Una nueva concepción del progreso


    Deben entender cuáles son los desafíos que les presenta el mundo, hacia adónde soplan los vientos y qué cosas están cambiando en el ambiente que las rodea.
    Ezra Greenberg, Martin Hirt y Sven Smit, tres investigadores de McKinsey Global Institute, realizaron un informe donde explican por qué entender las tendencias es una habilidad importante para los líderes empresariales. Los líderes, dicen, deben estudiar dónde y cómo compiten y deben cooperar para entablar un nuevo contrato social que ayude a la gente a hacer frente al cambio tecnológico disruptivo.
    Todo este clima de cambio, de gran competencia y de necesidad de cooperación contiene desafíos pero también una gran oportunidad.
    A los empresarios los abruman una serie de preguntas: ¿Cuánto tiempo podrán sobrevivir las fuentes tradicionales de ventaja competitiva frente a los cambios tecnológicos? ¿Cómo afectarán a los modelos de negocios los cambios en las expectativas del consumidor y de la sociedad?¿Qué significa ser una empresa global cuando se duda de los beneficios de la integración internacional?
    Todas estas preguntas y muchas más son fuente de preocupación, dicen los investigadores, pero no deben distraernos de las extraordinarias oportunidades que se abren para los líderes que entiendan los cambios y los puedan convertir en fuerzas positivas para sus negocios.
    La investigación tenía por objetivo ayudarlos a detectar oportunidades y señalar nueve grandes fuerzas globales en interacción.

    Cambios en el crecimiento
    • Se contrae la globalización de bienes pero crece la globalización digital.
    • Crecen menos los países centrales pero surge una nueva dinámica del crecimiento. Los países del momento forman el grupo ICASA (India, China, Ãfrica y Sudeste Asiático).
    • La tecnología cambia la ecuación de los recursos naturales.

    Se acelera la disrupción industrial
    • La digitalización, las máquinas inteligentes y las ciencias de la vida avanzan y se combinan entre sí para redefinir lo que hacen las empresas y dónde están los límites de cada sector.
    • No se trata de la llegada de diversas tecnologías sino que se vive una explosión de tecnologías combinadas.
    • Cambian los términos de la competencia: hay redes interconectadas de socios, de plataformas, de clientes y de proveedores. Estamos viviendo una revolución en el ecosistema del negocio.

    Necesidad de un nuevo contrato social
    • Cooperar para protegernos del “lado oscuro” de muchos actores malintencionados: cibercriminales y terroristas.
    • Gobierno y empresas deben colaborar para impulsar el progreso de la clase media y
    • realizar los experimentos económicos necesarios para acelerar el crecimiento.

    Cambios en el crecimiento
    Ningún país desarrollado ha vuelto a tener el crecimiento que tenía antes de 2008 y que se suponía recuperaría una vez superado el momento. El PBI mundial se mantiene por debajo de lo que se esperaba. El escaso crecimiento aumenta la importancia que tiene para las empresas identificar oportunidades, hacer apuestas y respaldarlas con recursos suficientes.
    Las oportunidades son grandes, especialmente para los líderes que entienden cómo está cambiando la dinámica del crecimiento global mientras también cambia la naturaleza de la globalización, los mercados emergentes aumentan su importancia y la tecnología cambia el uso de los recursos.
    La globalización sigue avanzando pero afronta poderosos vientos en contra. El sentimiento “antiglobalización” crece y los Gobiernos responden. Gran Bretaña se separó de la Unión Europea; Estados Unidos ya se retiró de la Asociación Trans Pacífico (TPP, según siglas inglesas). Mientras tanto, los números duros de la globalización se reducen.
    El crecimiento del comercio comparado con el crecimiento de PBI en esta década fue la mitad del de finales de los años 90 mientras los flujos globales de capital como porcentaje del PBI se desplomaron desde la crisis financiera de 2008–09 y no han vuelto a los niveles anteriores a la crisis financiera.
    Pero simultáneamente hay pruebas de que otras facetas de la globalización siguen avanzando, rápido y en escala.
    Los flujos de datos entre un país y otro son equivalentes a 50 veces los de la última década. Casi 1.000 millones de usuarios de redes sociales tienen por lo menos una conexión con el extranjero mientras 2.500 millones de personas tienen cuentas de e-mail y 200.000 millones de e-mails se intercambian todos los días. Unos 250 millones de personas actualmente viven fuera de su país de origen y más de 350 millones de personas compran en plataformas de e-commerce de otro país, todo lo cual amplía las oportunidades para que las empresas pequeñas y medianas se conviertan en “micro-multinacionales”.
    En cuanto a mercados, en la actualidad hay tres entidades geográficas –India, China y Ãfrica– donde la urbanización está empoderando a poblaciones que superan los 1.000 millones de personas, y una cuarta, Sudeste Asiático con más de 500 millones. Juntas forman el mercado “ICASA” (India, China, Ãfrica y Sudeste Asiático) con enorme potencial de expansión.
    En el nivel tecnológico, los avances cambian la ecuación de los recursos. La combinación de tecnologías tiene la posibilidad de reducir el consumo de recursos.

    La disrupción industrial
    “Disrupción” es una de esas palabras que se ponen de moda y se usan hasta la exageración. También se la usa con mucha imprecisión. Cuando hablamos de disrupción industrial, dicen los autores del informe, queremos decir que en muchos sectores, las bases fundamentales de la estructura de la industria están cambiando con rapidez.
    Si bien ese cambio puede ser incómodo y hasta destructivo, también puede tener la semilla de la oportunidad. Es el caso de la digitalización. Al reducir la fricción económica, la digitalización permite una competencia que presiona el crecimiento de los ingresos y las ganancias. También está creando nuevas oportunidades para mejorar el desempeño mediante mejoras en la cadena de suministro, producto, procesos y servicios.
    Los avances tecnológicos más explosivos no han llegado por mejoras lineales dentro de una sola materia y experiencia sino por la combinación de inversiones y disciplinas separadas. Por ejemplo, la conectividad online, la criptografía y analytics avanzada se combinaron para crear una base de datos global, distribuida para las transacciones que se llama “blockchain”. Se trata de una tecnología con capacidad para cambiar las reglas del juego porque los costos de transacción representan una parte sustancial de los costos comerciales del mundo. Como las blockchains pueden procesar transacciones sin intermediarios, su impacto posible sobre los costos y la competencia es profundo.
    Los efectos combinatorios están revolucionando muchos aspectos de las tecnologías biológicas. El secuenciamiento genético de bajo costo que permite poder computacional masivo está sentando las bases para desarrollar la “medicina de precisión” y dando a la gente datos que pueden influir sus decisiones de vida.
    Los avances en ciencia de materiales permitieron el desarrollo de stents que se disuelven naturalmente una vez realizado su trabajo liberando a los pacientes de la necesidad de tomar medicaciones durante largo tiempo.

    Un nuevo pacto social
    La mayor oportunidad de todas, y podría decirse tal vez la mayor necesidad de todas, trasciende a las compañías y a la competencia. Si los líderes del sector privado, público y social pueden cooperar para crear un nuevo contrato social asegurarán un mejor futuro para los individuos y las instituciones. La colaboración será fundamental para superar las fuerzas que debilitan la apertura, para generar progreso en la clase media y para alentar la experimentación que recargue el crecimiento y corrija la inequidad de ingresos.
    El progreso necesita apertura y esta, casi por definición, significa exposición. Internet, por ejemplo, ha traído importantes peligros aunque ha logrado un milagro social y empresarial. Los actos cotidianos, como conectar el teléfono al auto vía Bluetooth, crean vulnerabilidades que la mayoría de nosotros no consideramos conscientemente. Los costos de combatir el cíbercrimen están ascendiendo a cifras impactantes. Mientras tanto hay estados que continúan frustrando a la comunidad global, y los problemas de combatir el terrorismo repercuten en el mundo entero.
    Lograr resiliencia digital requiere colaboración. Por lo menos, se necesita más colaboración entre los líderes responsables de las decisiones sobre seguridad dentro de una empresa. En un mundo interconectado, las compañías deberían explorar plataformas y compartir información sobre amenazas a la cíberseguridad. Los líderes deberán ver cómo hacen para encontrar un equilibrio entre la necesidad de competir bien, cuidar la seguridad de la empresa y cooperar para la autodefensa. Así redefinirán lo que significa vivir juntos y seguros en un mundo interdependiente.

    El progreso de la clase media
    El progreso no ha sido igual para todos. La globalización y la automatización están polarizando el mercado laboral y lo seguirá haciendo con el avance de las máquinas inteligentes y el aumento de la automatización de una cantidad de tareas en mercados desarrollado y en vías de desarrollo.
    Los trabajadores de ingresos medios son desplazados y otros son forzados a bajar de calidad de trabajo y reducir su ingreso mientras simultáneamente afecta negativamente a los trabajadores de menores ingresos desplazándolos de sus lugares.
    También hay una gran disparidad en los ingresos. Aquellos con títulos de posgrado aumentaron sus ingresos mientras que los salarios de los que solo tienen título secundario se estancaron y lo de los que no tienen estudios secundarios cayeron. El desempleo joven alcanzó 50% o más en varias de las principales economías avanzadas.
    Las tendencias demográficas empeoran este panorama. Con el envejecimiento de la población, se va reduciendo el número de trabajadores activos por cada pasivo y se vuelve más difícil para la sociedad sostener a los jóvenes y a los viejos.
    Y así, la confianza se quebró en la clase media. Eso explica que haya importantes segmentos en las democracias occidentales que ahora tienen una visión negativa de la inmigración y culpe a sus Gobiernos de políticas fallidas. Se explica así el éxito del Brexit en Gran Bretaña y de Donald Trump en Estados Unidos.

    Experimentos de crecimiento
    Nos encontramos en el umbral de una nueva era de experimentación porque no hay respuestas claras a algunos de los desafíos que se ciernen sobre el mundo. No hay coincidencia en cuanto a por qué no ha habido crecimiento satisfactorio durante todos estos años. Lo que sí parece claro es que muchas de las herramientas de la política de crecimiento han llegado a su límite. Los bancos centrales y los Gobiernos en el mundo desarrollado respondieron a la crisis financiera recortando las tasas de interés, tratando de mantener el crédito a flote y en algunos casos rescatando a los jugadores financieros y no financieros.
    Diferentes combinaciones de reformas estructurales y de austeridad también se intentaron. Cuando todo eso resultó insuficiente para reiniciar el crecimiento, los líderes en todo el mundo se dedicaron a probar experimentos buscando una solución efectiva. Y continúan debatiendo alternativas. La lista incluye flexibilización cuantitativa, dinero helicóptero, ingreso mínimo garantizado y programas masivos de estímulo combinados con un replanteo regulatorio.
    En otras áreas entramos en territorios desconocidos. A medida que el mundo envejece, nuevos métodos harán falta para sostener a los jubilados que no tengan lo suficiente para vivir poniendo una carga superior sobre los trabajadores de hoy y de mañana.
    Según el McKinsey Global Institute el mundo va a tener que gastar US$ 3,3 billones anuales entre 2016 y 2030 para mantener el crecimiento proyectado. También sugiere que el gasto en infraestructura puede reducirse hasta 40% con mejor diseño y mejor ejecución, dos áreas listas para la experimentación privada.
    Los resultados de la experimentación –en cuanto a crecimiento, envejecimiento, infraestructura, inequidad de ingresos y más– tendrán enormes implicancias para el mundo, para el entorno empresarial y para el desempeño de las compañías.