Competitividad: imperativo para el desarrollo

    El Foro Económico Mundial la define como “el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país”. Pero también, la vincula con la necesidad de lograr un modelo que promueva el bienestar. “Una economía competitiva –sostiene– es una economía productiva. Y la productividad conduce al crecimiento, que permite niveles de ingresos más altos y es de esperar, a riesgo de sonar simplista, a un mayor bienestar”.

    A partir de esta definición, Mercado convocó a una docena de ejecutivos y especialistas, quienes reflexionaron sobre el tema y respondieron a las siguientes preguntas:
    1 ¿Es nuestro país competitivo? ¿En qué sectores, fundamentalmente?
    2 ¿Qué cambios o mejoras se deberían dar para aumentar la competitividad, de manera que redunde en bienestar económico para el conjunto de la sociedad?
    3¿Qué alianzas serían las más adecuadas para fomentar el desarrollo de nuestro país?

    Banco Macro
    Inversión en ciencia y tecnología

    Jorge Horacio Brito, presidente

    1. Nuestro país tiene reconocidas ventajas comparativas naturales en todo lo que se refiere a actividades agropecuarias, con recursos y variedades climáticas que se pueden juzgar como excepcionales. Además el sector ha invertido mucho en los últimos años y esa inversión ha devenido en un incremento importante de la productividad. Nuestro sector industrial no es tan competitivo, pero también dispone de recursos que sobre la base de inversiones crecientes y adecuadas, potenciarán las llamadas ventajas comparativas dinámicas, que son las que se refuerzan y consolidan con el proceso inversor.
    2. No hay duda de que la inversión pública en ciencia y tecnología es un disparador necesario para una mejora de la competitividad. Además, es muy importante la inversión en infraestructura básica, de servicios y transporte, sendero que la Argentina debe comenzar a recorrer lo antes posible.
    Otro aspecto, poniendo la lupa en lo micro, es que la propia dinámica de la actividad económica en el marco de un proceso de desarrollo provee a las empresas de los incentivos, los recursos, la filosofía y la voluntad para mejorar la productividad. No se pueden esperar muchas mejoras de la productividad en contextos recesivos, ya que las empresas, sobre todo las pymes, están preocupadas en sobrellevar el corto plazo y pierden de este modo la perspectiva del mediano y largo plazo, que es el término en que hay que plantear los planes y programas de mejora de la competitividad.
    Creemos que en la Argentina hay un conjunto de medidas de política económica con las que nuestro país funciona bien. Estas medidas, que ya enumeraremos, hacen posible el crecimiento con inclusión social y, no tenemos dudas, impulsan un sustancial crecimiento de la competitividad, el que, en una dinámica de causa y efecto, se convierte en el punto de apoyo fundamental para apalancar el desarrollo. Estas políticas son, por un lado, un tipo de cambio competitivo, es decir un tipo de cambio enfocado a mejorar la competitividad.
    En segundo lugar, la presencia de superávits gemelos, fiscal y comercial.
    En tercer lugar, una inflación baja, de un dígito, que permita crecer. Estamos en este momento en una situación en que estas condiciones no se cumplen, pero pensamos que hacia ellas hay que tender.
    En primer lugar, con un déficit fiscal contenido, luego decreciente y más tarde convertido en superávit, con una mejora paulatina del tipo de cambio hasta niveles en que sea competitivo –que ayudará a generar y sostener el superávit comercial– y con una reducción de la inflación, como ya hemos dicho, hasta niveles de un dígito.
    3. Sin duda que los acuerdos con organismos internacionales y universidades especializados en la promoción de la ciencia y la tecnología son muy convenientes al efecto de mejorar la competitividad. También la búsqueda, por parte de las empresas, de asociaciones con empresas internacionales que puedan hacer el aporte de tecnologías de punta. También son muy exitosas las alianzas entre empresas grandes, calificadas tecnológicamente, con las empresas más pequeñas que son sus proveedores, a los efectos de mejorar en conjunto la competitividad de toda la cadena de valor.

    ITBA
    Acuerdos integrales

    Marcelo Elizondo, responsable del área de Competitividad

    1. En 1960, la Argentina explicaba 0,85% del total de las exportaciones mundiales. Desde hace tres años alcanza 0,36%. Durante periodos largos se ha perdido competitividad y son varias las razones que explican este descenso. Algunas son exógenas: precios internacionales que no se han recuperado; Brasil con una recesión que se estira; Latinoamérica, principal destino, con mala performance. Pero otras, endógenas: alta inflación; sobrerregulación económica y complejo entorno político institucional en el plano laboral; entre otras tantas.
    2. Respecto de los cambios o mejoras que deberían implementarse para que el aumento de la competitividad redunde en bienestar económico para la sociedad, hay dos planos de análisis. En lo que respecta al interno, hay diversas razones para explicar los problemas de competitividad. Podríamos mencionar tres niveles. Uno macroeconómico, donde sobresalen las variables que ya fueron expuestas más arriba; otro microeconómico, en el que prevalecen los problemas de productividad de numerosas empresas; y otro meso económico, que se ubica en los problemas que acaecen en el entorno inmediato de las empresas y se refieren a la infraestructura, las políticas de los Gobiernos locales, el no siempre resuelto acceso a calificados recursos humanos –según la región–, y el encadenamiento con proveedores y clientes. También hay que tener en cuenta la conflictividad social y productiva.
    El segundo plano de análisis es externo. La Argentina, durante mucho tiempo, no ha previsto un capital institucional que facilite el acceso a mercados externos. Tiene un arancel promedio en el Mercosur que triplica el promedio mundial y no se cuentan con suficientes acuerdos de preferencias arancelarias libre comercio o, por ejemplo, de complementación económico. Esta falencia conlleva a que las exportaciones no ingresen en mercado externos con las ventajas que tienen nuestros competidores. En definitiva, más acuerdos integrales de inserción deberían favorecer el acceso a inversiones y mercados.
    3. Es necesario generar más vínculos con países, por lo que hay que prever acuerdos intra cadenas productivas globales. En el comercio internacional se han consolidado las cadenas globales de valor (CGV). Esa es una de las razones que llevó a las exportaciones mundiales de mercancías de US$ 2.030 millones en 1980 a unos US$ 16.000 millones en 2016.
    Desde la concepción del producto (Investigación y Desarrollo), pasando por la fabricación de los componentes, el ensamble o integración, y hasta llegar a la distribución y comercialización; la dinámica de la distribución alrededor del planeta en procesos de la industria ha dado lugar a la conformación de estas cadenas internacionales de producción.
    La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo sostiene que las cadenas de valor administradas por las empresas transnacionales ya representan 80% del comercio mundial. Y, a la vez, mientras en 1980 la economía mundial exportaba 17% de su producción, en 2008 alcanzó 27%. En 2014 la economía mundial ya llegó a exportar nada menos que cerca del 30% de su producción. Y, por ende, la intervención de los países en desarrollo en el comercio global del valor agregado creció de 20% en 1990 a 30% en 2000. Hoy ya supera el 40. Pero mientras en promedio 50% de las exportaciones de los países emergentes ingresan en cadenas globales de valor (lo que facilita la inserción), en la Argentina solo 30% lo hace. Deben preverse, pues, más mecanismos de inserción sistema en las cadenas internacionales productivas y comerciales.

    CCU
    Reglas claras

    Juan Pablo Barrale, gerente de Asuntos Corporativos

    1. La Argentina debe transitar el camino de la competitividad como una prioridad. Hay múltiples variables que inciden en este aspecto: algunas conectadas a políticas de Estado, otras dependen de cómo trabajamos las compañías que producimos y llevamos adelante actividades económicas en el país. Tenemos potencial para lograr un crecimiento sustentable en muchos sectores, y eso necesariamente tiene un efecto sobre el nivel de ingresos y la calidad de vida.
    En el caso de CCU Argentina, ponemos un esfuerzo muy importante en crecer de manera sostenible, sin importar el contexto cambiante, y buscando herramientas para producir más e invertir mirando el mediano y largo plazo.
    2. Se necesitan reglas claras, que den forma a un entorno favorable para generar inversión y empleo. El nivel de impuestos en nuestro país es alto y una variable compleja para los que elaboramos, en nuestro caso cervezas. Recientemente CCU anunció una inversión superior a US$ 150 millones para incrementar nuestra capacidad de producción y es bueno que esa apuesta por el país se haga en un contexto donde todas las partes miren el mismo objetivo: crecimiento sustentable.
    3. Las alianzas más adecuadas para fomentar el desarrollo son las que permitan generar mercados para nuestro país y empleo genuino dentro de la Argentina. La producción local es algo que debemos empujar y favorecer, porque genera valor agregado y nos potencia como país.

    Swiss Medical Group
    Potencial que requiere cambios

    Miguel Blanco, director general

    1. La Argentina es competitiva en todas las actividades ligadas a la agricultura y a la ganadería, producto de los recursos naturales con que cuenta el país –tierras muy fértiles, con riego abundante, con todos los climas, etc.–, de la inversión en tecnología que se ha venido haciendo y de la capacidad de sus recursos humanos. También es competitiva en servicios de valor agregado, derivado del alto nivel de educación y conocimiento de idiomas de una parte de su población. Como ejemplo de esto tenemos el sostenido aumento de las exportaciones de servicios y el hecho de que hayan surgido cuatro empresas nuevas relacionadas con la tecnología informática que cotizan en bolsas internacionales con valores de mercado superiores a US$ 1.000 millones.
    Y podría ser competitiva en muchas actividades relacionadas con la creatividad y el diseño si se profundizaran los cambios y mejoras que se mencionan a continuación.
    2. Los cambios y mejoras, algunos de los cuales ya se están encarando, pasan por las inversiones para mejorar la infraestructura logística de la Argentina (rutas, trenes y vías navegables) y, de esa manera, abaratar el movimiento físico de las mercaderías; la reforma impositiva, para equiparar la carga tributaria a la de nuestros competidores y eliminar impuesto distorsivos; la simplificación de trámites en todos los niveles de la administración pública nacional, provincial y municipal; el mejoramiento en el funcionamiento de la justicia, especialmente en los fueros laboral y contencioso administrativo; la renegociación de los convenios colectivos de trabajo para adecuarlos a la realidad actual teniendo en cuenta el impacto de la tecnología, y la existencia de reglas de juego claras y, sobre todo, estables.
    3. Son imprescindibles las alianzas internas, entre capital y trabajo, para la renegociación de los convenios colectivos de trabajo; y entre las empresas y la academia (universidades y organismos de investigación) para trabajar en innovación.
    En lo internacional, es necesario afianzar las alianzas comerciales y de intercambio de tecnología, con el Mercosur en primer lugar, y también con la Unión Europea y con los países de la Alianza del Pacífico.

    Colón
    Acuerdo necesario

    Eduardo Iglesias, director y gerente general

    1. En términos generales nuestro país no es competitivo. Nuestra población ha sufrido una caída de su nivel de vida constante en los últimos 50 años. La calidad de nuestra educación y salud se han visto deteriorados, ya que la Argentina se ha convertido en un país menos competitivo año tras año. Solamente la agricultura tiene un nivel de competitividad similar a países como Brasil o Estados Unidos. Adicionalmente, podemos ver en un nuevo sector como los start ups tecnológicos que están mostrando nuestra creatividad y talento y son competitivas a pesar del contexto económico en general. Compañías como Mercado Libre, Globant o Despegar son claros ejemplos de esta nueva economía.
    2. Debemos hacer cambios muy profundos, generar una nueva cultura de apego a las leyes de transparencia, de lucha contra la corrupción. Debemos invertir fuertemente en educación sobre todo en las carreras como informática e ingeniería que permitan competir con países asiáticos que vienen invirtiendo en el conocimiento de su población desde hace 30 años. Hoy una gran parte de los ejecutivos de Sillicon Valley son hindúes ya que India tiene muy buenas universidades.
    Debemos hacer profundos cambios en el funcionamiento del Estado, que es caro e ineficiente. El costo de mantener un Estado tan ineficiente es una de las principales razones de la baja productividad de nuestro país.
    Otra reforma fundamental es reformar el mercado laboral. La Argentina tiene más de 3.000 sindicatos mientras que por ejemplo Estados Unidos tiene solo 200.
    Brasil está dando un ejemplo de cómo se debe repensar el mercado laboral para crear más oportunidades para los trabajadores sobre todo los jóvenes.
    3. Considero que debemos instrumentar un acuerdo de los distintos partidos políticos sobre una visión de país a largo plazo. Claramente, quien está en el Poder Ejecutivo debe proponer las bases de esa visión y el modelo de interacción para desarrollar el acuerdo.
    Es esencial que se convoque a los actores de los distintos sectores a opinar sobre su sector específico como por ejemplo los sectores agropecuarios, energía, construcción, financiero y salud. Ese acuerdo en la visión del modelo de país a largo plazo nos permitiría avanzar sobre las reformas como la reforma laboral, reforma tributaria y reforma del sistema previsional.

    SMS-San Martín, Suarez y Asociados
    El desafío de la reconversión

    Andrés Riportella, socio

    1. La Argentina tiene un buen desempeño en el sector alimentos, bebidas, metales básicos, farmacéutico y productos del petróleo; la competitividad de estos sectores se explica, en gran medida, por factores de carácter sectorial, ya sean relativos al capital o al trabajo, el acceso a los insumos/materias primas o a la estructura particular de la industria.
    2. El país debe mejorar el ambiente macroeconómico, el marco regulatorio e institucional, la estructura de base, la innovación tecnológica y debe llevarse adelante una reforma impositiva.
    3. La Argentina debe consolidar el Mercosur y avanzar en el acuerdo de la Alianza del Pacífico integrada por Chile, Perú, México y Colombia y demostrarle al mundo que es un país emergente.
    El Gobierno tiene el objetivo de integrar la economía argentina a mercados internacionales. En este sentido, la Argentina se enfrenta al desafío de lograr mayor competitividad o reconvertir su economía actual.

    Red Link
    Con objetivos claros

    Jorge Larravide, gerente comercial

    1. La Argentina continúa enfrentando el desafío de lograr mayor competitividad. Hay sectores en los que se requiere poner “manos a la obra” en proyectos concretos, y otros, como el tecnológico y el financiero, que ha avanzado en este sentido.
    Por ejemplo, en el sistema financiero se están trabajando en innovaciones de características similares a las que existen en otros países del mundo, en lo que se refiere a pagos móviles (billeteras multibanco, etc.) y utilización de la biometría para facilitar las operaciones bancarias, entre otros.
    2. La educación es uno de los grandes desafíos que tiene nuestro país para mejorar los niveles de competitividad.
    La Argentina se caracteriza por contar con excelentes profesionales formados en las mejores universidades (públicas y privadas) y una trayectoria en empresas que buscan mejorar día a día. Sin embargo, es necesario facilitar e incentivar que más estudiantes se vuelquen a carreras vinculadas a la ingeniería y al mundo IT. Y que las empresas que están trabajando “por encima de la línea” tengan incentivos que les permita crecer.
    3. El desarrollo se logra teniendo una actitud “open mind”, de colaboración y trabajo en forma integrada. En el ámbito privado las compañías deberían competir y colaborar para que los proyectos fluyan y ayuden al despegue del país y no que la competencia entre empresas sea uno en desmedro del otro.
    La Argentina es un país con un potencial increíble, pero necesita trabajar mucho todo el tiempo, con objetivos claros, discutir, definir y llevar adelante el ¿Qué? ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? Ser más previsibles, más abiertos y más inclusivos.

    Deloitte
    Innovar e invertir

    Daniel Vardé, socio líder de Consultoría

    1. Obviamente nuestro país es competitivo en agroindustria, pero lamentablemente por una combinación de falta de infraestructura, altos impuestos laborales, complejidad de algunas normas, productividad, etc. no lo es en otras. Lo que debería hacerse en un uso más eficiente de la inversión; un aumento de la inversión total; un fuerte incentivo y desarrollo de las colaboraciones público-privada y aumentar la colaboración intrarregional.
    2. Se debe iniciar una serie de acciones y medidas que tiendan a:
    • Mantener el enfoque en las políticas económicas que permitan aumentar las habilidades de la región y la capacidad de innovación. Esto requiere implementación de políticas que fortalezcan 1) la competencia local; 2) el entorno normativo y jurídico, 3) la disponibilidad de capital y 4) la disponibilidad y la adopción de infraestructuras básicas,  y también en tecnología de información y comunicaciones (TIC).
    • Mejorar la eficacia de las políticas.
    • Realizar reformas laborales, previsionales, tributarias, aduaneras, etc.
    • Alinear las inversiones a las prioridades económicas y sociales  “exitosas”.
    • Aumentar la inversión privada en el desarrollo de las habilidades y la innovación. La falta de acceso adecuado y oportuno a la financiación impide el desarrollo de las habilidades y la innovación. Este cuello de botella se puede aliviar mediante el fomento de la inversión privada, por ejemplo mediante la introducción de capital de riesgo a los programas de colaboración, ayudar a las pymes innovadoras a buscar fondos, y ofrecer incentivos fiscales para los fondos invertidos en el desarrollo de habilidades y proyectos de innovación en áreas definidas.
    • Diseñar esquemas de financiación público-privados para el desarrollo de habilidades e investigación. La implementación exitosa de estos sistemas de financiación para los beneficiarios (integrados por instituciones de investigación calificadas y socios industriales con una necesidad común) debe administrarse durante varios años. Para calificar, cada grupo destinatario debe demostrar su capacidad para agrupar la competencia científica y económica para satisfacer las necesidades identificadas, y la propuesta de trabajo debe demostrar un potencial para lograr un beneficio económico para el sector privado
    • Definir e implementar programas de educación y formación profesional intersectoriales.
    3. Claramente las asociaciones público privadas son un mecanismo importante.
    En Chile, Uruguay y Paraguay están funcionando muy bien y son un modelo a desarrollar y fortalecer. Creo que en el caso de las energías renovables es un ejemplo de cómo seguir.

    Alianzas para mejorar la competitividad

    Por Iván Purtic*

    Estos años encuentran a la Argentina frente a un gran desafío: demostrar cuán competitiva es y cuánto puede crecer si entre todos apuntamos a ese objetivo en común. Nuestro país es muy rico en cuanto a recursos naturales, capacidad de recursos humanos, capacidades técnicas, entre muchas otras características. En ese marco, hay algunos sectores que presentan una mayor potencialidad como el de alimentos, bebidas, insumos básicos, farmacéutica, productos de petróleo y químicos, ya sea por sus ventajas comparativas, su capacidad de inserción en las cadenas globales de valor o su aporte en términos de producto, empleo o divisas. Como contrapartida, existen también otros sectores menos competitivos en los que se está trabajando –y se deberá continuar en este camino– con medidas y planes para que permitan mejorar los niveles de actividad.
    Sin dudas, para que eso suceda hay que trabajar en un esquema en conjunto: el Estado, los empresarios y el sector sindical, todos juntos a la cabeza.
    Es de primera necesidad disminuir el déficit fiscal y el nivel de carga tributaria; cuando eso suceda el sector privado y los capitales extranjeros confiarán y seguirán invirtiendo, dando lugar a posibilidades reales de crecimiento genuino y sostenido, mejorando la productividad y creando empleos, lo que luego redundará en bienestar económico, y por supuesto en el desarrollo del país.
    Puntualmente en el caso de Mabe Argentina, si bien somos una compañía multinacional con una amplia red de fábricas altamente competitivas en distintos lugares del mundo, en la Argentina como líder de electrodomésticos y siendo la única compañía que fabrica en el país el porfolio completo de productos de línea blanca –heladeras, cocinas y lavarropas–, seguimos apostando a la producción local como fuente de desarrollo genuino.
    En este sentido estamos trabajando en alianzas con las diferentes cámaras empresariales y el Gobierno nacional para mejorar la competitividad del sector en el mediano y largo plazo, de tal forma que se logren eliminar las asimetrías existentes con los principales países fabricantes de productos electrodomésticos. Esto ciertamente requiere de un análisis integral entre todos los actores; logrando mejor productividad en las empresas y desde el Estado ofreciendo incentivos financieros a la producción, reduciendo doble cargas impositivas y mejorando la infraestructura logística en todo el país.

    * Gerente de Posventa y Producto de Mabe

    El potencial del capital humano

    Por Norberto Marinelli*

    Nuestro país es potencialmente competitivo, básicamente por el capital humano que posee. Somos sumamente creativos y nos adaptamos a circunstancias cambiantes. Por supuesto, los recursos naturales con los que contamos también son una base insustituible que debe promover el bienestar general.
    En el mundo de la tecnología, en el que opera nuestra empresa, resulta evidente el valor que tienen los recursos humanos desarrollados en la Argentina, simplemente observando cuán demandados son los mismos por empresas de todas las latitudes. Regularmente podemos apreciar como emprendimientos encarados por jóvenes profesionales argentinos son reconocidos en países más desarrollados.
    Sin embargo, como contraposición, tenemos un exceso increíble de regulaciones que impiden en muchos casos que la expresión de esa creatividad genere resultados concretos.
    Es sabido que la presión fiscal es insoportable y la complejidad y arbitrariedad de las normas tributarias son un ancla para el despegue de muchos sectores de la economía. Pero también es cierto que hay un sinfín de trabas burocráticas “parafiscales” que entorpecen el desarrollo de pequeños y medianos emprendimientos.
    Es preciso remover todo ese andamiaje de regulaciones y organismos estatales (nacionales, provinciales, municipales) que solamente se alimentan de papelería y trámites que no aportan valor alguno a la economía, pero que representan costos e ineficiencia para el sector privado, cuando no directamente impiden el desarrollo de muchos emprendimientos.
    Entiendo que el sector más relegado de la sociedad argentina es el vinculado con la educación. Por lo tanto, centraría mis esfuerzos en procurar alianzas con países u organizaciones que puedan ayudarnos a dar el salto de calidad en esa materia que necesitamos, si queremos ser un país que crezca sobre bases sustentables.
    Es evidente que el deterioro social que hemos sufrido en forma constante en las últimas décadas es fruto de la caída en los niveles de educación, en sus distintos estamentos. Necesitamos recrear la cultura del estudio y del trabajo en toda la sociedad, para aspirar a un futuro mejor.

    *Vice Chairman & CEO de Certisur

    Otra mirada posible

    Ãreas de oportunidad para una Argentina competitiva

    En su definición sobre competitividad, el Foro Económico Mundial habla fundamentalmente del nivel de productividad de un país, e incluye variables macro económicas. Sin embargo, deberán considerarse también las variables micro económicas, centrales en la gestión de una organización o empresa.

    Por Enrique Hofman*

    La competitividad debe ser medida desde distintos puntos de vista o variables, que son importantes para el sector o la industria, y en general para las organizaciones. Estas variables podrían ser: estrategia, negocio y mercado; calidad de la gestión y la gerencia; gestión de los resultados; innovación y gestión del conocimiento; inserción y aprovechamiento del ecosistema industrial; acciones externas fuera del ecosistema; gestión de los recursos humanos; visión y diseño de productos o servicios; gestión del capital y del financiamiento; conocimiento y acción sobre los marcos regulatorios; desarrollo de la infraestructura; gestión y diseño de la cultura organizacional; gestión de las plataformas de internet y TI; y gestión de redes y canales.
    La competitividad entonces estaría asegurada si el nivel mínimo de las variables antes mencionadas es compatible con las mejores prácticas a nivel internacional. Esto quiere decir que la competitividad es una medida relativa usando como referencia a los mejores competidores, y solo es aceptable en nuestro momento histórico si esto se mide globalmente.
    En cambio, la productividad es una medida de eficiencia que expresa las variables anteriores, pero debe ser complementada por el foco y la visión estratégica de los mismos factores.
    Por lo tanto, la competitividad incluye el concepto de productividad, pero no a la inversa.
    El Foro Económico Mundial define la competitividad, pero habla fundamentalmente del nivel de productividad de un país, en donde incluye las variables macro económicas (relación de divisas, cargas laborales, estructura y presión impositiva, estabilidad institucional, seguridad jurídica, entre otros factores), pero debemos tomar también en cuenta las variables micro económicas, fundamentales de la gestión de una organización o empresa, que fueron definidas en el primer párrafo.
    La sumatoria de ambos insumos nos daría un país e industrias competitivas donde deben cumplirse ambas condiciones en forma excluyente.
    Por lo tanto, desde varios puntos de vista queda claro que la Argentina, nuestro país, no es competitiva en general con un atraso relativo con las mejores propuestas globales de países desarrollados, pero también en algunos casos respecto de países de Latinoamérica. Con altibajos, pero se viene dando hace varias décadas en los indicadores.
    Desde el punto de vista de las industrias o actividades, hay propuestas o empresas que han ganado un nivel de competitividad, y esto es claramente visible debido a la cantidad de mercados y países hacia donde exportan. Desde el punto de vista sectorial, queda muy claro que una de las actividades más competitivas de la Argentina es el campo, incluyendo, para emitir esta opinión, el grado de desarrollo y aplicación de la tecnología, y el volumen logrado.
    Como anticipo de una conclusión, queda claro que hay que trabajar conjuntamente Gobierno, organizaciones sectoriales y empresa, para que cada parte haga los ajustes necesarios, y converger hacia una competitividad compatible con la oferta global, y así impulsar el bienestar económico para el conjunto de la sociedad.
    Las alianzas entre el Gobierno, las organizaciones sectoriales y las empresas son fundamentales para el logro de este objetivo, pero también las alianzas con otros países para fomentar el comercio mutuo y las alianzas de colaboración con empresas de otros países orientadas a afinar el foco para cubrir las necesidades de los mercados, pero también para la integración de la economía y el conocimiento.
    Esto podría ser logrado en una cantidad no muy grande de años, como lo han desarrollado algunos otros países, como por ejemplo Irlanda y Corea del Sur; y más cercanos a nosotros, en alguna medida Chile y Colombia.

    *Director del Observatorio de Competitividad – EXC / Fundación Premio; profesor y director de la Maestría en Gestión de Servicios Tecnológicos de Universidad de San Andrés

    Desarrollo del talento

    Un intangible indispensable

    La cuarta revolución industrial cambió las reglas de juego macroeconómicas y las fuerzas que hoy están impactando en el desarrollo económico ponen en el centro de la escena al talento como factor diferencial. Países y empresas compiten en una carrera que, muchas veces, parece ir más lenta que los cambios tecnológicos.

    Por Luis Guastini*

    Por ello, un factor clave asociado a la productividad se vincula con la capacidad para desarrollar talento y captar las inversiones mediante políticas que garanticen un crecimiento sostenido y sustentable.
    En ManpowerGroup hemos desarrollado un índice de Fuerza Laboral Contingente que estudia, entre otros aspectos, la disponibilidad, competitividad, rentabilidad y productividad de la fuerza laboral contingente en cada país.
    Según este índice, la Argentina se ubica en los últimos lugares solo por delante de Bolivia y Venezuela, y está entre los países con mayor costo laboral en la región, conjuntamente con Costa Rica y Brasil. Este dato es confirmado por un reciente estudio de la OCDE de donde surge que nuestro país tiene la carga impositiva más alta sobre el trabajo formal en todo el continente, con 34,6% del salario, cuando el promedio para América Latina y el Caribe es de 21,7%.
    A pesar de la presión tributaria y el costo laboral, la estructura educativa pareciera no estar respondiendo a la misma velocidad. Otro estudio que realizamos sobre “Escasez de talento”, indica que más de la mitad de los empleadores tienen inconvenientes para conseguir el talento que necesitan, siendo las actividades más afectadas los oficios manuales calificados, los técnicos y los ingenieros, el personal de contaduría y finanzas, y los representantes de ventas.
    Esta situación se torna más crítica aún, cuando comprendemos que las nuevas habilidades que se requerirán para los trabajos del futuro están más apalancadas por la capacidad de aprender (“Learnability”) que por los conocimientos duros que los estudiantes están adquiriendo en las currículas actuales.
    Indudablemente Argentina la es un país que cuenta con recursos naturales y capital humano suficientes para ponerse a la vanguardia y convertirse en un polo productivo de la región, pero para ello resulta necesaria la implementación de cambios estructurales que garanticen el desarrollo sostenido de talento y una estructura tributaria que atraiga inversiones de largo plazo.

    Trabajar sobre marca empleadora
    Toda política pública que incentive la confianza y la inversión en nuestro país creará las condiciones para el crecimiento del empleo y dará un gran impulso al sector, ayudando a su vez a disminuir el empleo informal. Además resulta de vital importancia que los empleadores aprovechen el talento local y comiencen a desarrollar políticas internas que les permitan no solo atraerlo, sino también retenerlo y formarlo para las necesidades del mercado del futuro.
    Durante más de 50 años, desde ManpowerGroup Argentina hemos identificado las tendencias que se manifestaron en el mundo del empleo. Hoy atravesamos una “Era del potencial humano, en la que el talento reemplaza al capital como motor del éxito empresarial y económico. Además, nos encontramos ante una revolución de habilidades que garantiza que aquellas personas que tengan las capacidades demandadas por los empleadores serán quienes tomen las decisiones, creen las oportunidades y elijan cómo, dónde y cuándo trabajar.
    Ante este escenario, para lograr competitividad, las áreas de recursos humanos deben involucrarse cada vez más en el desarrollo de la marca empleadora, para generar compromiso en los empleados y posicionarse como el lugar en el que todos quieren trabajar. A su vez es necesario que enfoquen sus estrategias en mejorar la propuesta de valor tanto para colaboradores como para candidatos potenciales, y adopten prácticas de recursos humanos más sofisticadas, basadas en la flexibilidad, adaptabilidad a los constantes cambios tecnológicos y de contexto, mayor disponibilidad y agilidad en el procesamiento de datos, trato personalizado, claridad en la designación de roles y actividades, entre otras.
    El diferencial de las compañías será la capacidad de encontrar los perfiles adecuados y ofrecer las condiciones acordes para que éstos puedan liberar todo su potencial. Las empresas exitosas serán aquellas que logren crear políticas flexibles para la fuerza de trabajo, alineadas con su estrategia de negocios, con el fin de incrementar la productividad, aumentar la resiliencia e impulsar los resultados empresariales, incluso en circunstancias cambiantes.

    Alianzas positivas
    En ManpowerGroup creemos firmemente en construir lazos con organizaciones de la sociedad civil, cámaras empresarias, instituciones académicas y entidades del sector público, buscando promover y contribuir a la conformación de un mercado laboral más diverso e inclusivo.
    Ante un escenario tan cambiante como el que tenemos en la Argentina, resulta clave que las empresas puedan responder rápidamente y adaptarse al entorno, y que asuman un rol activo frente a sus grupos de interés y las crecientes demandas de la sociedad. La prosperidad llega cuando los empleadores crecen e invierten y las personas tienen la oportunidad de trabajar en un ambiente sano y honesto. Esta sinergia ocurre cuando los ecosistemas de empleo trabajan coherentemente juntos y adaptados al contexto al que pertenecen.
    Es por eso que la sociedad, las organizaciones, los educadores y los Gobiernos deberían promover el acceso a la formación técnica y profesional, al entrenamiento en el lugar de trabajo para mejorar las destrezas de los colaboradores y a la adquisición de aptitudes no tradicionales para ayudarlos a ascender en la escala laboral. Es necesario que haya un esfuerzo colaborativo y trabajar juntos para actuar como verdaderos ingenieros sociales, logrando cambiar mentalidades, desarrollando al máximo el talento local y potenciando sinergias para el logro de una sociedad más justa e inclusiva.
    Crece hoy más que nunca en la Argentina el desafío de pensarnos colectivamente logrando hacer mucho más que la suma de cada una de las partes.
    Las compañías que apuestan a la inversión social privada buscan aprovechar las conexiones sociales y las competencias de las redes y organizaciones que ya operan en la comunidad. Desde esta perspectiva, entienden la importancia de su entorno macro y se unen para colaborar con el sector público en el diseño de un conjunto de políticas públicas constructivas que permitan crear escenarios más equitativos. Se trata de apostar a combinar recursos, conocimientos y esfuerzos para resolver problemas y alcanzar los objetivos que cada organización no podría lograr en forma independiente. De esta manera, las empresas mejoran la comprensión del contexto, pueden identificar nuevas oportunidades estratégicas, permitiéndose incluso el desarrollo de nuevos modelos de negocios.

    *Director general de ManpowerGroup Argentina

    Trabajo integrado

    Por Martín de Gaetani*

    Sin lugar a dudas, una de las asignaturas sobre la que es importante trabajar es la competitividad del país. Si bien a lo largo del último tiempo la Argentina ha ido adelantando pasos, creciendo y mejorando en diversos sectores, es una preocupación –y ocupación– que no hay que abandonar, siempre en la búsqueda de nuevas y mejores alternativas, para seguir creciendo como país, tanto a escala local, como así también de cara al resto del mundo.
    Siendo conscientes de que se trata del resultado del país en su conjunto, trabajar de manera integrada entre el sector público y privado es la clave; de alguna manera todos apuntan al mismo objetivo: atraer inversiones, generar empleo, trabajar con proyecciones positivas y lograr una mejor competitividad local, regional y mundial.
    En particular, en la industria automotriz venimos de una primera etapa en la cual se han tomado medidas que favorecieron a todas las industrias del sector (plan “Un millón de vehículos” y Ley de Autopartes). Ahora bien, resulta importante continuar trabajando en conjunto para lograr mayor crecimiento y competitividad, y así expandir el mercado. Para ello, debemos trabajar con gran eficiencia la competitividad y en una tercera instancia, buscar nuevos mercados. La Argentina cuenta con una gran ventaja: capacidad de producción, profesionalismo y experiencia que posicionan a nuestro país como una gran potencia.
    No quedan dudas de que un país competitivo es la clave para el bienestar de su gente, el crecimiento económico y la riqueza del país… y hacia allí tenemos que trabajar todos los sectores, cada uno desde su lugar.

    *Gerente Senior de Relaciones Institucionales de Honda Motors