De cómo la disrupción tecnológica transforma negocios tradicionales

    Por Miguel Ãngel Diez


    Eduardo Coduri

    No solamente en esas materias. También para entender lo que hay que hacer, interna y externamente, para que las asistan en nuevos ámbitos del conocimiento y en la preocupación que va desde la presencia en las redes sociales, el marketing estratégico online, y el fantasma del hackeo y la elusiva ciberseguridad.
    Para entender el potencial revolucionario de este vertiginoso cambio, es oportuna la visión de Eduardo Coduri, CEO de EY (una de las conocidas Big Four).

     

    –Antes eran conocidas como firmas de auditoría. Luego de auditoría y consultoría. Ahora se invirtieron los términos: de consultoría y de auditoría. ¿Qué fue lo que pasó?
    –Es que hoy somos una firma de servicios integrales. Hacemos auditorías, pero también somos una firma que hace investigación de fraudes, que presta servicios de auditoría en temas contables de alta especificidad, y que tiene una rama de servicios muy amplia en lo todo que sea riesgo, revisiones de procesos. Sin contar nuestra expertise en detectar todo tipo de fraude, y en asesorar en temas de ciberseguridad y anti hackeo.

     

    –Se estima que hoy los ingresos por tareas de consultoría son superiores a los de la tradicional auditoría.
    –Eso puede ser cierto en un exceso de sobre simplificación. Si metemos en una sola bolsa todos los tipos de consultoría que prestamos y de servicios y productos que ofrecemos a nuestros clientes. Si todo eso lo englobamos en consultoría, claro que es mucho más que el negocio tradicional.
    Pero el caso es que hay fronteras imprecisas en muchos de los campos. Porque naturalmente, dentro de consultoría se puede englobar todo lo que tiene que ver con la detección de fraude; con ciberseguridad, con robotización, pero también con impuestos, consultoría en management y en marketing. Está incluso el vasto campo del knowledge management que demandan los clientes.
    Si simplemente se eligen dos ejes de comparación, consultoría y auditoría, la afirmación es válida, aunque quizás confusa e improcedente.
    La riqueza y variedad de los servicios nuevos y antiguos, escapa a esta visión tan reduccionista. Su significado trasciende al enunciado de estas dos categorías.

     

    –Parece que uno de los sectores que tiene mayor dinámica es la consultoría digital. ¿A ustedes en el país les pasa lo mismo? Los clientes, ¿les están demandando que las ayuden en la transformación digital de las empresas?
    –Sí. Tenemos dos tipos de servicios. El que prestamos al cliente para digitalizar o robotizar procesos y también el interno, o sea, cosas que antes hacían nuestros empleados pero que ahora las hacen los robots. Entonces, operamos en ambos campos, el externo y el interno.

     

    –En la Argentina, ¿también se insinúa la utilización de robots?
    –Ya tenemos un grupo bastante grande de gente que está trabajando ahora con robots, tanto en la parte interna como la externa. También tenemos hubs especiales, o sea grupos centralizados que prestan servicios dentro de la firma, o grupos internacionales que prestan apoyo a las distintas firmas del mundo.

     

    –Pero ¿también en este ámbito están actuando robots?
    –Correcto. La única diferencia con la industria automotriz, por ejemplo, es que si se visita una planta automotriz robotizada se van a encontrar brazos mecánicos que ponen piezas, como es la idea más extendida que se tiene de los robots. En nuestro caso, son computadoras las que hacen procesamiento. El robot está en el software y opera desde allí.

     

    –¿Esto significa que cambia el perfil de los recursos humanos que ustedes reclutan?
    –Sí. Ahora estamos contratando a gente que está especializada en sistemas, ingenieros. Pero creo que ahora hay una discusión en la cual nosotros estamos muy involucrados. Cómo empezar a formar en las universidades personas con perfiles más técnicos que tenía el típico contador. Hoy con la robotización se necesita un entendimiento de lo técnico, muy superior al que teníamos nosotros cuando empezamos a trabajar acá.
    Sin tomar partido a favor de los que creen que la universidad está formando los profesionales que hacían falta hace diez años y no los que se requieren ahora, lo cierto es que más allá del diagnóstico, lo que tenemos que hacer como profesionales de primera línea es ver cómo asistimos a esas universidades, o a los organismos gubernamentales, a ser parte de la transformación. Nosotros debemos ser parte de la transformación.

     

    –Hay dos obsesiones entre los empresarios. Una de ellas se está agudizando mucho más este año: es todo lo que tiene que ver con fraude. El temor al fraude interno dentro de la empresa. Y la segunda es cíberseguridad. ¿Ustedes están asistiendo a sus clientes en toda esta temática?
    –Sí. Localmente tenemos un grupo de 40 personas y estamos reclutando permanentemente y entrenando más gente porque creemos que es un servicio cuya demanda va a seguir en crecimiento.
    Cíberseguridad es hoy un tema muy candente. Hemos tenido bastantes ejemplos de cuál puede ser el impacto de un ataque de este tipo sobre una operación cualquiera.

     

    –Porcentualmente, qué papel juega hoy en la Argentina en la empresa de ustedes el outsourcing, de una parte, y el asesoramiento sobre fusiones y adquisiciones, en la composición de los ingresos?
    –Asesoramiento en M&A debe ser el 10% del total. Hoy outsourcing es un término bastante amplio, ya que lo hay de todo tipo. Debemos tener unas 900 personas trabajando para oficinas nuestras en el exterior y local. Soporte de IT, en declaraciones juradas, en knowledge, servicios relacionados con el conocimiento.

     

    –¿Hacen algo en marketing digital, solos o con alguien?
    –Lo que hicimos fue tomar un grupo de afuera que tiene un expertise muy especial en marketing digital, y tenemos terceros que se asocian con nosotros para darnos asesoramiento en lo que sea marketing digital.

     

    –Esta reforma impositiva que está impulsando Donald Trump, tiene vertientes diferentes. No hay uniformidad ni entre los republicanos, ni en la oposición. ¿Esto puede significar mucho más trabajo para una empresa como la de ustedes?
    –En Estados Unidos ciertamente, porque todos los empresarios están evaluando cuál es el impacto que la reforma impositiva va a tener y cuál es el panorama en el futuro. Va a haber bastantes cambios impositivos y, claro, las compañías estadounidenses que operan en el exterior, nos están consultando para ver cómo se ajustan.
    Eso sumado a la reforma impositiva local y la reforma laboral local. Más allá de que todavía no hay seguridad o se sabe cuál va a ser el texto final. Nosotros ya tenemos un grupo bastante grande de personas que la está analizando. Sabemos que puede haber cambios, creemos que va a haber un proceso de fast track para aprobarla, probablemente antes de fin de año, esa es la meta.

     

    –E&Y tiene una participación significativa en el mercado estadounidense y el europeo, pero el poder se ha desplazado del Atlántico al Pacífico. ¿Cómo están ustedes en el Sudeste asiático y especialmente en China?
    –En China tenemos una práctica muy grande, muy significativa. Los planes de la firma global van a ser seguir invirtiendo y creciendo en los países asiáticos. La relevancia que está tomando el mercado chino en la geopolítica mundial es más que obvia y nosotros estamos acompañando y tratando de estar en la vanguardia de ese proceso.

     

    –¿Y sobre la Argentina?
    –Estamos viendo es un cambio muy positivo en términos de lo que es la visión extranjera acerca de nuestras operaciones y de la realidad cotidiana. Creemos que habrá un crecimiento del producto bruto interno.
    Argentina sigue siendo un país que ofrece muchas oportunidades a los inversores. Hay, claramente, un Banco Central que tiene un equipo de primera línea para bajar la inflación. El mundo no vive con inflación, tiene tasas de menos de 5%. Creo que el camino que inició el gobierno es el correcto. Así es como funciona el mundo.
    Hay oportunidades de crecimiento en infraestructura, muy significativas. Creo que todos los planes que va a haber a través de los planes de inversión pública-privada, financiados por organismos internacionales, por el gobierno, por los privados, e incluso las financiaciones previstas para Vaca Muerta, van a marcar un escenario que, por lo menos por cuatro o cinco años, son de optimismo para la Argentina. Nos queda todavía el deber de transformarnos en motores de sacar a la gente de la pobreza. Tener 30% de pobreza es algo que no deberíamos aceptar.