema y posiblemente impulse una baja en las
comisiones para que la gente se quede en capitalización. Pero entraña
el riesgo de una mayor volatilidad en el sistema: algo así como
que en tiempos de bonanza bursátil la gente querrá estar
en el sistema de capitalización y al cambiar el ciclo se vuelva
al de reparto”.
Una vuelta al viejo sistema público parece más difícil.
Pero en cambio no puede descartarse, porque de hecho se ha estudiado en
algunos despachos oficiales, la implementación de un esquema similar
al de las “cuentas nocionales suecas”. En este régimen
el Estado recauda y cuando el aportante llega a la jubilación se
divide el fondo acumulado por los años que marca su expectativa
de vida. Luego le da la opción de entregarle la totalidad que le
corresponde en ese momento o dárselo en cuotas mensuales.
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