Por Carina Martínez
Según el Ãndice Mundial de Innovación 2017*, la Argentina se posiciona en el puesto 76 de un total de 127 países estudiados. A pesar de representar una suba de cinco posiciones respecto de la medición 2016, mantiene importantes limitantes para el desarrollo de propuestas innovadoras, con efecto disruptivo. De acuerdo al informe, los ítems en lo que la Argentina es más débil refieren al marco regulatorio y las facilidades para empezar y desarrollar los emprendimientos; principalmente, en cuanto a financiación y el acceso al crédito para la innovación.
Con todo lo que queda por hacer, Mercado convocó a ejecutivos y especialistas que debatieron y opinaron sobre la situación de la innovación en la Argentina y/o en sus empresas. El resultado fue un compendio de análisis diversos y profundos que estimulan a seguir pensando y, aún mejor, a poner en práctica, más temprano que tarde.
*El informe fue publicado por OMPI, Universidad Cornell, INSEAD y los socios especializados Confederation of Indian Industry, PwC’s Strategy&, la Confederación Nacional de Industria (CNI) y el Servicio Brasileño de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas (Sebrae)
Debate esclarecedor
Para innovar, la sinergia es la clave
En el marco del informe sobre innovación, Mercado llevó adelante un encuentro donde referentes de cinco empresas de primera línea y diversos sectores debatieron, café mediante, sobre conceptos, desafíos y estrategias que abran caminos y aceleren los procesos innovadores. En lo que fue una agradable –y más que interesante– experiencia compartida, ofrecieron visiones y perspectivas que enriquecieron la propuesta.
Graciela Ciccia, Silvia Tenazinha, Luis Minvielle y Mariano Pereyra
Foto: Gabriel Reig
Silvia Tenazinha, Country Manager Argentina y COO Latam de Almundo.com, Graciela Ciccia, directora de Innovación y Desarrollo de Grupo Insud, Mariano Pereyra, jefe de Desarrollo de Productos y Alianzas de Claro y Luis Minvielle, vicepresidente para el área Regional de Productos BGH Tech Partner, dedicaron casi dos horas de un lluvioso lunes de julio a participar de un encuentro que dejó huella. Cinco ejecutivos y profesionales de primer nivel y con amplia trayectoria contaron, sin tapujos, cuáles son las tendencias que se vienen y los grandes desafíos a enfrentar para avanzar en el arduo y fascinante camino de lo innovador. Historias en primera persona que recorren pasado, presente y futuro de la innovación.
Mucho se habla, casi a diario, sobre la necesidad de las empresas de ser innovadoras. Innovar o morir parece ser la gran consigna. Un intangible básico para quien pretenda mantenerse activo en un mercado cada vez más competitivo, veloz, con consumidores cada vez más informados, demandantes, volátiles e infieles. ¿Cómo conciben ustedes la innovación? ¿Cuáles son los principales desafíos que la Argentina debe afrontar para avanzar en este sentido?
Luis Minvielle (LM): Innovar es innato, constitutivo del ser humano. Me recuerda a la teoría darwiniana de la superviviencia del más apto. Por necesidad, por casualidad por curiosidad, el ser humano siempre ha innovado…
Graciela Ciccia (GC): Creo que hay que diferenciar entre creatividad e innovación, porque hay una confusión entre ambos conceptos. El creativo puede ser incluso un investigador de una universidad, a quien se le ocurre algo novedoso y lo publica en una revista científica. Pero innovar, como lo entendemos nosotros, es llevar al mercado algo nuevo a un precio adecuado. Puede ser un proceso, un producto, un servicio. Pero la introducción en el mercado es algo muy distinto al ámbito académico. Creo que se confunde I+D con innovación; hay mucha I+D, pero pocos innovadores.
Graciela Ciccia
Si bien existe una diferencia entre I+D e innovación, sí hay una relación estrecha…
GC: Sí, pero hay confusión. En este momento estoy armando un club de la innovación dentro de Grupo Insud, que empieza con hacer un mapa de quién es quién. Además de mi cargo en Grupo Insud, soy presidenta del Departamento de Ciencia e Innovación de la UIA, estoy en Conicet, en la Cámara Argentina de Biotecnología… y en todos estos lugares pasa que no nos conocemos entre todos; no podemos armar redes porque no sabemos quiénes es cada uno, las capacidades, las tecnologías que se manejan, qué posibilidades existen…
Mariano Pereyra (MP): Es muy común confundir una nueva tecnología con innovación. La tecnología nueva no es útil de por sí y no se trata de aplicarla rápido porque ya salió. Hay que saber, primero, para qué sirve, para qué se implementa y cómo se lleva al mercado de tal manera de que tenga un beneficio directo para las personas. Si no es así, no tiene sentido. Uno de los grandes problemas es las prioridades; qué hacemos primero. Y es necesario tomar, entre las alternativas, aquellas que tengan más impacto y mayor beneficio para los clientes.
GC: En las organizaciones, que son el motor de lo nuevo, uno de los primeros obstáculos a saltear es el “para qué lo vamos a hacer, si así estamos ganando plata… Romper con eso es fundamental.
Silvia Tenazinha: No creo mucho en crear un Departamento de Innovación; eso es forzado. Lo que está cambiando son los modelos de distribución. Por ejemplo, cómo accede una persona a un asiento de avión, cómo accede a un medicamento, cómo se comunica con otra persona.
GC: Depende del país de que se trate. Grupo Insud también trabaja en biotecnología y forestales. Cuando empezamos a investigar una vacuna contra el cáncer de pulmón, el único camino era hacer un convenio con institutos externos, porque como empresa, hacerlo en Argentina era difícil –tener 100 personas trabajando en relación de dependencia en I+D–. Aunque hoy queda bien decir que uno lleva adelante estas prácticas, en ese momento lo hicimos por necesidad. Muchos años después, grandes multinacionales, como Pfizer o Glaxo, aunque tienen la posibilidad de tener centros propios con 3.000 personas trabajando en I+D, hoy tienen menos centros propios y utilizan este sistema de “pesca de ideas nuevas” en centros académicos y científicos; porque es más efectivo. Nosotros no lo pensábamos como modelo de innovación… Fue por necesidad.
MP: Más allá de armar estructuras de innovación, lo importante es que permee la cultura, que cada uno se sienta capaz de presentar una mejora y la estructura sepa absorber esa propuesta. Por cuestiones culturales, nuestra formación académica no ha preparado a gente emprendedora, que se anime a proponer y cambiar. Con las nuevas generaciones, se abre una oportunidad, pero hay que saber aprovecharla. Los mejores cambios en la empresa son los que vienen desde abajo hacia arriba; no tanto desde los que nos sentamos en una súper mesa a ver qué podemos traer de afuera o qué tecnología aplicar. Se trata quizás de cosas más sencillas, de las tareas diarias, que puedan generar un cambio e introduzcan una mejora relevante.
ST: Creo que una cosa es una mejora sobre algo ya está establecido y otra es algo que irrumpa en el mercado. Todos en nuestro trabajo, de tanto hacer lo mismo, introducimos mejoras. Pero crear algo innovador es otra cosa… Hace poco estuve reunida con uno de los tres creadores de la “valija inteligente”. Hacía 30 años que en la categoría valijas no había mejoras; las cuatro rueditas se inventaron hace tres décadas y luego nada distinto. Y ellos se preguntaron ¿cómo puede ser que una valija no tenga rastreador? ¿Y si a la valija le ponemos un rastreador, una balanza… y lo ligamos al celular…?”. Eso es innovación pura…
MP: Lo interesante de ese ejemplo es que no tomaron una tecnología que salió ese año, sino algo que ya existía…
ST: Claro. Innovación es hacer algo distinto. Todos somos creativos, pero el tema es cómo, en tanto país, nos paramos ante la innovación. Si queremos dar el salto como país tenemos que potenciar la innovación pura. Lo que empuja desde abajo… Tenemos un país con muchísimo talento, muchísima tecnología. En Almundo trabajan casi 1.000 chicos de promedio 27 años. Ellos empujan de una forma increíble.
Silvia Tenazinha
Foto: Gabriel Reig
Para incentivar la innovación, parece imprescindible lograr la tan mentada sinergia universidad – empresa – política pública. En la Argentina, parece haber un divorcio entre universidad y empresa, donde para la universidad –sobre todo la pública– la empresa parece ser mala palabra y la empresa concibe a los científicos o investigadores como “bichos de biblioteca”. ¿Ustedes lo ven así?
LM: Coincido en que existe ese divorcio. Por mi actividad profesional, tuve la suerte de viajar mucho a EE.UU. y siempre me impresionó, en California, en Stanford, por ejemplo, cómo se juntan el mundo académico y el empresarial. Una empresa propone algo que quiere hacer o necesita y los chicos presentan sus proyectos y compiten. Acá cuesta más, aunque se ve que empieza a pasar; que hay más cercanía entre empresa y universidad.
¿Y cómo se hace para estimular este vínculo?
LM: Empezando. Hace un tiempo estuve hablando con gente de CABA, por un proyecto con los subtes, y se está trabajando con universidades. Hay que hacer el propio camino. Desde BGH intentamos que eso pase y estamos en el camino de aprender e incorporar.
GC: Hace más de 30 años que me dedico a este tipo de vinculación. Es algo que no está difundido y falta comunicación de casos exitosos. Estuve ocho años a cargo de la oficina de vinculación de Conicet con las empresas. Y luego de 13 años de no estar, volví –esta vez del otro lado del mostrador, representando a la empresa– y por suerte, el programa que creamos seguía; porque en la Argentina, cambia la gestión, el rector, y cambia todo.
La realidad es que la gente se vincula igual, pero lo hace por caminos paralelos. La empresa siempre contrata un profesor o hace convenios a través de una fundación o una universidad, pero eso queda “en gris”, entonces institucionalmente no se difunde.
Ubatec tiene 25 años; si fuera fácil habría más casos difundidos.
En la Cámara Argentina de Biotecnología y con la empresa, si bien seguimos aplicando el sistema clásico de hacer convenios con la Universidad de Quilmes, etc. hace un año y medio más o menos, hemos cambiado un poco el eje. En 2015, tuve un clic cuando fui a China y conté sobre nuestros proyectos, y los chinos me dijeron “acá esto lleva cinco años”. Nosotros, la primera patente la hicimos en 2005, a 2015 son 10 años… Entonces, ahora apostamos más bien a un modelo de “Company Building”, aceleradoras de empresas, incubadoras. Hay muchas oportunidades para el place to market en empresas de base científica tecnológica pero con emprendedores, no con científicos de carrera, y fuera del ámbito académico. A los jóvenes que, por ejemplo, ya tienen su doctorado pero que no ingresaron a la carrera académica, les puede “cambiar el chip” y pensar en hacer empredurismo. Ellos son los que se pueden dedicar “full life” al proyecto. Si son más grandes, en cambio, es mejor tenerlos de consultores; porque si la mitad del tiempo la dedican a dar clases, escribir publicaciones, etc. y la mitad a la nueva empresa, es más difícil. Por eso hoy apuesto mucho a emprendedores y a hacer un mix con los científicos.
ST: En Almundo, tenemos dos programas con universidades. Uno con pasantías de carreras de tecnología, de turismo… que aportan una visión nueva en un sector tan tradicional como es el turismo. Y otra es de incubadora de emprendedores. Estamos trabajando con el Departamento de Modernización del GCBA y con universidades; cuando detectan proyectos interesantes relacionados al sector, nos los pasan y nosotros, y les damos las herramientas necesarias para llevarlos adelante. Es un win win; a nosotros nos nutre de ideas nuevas y a la vez ayudamos a esa persona que quizás no tiene el dinero suficiente para desarrollar la idea.
Luis Minvielle
Foto: Gabriel Reig
¿Y cómo eligen a quién financiar?
ST: Se detecta en el grupo de trabajo que tenemos. En el directorio somos solo seis personas y cada uno tiene asignados determinados emprendedores y funciona como incubadoras; hacemos coaching.
GC: No hay ejemplo de incubadora que funcione si no hay alguien del mundo del negocio. Porque a los que piensan la idea, los investigadores, a veces ni se les ocurre averiguar, por ejemplo, si hay algo similar ya hecho por la competencia.
Las currículas de las universidades, sobre todo de las públicas, son muy antiguas.
MP: Yo estudié ingeniería electrónica, en la universidad pública, estuve en un grupo de investigación, tuve una beca. Pero cuando me pasé a empresa fue un abismo. Estaba perdido en algunas cosas. Esa vinculación de universidad pública, salvo por proyectos especiales de investigación o de Conicet en particular, casi no hay.
Existen muchas oportunidades, hay muchas líneas de investigación que se podrían aprovechar desde las empresas y no se hace. Algunas universidades privadas saben manejar mejor esta vinculación pero quizás no tienen el nivel académico que tienen las públicas.
GC: Cuando empecé en el mundo privado venía de trabajar “uno a uno”. Una universidad o Conicet y una empresa. Luego empezamos a armar otro modelo, porque el financiamiento externo –Banco Mundial, Bid, que promueven la vinculación– exige armar consorcios. Entonces, para sacar subsidios ampliamos el abanico y sumamos actores. Tenía por ejemplo seis instituciones públicas con dos empresas. El modelo de gestión tiene que estar, primero, basado en la confianza; y segundo saber que uno no puede hacer todo. Si el investigador piensa que puede llegar al producto final, creo que está muy equivocado. Y si uno piensa que puede tener el nivel de una persona que está estudiando todo el tiempo, también. Pero si cada uno tiene un rol y hay un buen gerente, que para mí tiene que ser del lado privado–el gerenciamiento, el management debe ser privado en los consorcios público privado– funciona. Creo que eso tracciona; y si uno es justo –dando la autoría que le corresponde a quien participó y cada uno tiene ganancia– es un win-win. Porque cada persona puede seguir con su vida. El investigador sigue como investigador, publicando, etc., pero cuando ya se pasó la etapa de prueba de concepto, debe ser tomado por la empresa para llevarlo a producto.
ST: En articulación público privada no tenemos ni historia ni experiencia de hacerlo en forma transparente. Aunque soy una eterna optimista; creo que hay un acercamiento de todos los actores. El Estado tiene que brindar el marco regulatorio para que el país sea una incubadora gigante. No tienen que ser pequeños temas. El marco tiene que premiar a las organizaciones que sigan este camino.
¿El Estado no debe marcar las prioridades?
ST: Sí, pero en un contexto de globalización –que es donde queremos insertar a la Argentina– las prioridades te las marca el mercado. La articulación tiene que ser natural; no quedarse en que esto es público o privado.
GC: El Estado tiene que ser promotor y facilitador. Promover la inversión, dar crédito fiscal; no hay muchas herramientas en la Argentina. Hay que dejar tranquilo a los empresarios que saben lo que están haciendo, pero si lo que van a hacer no es fabricar tornillos sino innovación, hay que darles alguna ventaja. O el compre nacional, o subsidiar la tasa de crédito que le va a dar el banco. Que si va a hacer un proyecto innovador, o una planta en la Argentina con una inversión importante, el banco le baje cuatro o cinco puntos de la tasa…
ST: Claro, como la ley de software en su momento.
LM: El tema de las tasas es fundamental. Es muy difícil innovar con estas tasas.
Y en sus empresas en particular, ¿cómo se maneja la innovación en sus empresas?
ST: En Almundo, estamos basando nuestra innovación en argumentos científicos. Tenemos varios proyectos de innovación que van a cambiar el sector de viajes, que pasan por la articulación de lo tecnológico con lo humano, con la emocionalidad. ¿Qué pasa si pudiéramos ligar los dos mundos? Podemos saber la probabilidad de que alguien se vaya de vacaciones a X lugar, pero si a eso le agregamos la emocionalidad… La inteligencia artificial aprende de comportamientos muy básicos e intuitivos, a partir del mapa de calor, de lo que uno cliquea. Pero ¿qué pasa si, además del mapa de calor, lo dotamos de una emocionalidad tal que la sugerencia sea mucho más atractiva?
MP: Todo lo que tiene que ver con las nuevas tecnologías no nos queda otra alternativa, porque es la manera de sobrevivir; es inherente al negocio. Pero además estamos permeando la cultura de la innovación en la empresa y viendo qué elementos mejoran procesos sin olvidar qué le está pasando al cliente. Hace unos días, estuve hablando con la gente de Servicio al Cliente, que está introduciendo mejoras, respecto de qué pasaba cuando a alguien le roban el celular. Uno puede introducir muchas mejoras para la automatización del proceso de denuncia, pero luego no se utilizan. Porque la gente prefiere hablar con una persona. A veces, por apurarse a aplicar la tecnología nueva, uno se olvida de qué pasa con la persona. Todo lo que se introduce tiene que tener un impacto positivo en la persona y un beneficio real en la experiencia del cliente; si no, no sirve. No sirve si es solo para luego publicar que Claro implementó una nueva tecnología para atender en 5 segundos los llamados…
LM: En esa línea, de design thinking, uno se pone con el usuario a discutir un problema y a construir para atrás. No va el “te quiero vender esto” “¿Pero para qué es?” “No sé, pero está buenísimo, compralo”. A veces uno quiere empujar lo nuevo y se olvida de escuchar.
Mariano Pereyra
Foto: Gabriel Reig
¿Cómo se hace para saber qué es lo que quiere el usuario final?
LM: Mediante worksohps; se invita a usuarios, que al comienzo son más bien escépticos porque piensan “qué me van a vender”, pero luego se enganchan y surgen propuestas buenas. Hace un tiempo nos llamaron de Medio Ambiente y Espacio Público, de Modernización, para encontrar soluciones al tema de la limpieza urbana. Lo interesante es cómo la gente fue discutiendo; el usuario, jóvenes muy preparados. Nos enriquecimos todos; el empleado público, nosotros… y se llega a algo común.
ST: Un caso interesante fue el proyecto de Oracle y BGH por el problema de inundación de calles en Ciudad de Buenos Aires, del cual participé estando en Oracle. Para solucionar el problema de las inundaciones, se puso un sensor –un caudalímetro– en las bocas de tormenta, que mide la cantidad de agua que puede absorber en momentos de lluvia y manda alertas para que vayan camiones de recolección de basura y se desobstruya cuando es necesario. Eso es innovación.
LM: Ese fue un gran proyecto para BGH. Cada vez que lo contamos en otros países de América latina, no lo pueden creer. El problema era que no se podía pensar en un nuevo caño… ¿dónde lo poníamos? Además, el agua corre distinto, la ciudad es distinta. No había un dato científico que diera dónde poner un caño…
GC: El tema es que hay que quebrar el “que se lo diga el amigo”. El GCBA tiene un consejo de ciencia y tecnología; los que integran ese consejo –de universidades, Conicet, cámaras empresariales– tienen que tomárselo en serio, y el Gobierno también. Está bien que le pregunten a su asesor, pero que no le pregunten al compañero del colegio… Porque muchas veces las soluciones ya existen.
LM: Estoy con vos en eso.
ST: Es parte de nuestra cultura, lo atamos con alambre.
GC: Además, no hay un lugar donde buscar. Un lugar donde uno pueda encontrar, por ejemplo, un experto en hidráulica, sin tener que empezar a girar por todos lados…
¿Hace falta una base de datos consolidada?
GC: Claro, una base de datos consolidada que aunque sea te aproxime. Que no diga quién pero que diga “pregunte en la Secretaría de Ciencia y Técnica, en la Facultad de Ingeniería en la calle tal”. Es muy común llamar a uno que te dice “yo te lo soluciono”. Todo el mundo sabe de todo… Y no está bien. Los asesores de los legisladores, no sé cómo se designan, en ningún Gobierno. Probablemente sea porque son amigos o gente de confianza, pero veo algunas propuestas, como la reciente sobre la de sacar la obligatoriedad de las vacunas… Falta profesionalismo en algunos lugares; y en otros “sobra”. El Ministerio de Producción de CABA tiene muchos lauros académicos y poco kilometraje en sector público.
Entonces, entre los obstáculos a la innovación también está el no conocimiento. Querés innovar en algo que no conocés y te mandás una macana. También es importante saber si algo que querés hacer ya está desarrollado, localmente o en el mundo. Porque eso se puede implementar haciendo un acuerdo de transferencia tecnológica o replicando…
ST: Esta solución de Oracle y BGH se tomó de una ciudad de EE.UU. y luego se adaptó para la Argentina. Pero hicimos el contacto con la universidad que había desarrollado el prototipo. CABA es la única ciudad de América latina que lo tiene.
GC: ¿Y por qué eso no se sabe? Esos casos hay que difundirlos. No se comunica bien.
Lo mismo las universidades. No se sabe qué temas se están investigando; no hay un registro consolidado…
GC: La UBA tiene que mostrar. Yo lo he dicho muchas veces y cae mal. Conicet tiene 30 personas en el área de Comunicación… Pero si no hay una política de comunicación y se sabe qué se quiere comunicar… Parece que no es una prioridad y es una lástima.
Para ir cerrando, ¿quieren hacer una conclusión final?
LM: Innovar es inherente en el ser humano. Desde nuestra empresa, si no innovamos no sobrevivimos. Sumaría que tan importante como innovar es escuchar qué quiere el mercado, o el cliente final para juntar lo mejor de los dos mundos y que haya impacto positivo. Y probar más la meritocracia, que en otros países se ve más claramente; acá se usa más el asesor amigo, y no el que tiene méritos.
GC: Para la Argentina, para el sector productivo, el desafío es vincularse más efectivamente con el sector científico tecnológico y generar nuevas empresas y nuevos proyectos.
MP: estamos en una época en que hay tanto nuevo, una revolución en tecnología que trae tantas cosas nuevas como inteligencia artificial y machine learning, que va a cambiar tanto, que las empresas tenemos un desafío muy grande para ir adoptando estas tecnologías y entender, en el contexto de nuestras empresas y estructuras, donde a veces nos cuesta hacer cambios, qué priorizar para que realimente tenga impacto en la gente y le demos lo nuevo. Que le haga mejor su vida, que le permita desarrollarse, porque nos falta tanto en la Argentina… Y también entender a todos los estratos sociales. Porque muchas de las tecnologías nuevas están pensadas para el cliente ABC1 que vive en Recoleta y en la Argentina tenemos 30% de pobres. Hay que saber atender a todos, y acercarles todas las innovaciones; y sobre todo ayudar a los que están más abajo para que puedan ir accediendo a todos los servicios.
ST: La innovación no debe ser un proceso aislado dentro de la compañía sino un proceso transversal a todas las áreas. Nosotros tenemos una frase que es “fallemos rápido” –yo le agrego “y barato”–. Pero innovar se trata de eso. De fallar muchas veces y muy rápido. Probablemente de los 100 intentos solo uno resulte, pero se necesita hacer los 100. Si te quedaste en el primero o el segundo, porque fallaste, decís “lo sigo haciendo como hasta ahora, porque hasta ahora ganábamos plata así”, y se pierde el ADN propio del emprendedor. Lo que quiere el innovador es dejar huella. En la compañía tenemos que darle apoyo al emprendedor para que falle una y mil veces y pueda lograr su huella.
Dos conceptos imbricados
Ser competitivo, ser innovador
La competitividad es un factor central para su desarrollo y crecimiento. Según Harvard Business School, la competitividad “consiste en la habilidad de un país para crear, producir y distribuir productos o servicios en el mercado internacional, manteniendo ganancias crecientes de sus recursos”. Hay diversas variables que influyen en ella, pero la innovación es un motor central.
Por Lorenzo Basso*
Distintos factores influyen en el logro de la competitividad, como ser las instituciones, el progreso técnico, la infraestructura, la estabilidad macroeconómica o la eficiencia de los mercados. Pero también hay otros criterios más blandos, relacionados con la innovación, que parecieran ser el motor central de la competitividad y la base desde donde se edifica el progreso.
Así lo refleja el Reporte de Competitividad Global del Foro Económico Mundial. En la nueva edición de septiembre de 2017 adquiere mayor relevancia la categoría innovación entre los 12 pilares de competitividad. Este cambio de prioridades intenta demostrar que la innovación facilita la creación de un modelo de desarrollo económico inclusivo, ya que más allá de su estadío económico, los países pueden mejorar su nivel de competitividad gracias a la promoción de la investigación y desarrollo.
Los desarrollos innovadores y las nuevas tecnologías tendrán cada vez mayor impacto en las formas de producir, el comercio y la integración de nuestro país al mundo. Para fomentar este tipo de actividades es necesario un Estado que acompañe con incentivos y políticas adecuadas.
Impulsar la I+D
En los últimos años, la inversión pública en I+D se duplicó, mientras que la inversión privada se mantuvo en el mismo nivel y de las 600.000 empresas que componen la estructura económica argentina, solo 571 realizan actividades de I+D. Las empresas que lideran la I+D son las industrias de semillas y del software. También son importantes las empresas farmacéuticas, las químicas, los fabricantes de maquinaria y equipo y las terminales automotrices. En estas actividades, cerca de 5% del personal integra un equipo de I+D. Sin embargo, en el sector privado hay un potencial que no estamos aprovechando y esto se debe, en parte, a un marco regulatorio y macroeconómico que no promociona e incentiva lo suficiente la investigación y el desarrollo en dicho ámbito.
Si observamos el panorama en el exterior, vemos que en los países más innovadores las empresas suelen ser el principal financiador de la investigación y el desarrollo, gracias a políticas que promueven el crecimiento industrial. Entre los instrumentos más difundidos a escala internacional, pero ausentes en la Argentina o con una escasa relevancia, se destacan los créditos fiscales que generan la inversión en I+D así como el tratamiento impositivo específico que se le brinda a las patentes y sus licencias.
Para ampliar la base de empresas que realizan I+D y para potenciar a las pymes innovadoras, se necesita entonces iniciar una transformación en el esquema de las políticas públicas de apoyo a la producción. Una iniciativa para la vinculación de la ciencia y tecnología con la producción, que promueva inversión en el corto, mediano y largo plazo, aumentaría la sustentabilidad económica de la Argentina.
Trabajo conjunto
Con el fin de contribuir a ello, desde UBATEC SA creamos el Consejo Innubatec, un grupo interdisciplinario de trabajo con referentes del ámbito público, privado y académico. El objetivo de este consejo es elaborar para fin de año una propuesta de política pública para promover un marco social, político y económico favorable al desarrollo innovador en nuestro país; a través del respeto pleno de la propiedad intelectual que está innovación genera. Sin el respeto al reconocimiento de propiedad intelectual nunca vamos a ser un país innovador.
Por otra parte, para generar un impacto positivo, las empresas deberían encontrar un equilibro entre la explotación de los recursos existentes y la exploración de nuevas vías. La innovación y las actividades de investigación y desarrollo nutren a la exploración y permiten un trabajo sistemático y acumulativo en favor de renovar los motores de la actividad empresarial.
Dentro de un contexto mundial de grandes cambios, la innovación es un elemento clave en la búsqueda de nuevos horizontes de crecimiento. Para fomentarla es necesario el diálogo entre los sectores públicos, privados y académicos, alcanzando una mayor vinculación entre las universidades y las empresas. Porque en la interacción y en el intercambio surgen los mejores proyectos.
*El Dr. Basso es presidente de UBATEC y del Consejo de Innovación Innubatec
Talento emprendedor
Una oportunidad para la Argentina en el mundo
Pensar en grande es fundamental en la red de Endeavor: dentro del proceso de selección, uno de los eslabones clave es creer en el desafío de salir al mundo. No solo por una cuestión de crecimiento exponencial, sino por el riesgo que implica y la actitud emprendedora que se necesita para exportar un servicio, producto y, sobre todo, un conocimiento.
Por María Julia Bearzi*
El talento argentino, sobre todo en el sector tecnológico y creativo, se destaca entre los países de la región, y hoy puede posicionarse con un gran competidor dentro de países desarrollados.
Según datos de la Agencia Argentina de Inversiones, durante el primer semestre, se registraron 7.157 empresas exportadoras en la Argentina, con un ingreso de US$ 22.871 millones. En este contexto, la categoría de servicios basados en conocimiento es una de las protagonistas y promesas en la internacionalización: hoy representa 6,7% del valor agregado bruto y, en exportaciones, alcanza US$ 2,7 millones (11 años consecutivos de superávit comercial). A partir de estos datos, vemos una gran oportunidad para la Argentina de posicionarse en el exterior, a través de los emprendedores y sus productos y servicios.
Un paso clave para la internacionalización de un proyecto es la capacitación. Es por eso que en julio lanzamos el programa “Pasaporte emprendedor” para empresas de base tecnológica, apoyándonos en las experiencias y conocimiento de nuestra red de mentores. Con sus consejos, ellos ayudan a los emprendedores en el proceso de identificación de clientes y comprensión de mercados a los que quieren llegar pero que aún desconocen. En este sentido, saber las diferencias culturales, las implicancias impositivas y los acuerdos bilaterales de comercio, entre otros aspectos, es fundamental.
Allí radica el gran valor de la red. El hecho de que Endeavor tenga sedes en 60 ciudades del mundo le permite al emprendedor tener acceso a una fuente de contactos locales.
Un caso de éxito es Flowics, un emprendimiento Endeavor dedicado al marketing digital, con oficinas en España, México, Brasil y la Argentina. Ellos, desde el día cero, ya estaban pensando en salir al mundo. En este sentido, todo emprendedor argentino de base tecnológica tiene una posibilidad en el exterior, ya que poseemos un excelente talento en este sector y estamos listos para competir con otros mercados más desarrollados.
Como organización federal seguimos contagiando este espíritu de expansión en el interior del país. Todavía vemos que los emprendedores de las provincias sienten una barrera: el hecho de pensar que todo pasa por Buenos Aires, los termina desmotivando y limitando. Para eso, impulsamos la formación de un ecosistema emprendedor en cada región, que ayuda a derribar miedos y a facilitar herramientas e información para la expansión.
Belatrix es un emprendimiento Endeavor que dio vuelta ese tablero. Desde Mendoza, Luis Robbio pudo transformar las dificultades en logros. En la crisis de 2001, a pesar de la falta de créditos y la desalentadora situación social, Robbio vio la oportunidad de exportar servicios de desarrollo de software al exterior desde Mendoza. Para lograrlo, el primer gran desafío fue decir: “yo puedo”; el segundo, competir con el enorme mercado de India. Hoy la empresa tiene 400 empleados, oficinas en cinco ciudades del mundo, y 95% de sus clientes son de Estados Unidos, Canadá y Europa.
El talento y el desafío de expansión son dos potencias que pueden terminar de posicionar a la Argentina como un país exportador de conocimiento emprendedor en el mundo y competir con grandes economías.
* Directora Ejecutiva de Endeavor Argentina
Época de cambios
Sin disrupción no hay sustentabilidad
La palabra “innovación” ya no es exclusiva de una disciplina, como la tarea de inventar o idear. Es un concepto mucho más abarcativo, propio de esta época, que implica una forma de pensar y de trabajar distinta a la que conocemos quienes estamos en el mundo corporativo hace ya un par de décadas.
Por Fabiola Bonelli*
Este concepto de “innovación” se relaciona con la sustentabilidad y la disrupción; con una forma más colaborativa y solidaria de trabajar en las organizaciones en pos de un objetivo común. Ese es el denominador común en grandes organizaciones exitosas, tanto como parte tanto de su cultura como de sus procesos de negocio. Está íntimamente relacionado con el mundo digital, como potenciador de los cambios en la sociedad.
La sustentabilidad no solo se refiere a cómo empresas maduras y líderes en sus negocios se reinventan continuamente, en pos de ser viables en los años por venir, sino a todo el ecosistema en el que estas empresas forman parte. Sin disrupción no hay sustentabilidad porque nuestra propia inercia natural nos lleva a extender los cambios en el tiempo, y justamente es el tiempo el que nos marca el paso de la transformación.
Estamos viviendo una época de grandes cambios potenciados por la tecnología y lo digital. Basta con pensar en cómo fue cambiando nuestra vida cotidiana en los últimos años. Las TIC transformaron por completo la forma en la que nos relacionamos con nuestros seres queridos y con nuestro entorno. Pero también cambiaron las relaciones con el mundo del trabajo; los vínculos entre los ciudadanos y los Gobiernos; y entre los clientes y las empresas. Estas relaciones, cada vez más digitales, serán concebidas para cada uno de nosotros; serán únicas e individuales porque serán diseñadas y pensadas íntegramente en base a nuestra propia experiencia personal como ciudadanos y consumidores, teniendo en cuenta nuestras preferencias y hábitos. En este mundo, el desafío para las empresas se centrará en lograr la fidelidad de sus clientes.
Empresas como Telecom tienen hoy un rol estratégico en este ecosistema de innovación, no solo por la incorporación de las nuevas tecnologías, sino por nuestra capacidad interna de transformarnos y reinventarnos, y de potenciar el desarrollo del talento nacional. Estamos trabajando intensamente en el desarrollo de un ecosistema interno de innovación con el objetivo de que tenga impacto exteriorizándose en la sociedad. Es así que las TIC se combinan con nuevas capacidades y profesiones; programas y proyectos transversales; y el desarrollo de esa capacidad crítica y rebelde que nos obliga a cuestionar la forma en la que trabajamos.
Este cambio cultural interno y las nuevas tecnologías (ya sea tanto las que están disponibles hoy en el mercado como las que vendrán) nos permitirá seguir desarrollando nuevos productos y servicios que faciliten las relaciones en tiempo real tanto con nuestros clientes como con nuestros partners, para que todos podamos ser protagonistas de esta transformación y juntos aportemos al crecimiento del país.
*Directora de Estrategia, Innovación y Desarrollo de Negocios de Grupo Telecom
Elegir las batallas a librar
Por Leandro Gastón Caldora*
Pareciera que la Argentina está todavía lejos de entender la importancia de la innovación como proceso indispensable para sostener a las empresas en el largo plazo, como también para construir y mantener posiciones dominantes en el mercado global.
Sin embargo, hubo en los últimos años un pequeño pero creciente grupo de emprendedores que desarrollaron varios proyectos exitosos y empiezan a aparecer políticas del Estado que fomentan esta situación.
Entiendo que el Gobierno está haciendo esfuerzos y dando los pasos correctos para que el empresariado local cambie su punto de vista, se empiece a hablar de emprendedorismo y a valorar e incentivar la innovación. Todavía falta un trabajo profundo, pero es un buen comienzo.
En ese contexto, nuestro sector, el de retail en accesorios de moda e indumentaria, es uno de los más innovadores a escala mundial. Año a año se desarrollan distintas tecnologías para lograr efectos nuevos, diferentes y sostenibles en los tejidos y demás insumos; se desarrollan materiales para la construcción de las tiendas y se invierte fuertemente en tecnología para que las operaciones sean más rápidas y simples. Además, se trabaja mucho en relación a canales online y la multicanalidad, es decir, la combinación de internet con el mundo físico. Desde luego hay también muchísima innovación en lo que hace a logística y los procesos de abastecimiento.
En Blue Star Group siempre tuvimos clara nuestra visión de ser la empresa más relevante del mundo en retail de accesorios de moda y entendemos que cumplir ese objetivo sin ser innovadores no es posible.
La innovación es la que rompe el statu quo y crea nuevas y mejores ventajas competitivas. En ese sentido, nos enfocamos en fortalecer dos partes fundamentales de nuestro negocio: el diseño y los sistemas de información. Es ahí donde dedicamos los mayores esfuerzos de innovación.
Un desafío para cualquiera que tome la decisión de innovar es decidir en qué. Hay que elegir muy bien que batallas librar y por ahora elegimos pisar sobre seguro innovando fuertemente, por ejemplo, en algoritmos que nos den mayor control sobre nuestra cadena y nos permitan girar más rápido. Tenemos un sistema transaccional desarrollado internamente que maneja todas nuestras operaciones y nos permite tener control total de lo que pasa en cada minuto y en cada tienda y tomar decisiones en forma instantánea.
Lo fundamental es entender que la innovación es a las empresas lo que la evolución es a las especies. Es imposible que existan empresas líderes o sostenibles en el largo plazo que hagan siempre lo mismo sin introducir cambios o mejoras. Una vez entendido esto, es clara la necesidad de cada empresa (y estratégica para el país que así lo hagan) de desarrollar procesos internos que las empujen constantemente a ser mejores en lo que hacen y aprovechar el potencial que poseen. De esta forma, se pueden expandir las fronteras del país avanzando sobre otros mercados y ganando de visitante. Esto lo entendieron hace siglos las potencias más desarrolladas del mundo. En el largo plazo la innovación no es un proceso más, sino el más importante.
*CEO de Blue Star Group (Todomoda, Isadora)
Avance de las fintech
Oportunidades de mejora
En tiempos en los que la única certeza es el cambio, el sector financiero no escapa a esa tendencia. El avance tecnológico equiparó la oferta, llevando a los bancos a convertirse en un commodity; tanto los productos ofrecidos como las tasas que se cobran van camino a la estandarización.
Por Leonardo Barbalace*
En este contexto, el desafío para las entidades tradicionales radica en adaptar su modelo de negocio a las nuevas necesidades que plantean sus clientes, permaneciendo en la vanguardia en cuanto a aplicaciones y funcionalidades operativas, sin perder la calidad y excelencia ni resignar los altos estándares de seguridad que la normativa les exige.
En Citi estamos constantemente explorando nuevas soluciones tecnológicas que nos permitan brindar un mejor servicio a nuestros clientes. Desde la implementación de los primeros ATM del mercado hasta la posibilidad de liberar pagos desde el celular o la tablet, a través de nuestra plataforma online para Banca Corporativa CitiDirect, o de tomar posición de cambio a través de nuestro sistema FX Pulse con conexión directa al ERP del cliente.
Como banca especializada en el negocio corporativo, entendemos que cada vez adquiere mayor relevancia la posibilidad de realizar transacciones bancarias como pagos o cobranzas desde cualquier lugar donde el ejecutivo se encuentre, y desde esa premisa, es evidente que las fintech están encontrando sus nichos de participación.
Esta nueva competencia es una buena noticia para los clientes, pues tienen la oportunidad de seleccionar más alternativas financieras según sus necesidades. Desde el punto de vista de los bancos, es importante convertir la competencia que pueden representar las fintech en oportunidades de mejora. Para evitar ser desplazadas, las entidades financieras tradicionales necesitan salir al mercado con mejores productos y servicios más personalizados, distribuidos a través de canales digitales, especialmente smartphones.
En función de esta tendencia, en 2015 Citi creó Citi Fintech, una unidad que lidera el diseño y despliegue de iniciativas de innovación de alto impacto que impulsan la transformación de Citi a un negocio digital.
La iniciativa más reciente fue el Citi Tech for Integrity Challenge (T4I), el cual permitió que entidades del sector público se acercaran a innovadores de tecnología y a sus propuestas para ver cómo es posible reforzar la transparencia y la eficiencia en la lucha contra la corrupción. Este proyecto contó con la participación de más de 1.000 soluciones presentadas por empresas provenientes de más de 300 ciudades en 70 países, posibilitando que estas ideas puedan ser expuestas ante inversores, con la posibilidad de cerrar acuerdos con los estados participantes, con Citi o con sus aliados.
*South Cluster Regional Technology Head de Citi
Un trabajo conjunto
Mirar al largo plazo
En el mapa de la innovación mundial, la Argentina aún está a mucha distancia de ser un país de referencia. Sin embargo, sí está ubicado a la vanguardia entre los países que integran la región de América Latina y el Caribe.
Por Eduardo Allende*
Esto es así gracias al desarrollo alcanzado en materia de capital humano e investigación y los resultados en tecnologías de la información y las comunicaciones.
Eventualmente nos encontramos con soluciones innovadoras y novedosas desarrolladas por talentos argentinos; soluciones que resultan de gran utilidad a problemas o dificultades de la coyuntura. El objetivo es también trabajar y estar preparados para los cambios cada vez más veloces que nos propone el futuro. En este sentido, uno de los desafíos más grandes que se nos presenta es el de poder las dos velocidades que demandan la innovación y los tiempos del mercado.
Será una de las claves estratégicas para igualar las oportunidades y dar respuestas a cuestiones vinculadas con la educación, la salud, la productividad y el empleo, pero también a los asuntos complejos como ciberdelitos o riesgo climático, por mencionar algunos ejemplos.
Este gran desafío nos obliga a pensar en términos de largo plazo, en lugar de dar cobertura a las urgencias del día de hoy, y en esa dirección es vital avanza con el diseño de políticas fijadas por el Estado, en las que instituciones educativas y empresas del sector privado sean protagonistas claves en el camino hacia la innovación. Innovar desde la tecnología y el diseño pero también innovar en los hábitos culturales de las sociedades.
Sería muy valioso poder pensar en la innovación desde los estadios iniciales de la educación formal y que los estudiantes en todos los rincones del país convivan con el ejercicio de innovar, como un aspecto lúdico del aprendizaje.
Los bancos e instituciones financieras han avanzado mucho en los últimos años en materia de innovación, que se traduce en mejores soluciones para sus clientes. El desarrollo que han experimentado a partir del home banking o las aplicaciones para las diferentes plataformas móviles se traducen en enormes cantidades de ahorro de tiempo para los usuarios.
La posibilidad de poder depositar un cheque, realizar transacciones o incluso consultar el saldo desde su casa, oficina o incluso desde la calle, en cualquier horario del día y de manera segura, representa un cambio de hábito fundamental en la experiencia de usuario o cliente de bancos. Se trata sin dudas de un cambio innovador y muy positivo.
También en el campo de la biometría hay avances bien concretos dentro de la industria financiera, particularmente en beneficio de los jubilados. Precisamente en este punto, Banco Supervielle fue el primero de la Argentina en colocar en el mercado un cajero automático en nuestra red con reconocimiento de huella.
En Banco Supervielle, la innovación tiene que estar orientada y dirigida a las necesidades de sus clientes y con foco en el servicio exclusivamente. Los bancos, como sector, tienen la responsabilidad de diseñar y construir los nuevos escenarios financieros donde se los compara con compañías no financieras, pero que forman parte del mismo ecosistema al que pertenecen sus clientes.
No obstante, la innovación no es únicamente tecnología, sino que debe ser pensada de una manera distinta, con una mirada out of the box.
Los negocios del futuro serán el resultado del desafío constante a los límites de lo que hoy conocemos e imaginamos. Los escenarios cambian todos los días infinitamente a una velocidad increíble y el reto es poder dar la talla y no quedar fuera del camino.
*Gerente de Banca Digital y Transformación de Banco Supervielle
La innovación no debe ser solo tecnológica
Por Juan Carlos Martínez*
En un mercado cada vez más competitivo, aquellas estructuras que descuiden la creatividad y la innovación permanente en todos los ámbitos organizacionales perderán la oportunidad de ser competitivas, disminuyendo sus niveles productivos.
En nuestro país, la Ley 25.467 tiene como objeto establecer un marco general que promueva las actividades de ciencia, tecnología e innovación. Sin embargo, en los últimos años hemos visto desaparecer empresas que alguna vez fueron líderes por no poder adaptarse a los vertiginosos cambios de su entorno, lo que les produjo una sustancial pérdida de mercado. Por ejemplo, de las 500 empresas del ranking Fortune de 1955 solo 12% sigue vigente en la actualidad, como define el título del libro de Andrés Oppenheimer de manera precisa y real: “Crear o morir”.
Es muy difícil anticipar escenarios futuros cuando las reglas del juego cambian continuamente, pero si a eso le sumamos falta de visión estratégica y capacidad de adaptación, los resultados no serán alentadores. Abundan ejemplos de organizaciones que no invierten en capacitación, en mejorar la comunicación o en desarrollo de líderes, y pierden mercado ante otras que entienden mejor en dónde enfocar sus esfuerzos.
Según datos de la OCDE, en un futuro cercano ocho de cada 10 empleos serán de trabajadores del conocimiento, por lo que es sumamente importante la actualización en materia educativa para el desarrollo del pensamiento creativo, fomentando el estímulo de capacidades emocionales y el entrenamiento de facultades más enfocadas en la comunicación y las relaciones interpersonales, si queremos estar preparados para los trabajos del futuro.
Pero este desafío no es solo responsabilidad de las personas y las empresas, principalmente debe encararse a través de políticas públicas a largo plazo que transformen nuestros espacios de aprendizaje y formación, sentando las bases para potenciar el desarrollo de talentos para las próximas generaciones.
*Gerente de RR.II. de Bayton Grupo Empresario
Innovación y salud
Un factor constitutivo en biomedicina
Nos encontramos en un siglo caracterizado por la innovación en el campo de la biomedicina. Un siglo en el que, gracias a la convergencia de distintas disciplinas, se han producido avances exponenciales en el tratamiento de enfermedades graves como los virus del HIV y la hepatitis o el cáncer.
Por Pablo Viard*
El desarrollo de las tecnologías de la información, la genética, la nanotecnología y la aplicación de técnicas tradicionales, entre otras disciplinas, ha tenido un impacto enorme en el área de la salud. Un ejemplo de ello es el advenimiento de la Inmuno Oncología (I-O), considerada un nuevo paradigma por potenciar la capacidad del propio sistema inmune para reconocer y combatir las células cancerígenas.
La apuesta por la innovación en Investigación y Desarrollo (I+D) de nuevos productos es permanente y representa la base y el motor de crecimiento de las compañías del campo de la biomedicina teniendo en cuenta que entre 50 y 70% de los productos que desarrollan son nuevos en su especie porque intentan atender necesidades médicas aún insatisfechas para los pacientes.
En lo que respecta a la innovación y el desarrollo de la biomedicina, en la Argentina el desafío es lograr desarrollar una plataforma tecnológica lo suficientemente sólida para producir investigaciones a nivel local y poder insertarse en el marco de desarrollos globales desde un rol de mayor liderazgo.
Para que esto sea posible, se necesita una política de Estado que incentive la generación de conocimiento aplicado y defina a que área se les dará prioridad en materia innovación. Si bien a escala nacional el Gobierno ya está implementando algunas iniciativas, como el recientemente anunciado “Compromiso Federal para la Modernización del Estado” que apunta a propiciar el trabajo conjunto entre la Nación y las provincias para el acceso a la infraestructura tecnológica (entre otras cosas) o el Plan “Argentina Innovadora 2020” impulsado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, todavía hay mucho por hacer.
Existen tres factores que son fundamentales para el desarrollo de este campo a escala nacional:
Es imperativo que se produzca una coordinación entre los distintos ministerios, sobre todo entre el de Salud, el de Modernización y el de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
2) También es importante que se establezca una mayor articulación entre el ámbito público y el privado y que, en este proceso, se involucre a las universidades.
3) El país debe alinearse con las regulaciones y requerimientos de los países con mayor desarrollo tecnológico y científico y poner fin a los procesos burocráticos que menoscaban la velocidad de las investigaciones y atentan contra la eficiencia del sector.
Avances con impacto social
En un futuro cercano, la innovación se orientará al desarrollo de la “medicina de la precisión” lo que tenderá a una personalización de los tratamientos. Gracias a los avances en la tecnología de la información que, cada vez más, permiten conocer el código genético de cada individuo en profundidad, y las ciencias básicas, que identifican los distintos mecanismos por los que se producen las enfermedades, los pacientes que padezcan enfermedades graves muy específicas podrán recibir un tratamiento de igual especificidad.
Por último, es importante destacar que la innovación en biomedicina debe estar siempre acompañada por un esfuerzo para generar valor social y medioambiental, pues el principal objetivo que los avances en investigación y tecnología deben perseguir es lograr un real impacto social.
* Director Regional en Investigación Clínica para México y South Hub Argentina & Chile en Bristol-Myers Squibb
Innovar con triple impacto
Por José Ignacio De Carli*
Entendemos a la innovación como el camino que nos trajo hasta aquí y como elemento esencial para seguir siendo una empresa relevante para la sociedad. En Natura, la está relacionada con nuestra manera de hacer negocios y, por lo tanto, busca generar impacto positivo en lo económico, social y ambiental.
Para promover innovación se identifican necesidades y preocupaciones de los consumidores, se desarrolla una solución que las atienda –en forma de producto o servicio– y se refuerza la relación de cada producto con causas socioambientales. De esta forma, un producto o un proyecto es lanzado o puesto en marcha solo si es más sustentable que el anterior.
En el último año la innovación sustentable marcó la renovación de marcas referentes de nuestro portafolio como Ekos. Hubo un aumento de 50% a 100% en el uso de Pet reciclado en los envases plásticos de la línea, contribuyendo en el aumento del uso de material reciclado posconsumo. Además, los repuestos de toda esta línea de jabones, hidratantes y óleos son realizados 100% con polietileno verde.
Desde su origen Natura ha sido pionera en innovación sustentable. Incorporó ingredientes vegetales naturales en los 70, fue la primera empresa de cosmética en lanzar repuestos en 1983, eliminó en 2006 las investigaciones con pruebas en animales, impulsa desde hace 10 años el Programa Carbono Neutro que permite compensar todas aquellas emisiones de carbono que no se logran reducirse en los procesos de producción.
Además, en 2016, Natura se convirtió en la primera empresa de Latinoamérica en difundir los resultados de su relevamiento EP&L (Environmental Profit and Loss, por su sigla en inglés). El estudio hace la “contabilidad ambiental” de la empresa, calculando los impactos positivos y negativos de todas las etapas de producción, comercialización y destino final de los residuos generados. En este sentido, este año recertificamos como Empresa B reafirmando nuestro compromiso con la agenda global de desarrollo sustentable y promoción de una nueva economía. Hitos que demuestran que el crecimiento económico puede ir junto con la generación de beneficios para la sociedad y el planeta.
La empresa monitorea un índice de innovación medido por la proporción de las ventas de productos lanzados en los últimos dos años sobre el total. En el último año este índice llegó a 54,3%, comprobando el valor que tienen las nuevas propuestas, cada vez más sustentables, para nuestros consumidores.
Hoy la decisión de compra va más allá de las variables de precio y calidad, las personas también se interesan en conocer el origen del producto, su impacto ambiental o su huella de carbono. Que el consumidor evalúe estos factores y los premie con su decisión de compra es un motor para seguir innovando en mejorar todos nuestros procesos desde la extracción de los activos, pasando por las formas de producción y el tipo de embalajes hasta las acciones post consumo.
Innovar sustentablemente es lo que nos permite a empresas y consumidores conectar con un ideal compartido que nos beneficia a todos y convertir a las transacciones en cómplices de soluciones colectivas, oportunidades de solucionar con la compra de ese producto problemas que todos sentimos como propios.
*Gerente de Asuntos Corporativos de Natura
Nuevos escenarios
Simplificar la complejidad
Un estudio realizado por la OMPI, la Universidad de Cornell y la escuela de negocios Insead ubica a la Argentina en el puesto 76 en el Ãndice Global de Innovación, sobre un total de 127 economías. Si bien subió cinco posiciones en comparación a 2016, estamos en el noveno puesto respecto a los países de Latinoamérica, donde Chile es el más innovador.
Por Damián Benghiat*
Sin embargo, el estudio destaca que se trata de una región con un importante potencial en materia de innovación, los que nos alienta a pensar que la adopción de la innovación en la Argentina es solamente cuestión de tiempo.
La Argentina tiene la característica de contar con la gente más creativa del mundo.
Hemos ganado premios en los festivales de creatividad mundial y somos expertos en sobrellevar innumerables crisis de toda índole. Cada vez que ponemos todo esto a trabajar por un objetivo común, lo logramos. Solo es necesario una decisión y una visión común que nos una a todos.
La innovación se puede dar en productos y servicios, en procesos o en modelos de negocio. Tenemos en el país las principales empresas Unicornio de Latinoamérica que, con Mercado Libre y Globant a la cabeza, demuestran claramente que podemos hacer cosas muy bien y a lo grande.
En términos de sector público, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lleva un claro estandarte con las innovaciones en tráfico, iluminación y control de las inundaciones.
Nuevas tecnologías y formas de consumo
En Process Technologies tenemos como fin hacer más simple la complejidad de los negocios, acompañando a las empresas en el camino de la transformación digital. Es por ello que sería impensado no tener a la innovación como motor de la empresa.
La innovación en el sector de la tecnología se da en dos aspectos: el modelo de trabajo en tiempo real y la utilización de los avances tecnológicos en los procesos de negocios. Esto significa que las gestiones transaccionales y analíticas de una compañía se realizan en tiempos inmediatos.
Sumado a esto, hoy en día no se puede concebir un mundo sin documentación digitalizada o con las personas, procesos y dispositivos conectados entre sí.
Process Technologies participa del mercado de servicios de implementación y mantenimiento de proyectos llave en mano de sistemas Sap, proveyendo integralmente todas las componentes necesarias para lograr conseguir el resultado de negocios buscado por nuestros clientes.
Para ello, la innovación es permanente en términos de productos que utilizamos, los servicios involucrados y el modelo de negocios a través del cual comercializamos nuestros servicios. Siempre buscando relaciones de largo plazo con nuestros clientes que entreguen beneficios para todas las partes interesadas.
Sin duda en Process Technologies estamos creando una parte de ese futuro, por ejemplo implementando soluciones que permitirán adecuar los modelos de negocios de las empresas de servicios públicos a las nuevas formas de generación y consumo de energía. Donde antes la generación, distribución y consumo era vertical y por lo tanto en una vía, ahora lo es en forma de malla y se debe tarifar y facturar tanto desde la red hacia el consumidor, como desde el consumidor hacia la red, transformando este en un “Prosumer” (productor y consumidor).
Por otro lado, la conectividad existente entre personas y cosas a través de internet de las cosas hace que prácticamente todos los mercados se vean afectados por un flujo permanentemente en crecimiento que no duerme y cientos o miles de decisiones que se toman sin que nos demos cuenta, haciendo nuestra vida en muchos aspectos cada vez más sencilla. Desde ver el flujo vehicular a través de Waze o de seleccionar nuestros programas favoritos en Netflix. Todo basado en tecnologías de machine learning que permite anticiparse a las decisiones y preferencias de las personas.
Esto genera nuevas formas de consumo y nuevos desafíos para las compañías establecidas de parte de empresas que antes no existían y que por lo tanto no tienen las mismas regulaciones. Como son los casos de Uber (transporte de pasajeros) o MercadoPago (préstamos).
*Director de Ventas y Marketing de Process Tecnologies
Avance emprendedor
Por Alejandra Rodríguez*
La Argentina s