Los testimonios que contagian e involucran

    En teoría involucrar a los empleados en la misión de sustentabilidad de la empresa es esencial para el éxito. Pero según un informe publicado en 2015, 40% de las empresas norteamericanas encuestadas intentaron el año anterior contagiar a los empleados los problemas de sustentabilidad pero solo 6% logró involucrar a toda la empresa, incluyendo también al nivel ejecutivo.
    Como lo dice Paul Polman, CEO de Unilever (ver capítulo I en esta misma edición), no es una tarea fácil. En su opinión, la clave para crear una compañía sustentable es encontrar maneras para que todos los empleados, desde los altos ejecutivos hasta los obreros de la línea de montaje, se involucren personalmente en los esfuerzos cotidianos por lograr sustentabilidad.
    Pero esta estrategia todavía es una excepción. En general, se ve falta de compromiso en los empleados y a veces hasta de reconocimiento en los gerentes acerca de la importancia de la sustentabilidad en las empresas.
    Sobre este eje conceptual opinan reconocidos directivos de empresas argentinas que pasan revista a sus estrategias y programas para lograr éxito en este campo.

     

     

    Samsung

    Una secuencia de impactos

     

    En el mundo capitalista, negocios y sustentabilidad pueden parecer –y ser– muchas veces conceptos y prácticas contrapuestas. La necesidad de bajar costos y aumentar márgenes en un mercado hipercompetitivo y superpoblado de productos y servicios lleva a priorizar “el fin” por sobre “los medios”. En este modelo, la rentabilidad como fin último.

     

    Por Cynthia Giolito (*)


    Cynthia Giolito

     

    Paralelamente, los distintos actores sociales piden un comportamiento responsable a las empresas (minimizar el impacto sobre el medio, moverse en forma ética y transparente, etc.).
    ¿Qué potencialidades brindan los negocios sustentables? ¿De qué manera se puede tener un negocio rentable y a la vez generar valor a la sociedad?
    La sociedad, las empresas, el mercado y sus consumidores se interconectan ya que somos parte del mismo “colectivo”. Somos ciudadanos, consumidores, empleados, empresarios, familias, instituciones… Y cada acto irremediablemente nos llevará a algún lugar, con impactos más o menos positivos según las decisiones que tomemos.
    El mundo de los negocios hoy se abre a nuevas concepciones donde el fin último no es solamente el beneficio económico. Muchos empresarios conciben su compañía bajo una nueva visión de empresa con sentido económico, social, ambiental y ciudadano.
    ¿Podemos hablar de empresas con sentido? La operación de un negocio exige una toma de decisiones y produce una serie de efectos que impactan en fundadores, empleados, proveedores, consumidores, en el medio que los rodea y en las organizaciones que interactúan con la empresa. Según cada análisis y decisión, estaríamos construyendo una secuencia de impactos hacia la sustentabilidad de la empresa y de su entorno, o hacia el deterioro de ambos.
    Si podemos establecer una estrategia que mire a través de estos impactos, que integre la sustentabilidad en su cultura, que la utilice como un insumo estratégico, que la transforme en su cosmovisión, podremos contribuir al desarrollo de empresas que se comunicarán con sus públicos con claridad y profundidad; establecerán alianzas estratégicas con otras organizaciones para mejorar su impacto colectivo; perseguirán el bien común a través de lo que son y lo que hacen.
    Es hora de detener el mundo y sus visiones tradicionales, es tiempo de adquirir y animarse a nuevas maneras de interpretar el mercado. La rentabilidad de un negocio depende de presupuestos y planes de negocios que incluyen valores intangibles como la marca, la comprensión del ecosistema que nos incluye, la comunicación, el liderazgo y otras capacidades blandas que hacen que el mundo funcione.

     

    La otra rentabilidad

    La rentabilidad también es resultado directo del cuidado de los recursos naturales, del capital humano y cultural, de tratar bien a empleados, proveedores y clientes, de cumplir con ética la operación.
    La sustentabilidad es elegir un camino que, exhaustiva y estratégicamente, revisará los temas cruciales del negocio y de la sociedad, los vinculará en relación con el colectivo que somos, para el bien del negocio y de la comunidad, estableciendo matrices de materialidad, cruce de intereses y oportunidades, análisis de riesgos y planes de mejora.
    La sustentabilidad es una manera creativa de diseñar estrategias de negocio, para quien nunca lo ha hecho, y es la única manera de operar para muchos empresarios y compañías que ya lo incorporaron a su gestión natural.
    Pensemos juntos en ejemplos donde la sustentabilidad refleja la concepción del negocio: empresas que brindan una licencia especial para padres de familia, promueven la diversidad para equilibrar el desarrollo entre hombres y mujeres, trabajan por la terminación del secundario por parte de sus colaboradores crean jardines maternales o lactarios dentro de sus plantas.
    Empresas que gestionan la atención al cliente como una prioridad estratégica, crean ofertas de productos diseñados para personas con necesidades especiales, abren mercados con ofertas diferenciales para comunidades aisladas; compañías que desarrollan proveedores locales y los capacitan para que la cadena de valor social y ambiental sea cada vez más fuerte; planes de inversión social privada que enriquecen la comunidad en la que viven, que ofrecen su expertise, innovación y talento para mejorar la calidad de vida de las personas, que participan junto a gobiernos y sociedad civil en programas para una mejor educación, salud, empleo y desarrollo integral.
    Hoy es posible realizar un benchmarking de las mejores prácticas de negocios rentables y sustentables, tanto por grupo de interés; por industria o por área temática… Es impresionante lo mucho que el mundo aprendió en estos últimos 15 años para generar negocios rentables con creación de valor social y ambiental. El desafío es que más y más accionistas, empresarios y equipos gerenciales integren esta cosmovisión como un eje estratégico para el planeamiento del negocio.
    Necesitamos organizaciones que a la vez que planifican su rentabilidad, equilibren y persigan el bien común como un insumo de su plan de negocios. Y a la vez, que puedan mirar a través de sus impactos, comprendiendo profundamente que cada empresa es también protagonista de su propio desarrollo y del bienestar de su comunidad.

    (*) Corporate Citizenship Senior Manager, Samsung Electronics Argentina.

     

     

    Banco Santander Río

    El negocio atravesado con una mirada de 360º

    La entidad bancaria concibe los programas de RSE como acción integral de todas las áreas de la empresa. Creen que sin esta visión no hay crecimiento económico y que el cliente del futuro no quiere empresas exitosas únicamente por ganar dinero, sino por ser “responsables socialmente”.

     

    Por Guillermina Fossati


    Vanesa Marignan

     

    Para Santander Río, la sustentabilidad tiene que ver con gestionar responsablemente toda la actividad del banco, incluyendo temas sociales, ambientales y económicos. La comunicación y el diálogo con los stockholders completan su visión, concebida como meta y proceso. Vanesa Marignan, gerente de Sostenibilidad y Comunicaciones Internas, explica cómo a partir de esta concepción se puede crecer económicamente sin perder de vista los intereses globales de la sociedad.

    –Cuando se habla de RSE, muchas veces aparecen acciones para quedar bien a los ojos de la sociedad, pero lo que interesa es saber: ¿Cómo entienden estos conceptos y cómo se traduce en hechos para reducir costos, aprovechar oportunidades y generar mayores ingresos más allá de la ayuda?
    –La RSE tiene que ver con gestionar responsablemente. La misión del banco es ayudar a las personas a progresar, y a partir de eso trabajamos en diferentes ejes dentro de la estrategia de sustentabilidad. El compromiso es con la educación, ayudando a los estudiantes para acceder al mercado laboral. Y por nuestro negocio, también ofrecemos educación financiera con el objetivo de bancarizar a la mayor cantidad de personas.

    –El objetivo de toda empresa es crecer económicamente, y en el capitalismo hoy confrontan dos visiones: Una dice que es sostenible en el tiempo, que nunca se interrumpe; y otra apunta a que el crecimiento podría recibir alguna amenaza y que la sustentabilidad es clave para lograrlo. ¿A cuál de esas posturas adhieren?
    –Cuando hablamos de algo sostenido en el tiempo, pensamos en generarle valor a los públicos de interés. Este tipo de acciones garantiza que si una localidad mejora, que puede ser desde la realización personal, sobrevivan en el tiempo.

    –Ese crecimiento sostenido, ¿sería posible en un marco donde no se tenga en cuenta la sustentabilidad?
    –No. Para nosotros es clave y atraviesa toda la organización, es decir, no tiene que ver con un área o con un programa de RSE, sino que tiene que ver con la mirada de todo el negocio. Debe tener criterios sociales, ambientales, económicos.

    –¿Las empresas y los gerentes de las diferentes divisiones, tomaron conciencia de esta importancia?
    –Están tomando conciencia y quienes entiendan que es fundamental estarán un paso adelante. Las empresas tienen menos margen de operar en un mundo donde todo va para el lado de pensar en sostenible.

    –El mundo va hacia lo sostenible. ¿Por ejemplo?
    –En España aprobaron una ley de registro de RSE. Eso denota que las cuestiones ahora pasan de lo que está bien hacer, a lo que la ley dispone hacer.
    Para las generaciones que vienen, no será importante únicamente el valor comercial de las empresas, sino qué hacen en otras dimensiones. El futuro cliente mirará qué pasa con los derechos humanos de sus empleados y de las personas que trabajan en toda la cadena de valor. Se elegirán empresas que sean exitosas no solo porque ganan dinero, sino por tener en cuenta otros parámetros de sustentabilidad.

    –¿Entonces la concientización empieza también por el cliente?
    –Sí, el cliente exige.

    –¿En la Argentina también?
    –Estoy convencida de que el cliente del futuro le dará valor a cosas que no son solo comerciales, y hoy ya las valora. Es un plus ser responsable con la comunidad.

    –¿Utilizan algún programa de medición para ver el impacto de las acciones que realizan?
    –Tenemos un programa para medir el alcance de beneficiarios, la inversión social total y el monto que dona la empresa. Otras variables que se contabilizan son las horas de voluntariado que el banco cede a una ONG, cuando un empleado realiza en nombre de la empresa acciones, y se monetizan las acciones en especie al hacer una colecta de alimentos, donación de mobiliario, para conocer el alcance económico. También empezaremos a medir el impacto de cuánto contribuimos a cambiar la realidad de una comunidad a través del programa.

    –¿Cuando se habla de sustentabilidad, una tendencia es la aparición de la economía circular y la colaborativa. ¿Aparecen en las acciones del banco?
    –La economía circular se ve cuando buscamos la reducción de consumo energético, de desechos. Adherimos a las políticas e iniciativas por el cambio climático, como la ley de basura cero en la Ciudad de Buenos Aires.
    Tenemos como norte la sustentabilidad, gestionar responsablemente en una mirada de 360°. Es decir, no pensamos solo en lo que compete a nuestro negocio, sino que el trabajo empieza por la educación como base de toda la transformación social.

     

     

    CCU Argentina

    Habrá nuevos tipos de empleos

    El énfasis está puesto en un plan de Desarrollo Sostenible basado en cuatro pilares: consumo consciente, innovación y colaboración, medio ambiente y calidad de vida. Nuevos desafíos: recursos limitados, mayor cantidad de personas interactuando, niveles de desarrollo económico más disímiles entre regiones.

     

    Por Fabiana Culshaw


    Fernando Sanchis

     

    El siglo 21 debe trabajar sobre complejidades que ponen más alta la vara de los desafíos. Así opina Fernando Sanchis, gerente general de CCU Argentina, quien agrega que “la evolución tecnológica será cada vez más dinámica y, contra las corrientes de pensamiento que sostienen que el trabajo humano será reemplazado por estos avances, creo que la oportunidad de generar nuevos tipos de empleo y actividades que agreguen verdadero valor es también más amplia, incluso en campos que quizás hoy no imaginamos”.
    A su juicio, el avance será rápido y exige “profunda responsabilidad de todos como ciudadanos, para cuidar lo que tenemos y mejorarlo de manera consistente en el futuro”.
    Sanchis opina que la globalización y la integración, en procesos equilibrados, deberían abrir oportunidades para que el intercambio favorezca a las dos partes y eso potencie una dimensión clave de la sustentabilidad: la económica.
    “Pensar en términos de sostenibilidad es, sencillamente, buscar los modos para crecer en el tiempo, y de manera armónica con el ambiente y las comunidades: ese paradigma nos lleva a ser más eficientes, más conscientes y creativos. Tiene que ser una plataforma desde la que busquemos empujar procesos de evolución integradores”, agregó.

     

    Cuatro pilares

    Se dice que invertir en sustentabilidad crea valor, pero la realidad muestra que no siempre es así. Consultado al respecto, Sanchis señala que, para asegurarse de que eso ocurra, CCU Argentina cuenta con un plan de Desarrollo Sostenible, con cuatro pilares: consumo consciente, innovación y colaboración, medio ambiente y calidad de vida. “Cada pilar se basa en compromisos concretos que se plasman en el día a día del trabajo de los equipos de la empresa”, comentó.
    La compañía tiene metas claras de reducción de impacto ambiental, definidas en el año 2010 en el marco del compromiso por el cambio climático; un trabajo transversal para promover el consumo consciente de sus productos, no solo en la medida que el alcohol debe ser tratado siempre con responsabilidad, sino también que se deben pensar estrategias activas para reducir el post consumo e involucrar a la mayor cantidad posible de stakeholders en ambas iniciativas.
    En materia de innovación y colaboración, la meta de CCU es desarrollar valor económico, social y ambiental en las comunidades, a través del trabajo con emprendedores, universitarios, Gobiernos e instituciones del tercer sector.
    En cuanto al pilar de calidad de vida, este agrupa planes de acción para hacer de CCU un lugar seguro y que promueva el crecimiento de su gente, según afirma Sanchis.
    Bien es sabido que la mayoría de las empresas se han comprometido con la sustentabilidad a partir de un acontecimiento específico o riesgo que dañó su reputación u operatividad. “No es el caso de CCU”, dijo Sanchis. “Para nosotros, la sustentabilidad no es un concepto reactivo, sino proactivo, en el ADN de la organización. Por supuesto que en la medida que logramos nuestras metas de sustentabilidad, acotamos los riesgos materiales que pueden devenir en problemas de reputación o regulatorios; sin embargo, nos gusta pensar este tema como una oportunidad de hacer buenos negocios, de una manera justa, promoviendo el crecimiento de comunidades y trabajadores, mientras se genera valor para los accionistas y el círculo se vuelve virtuoso”, aclaró.
    Sanchis observa que las nuevas generaciones son más exigentes, y eso es una plataforma quemante para las compañías que se vuelven más atractivas como empleadoras y marcas, en la medida que cumplan con esa exigencia.
    CCU reconoce que, en los últimos años, a medida que las implicancias del cambio climático global se fueron haciendo más claras, una nueva ola de innovación básica comenzó. Y se habla así de una “cuarta revolución industrial”. Muchas de esas innovaciones están ocurriendo en marcas conocidas, aunque cada sector tiene sus particularidades.
    “En el mundo cervecero y sidrero, donde trabaja CCU, gran parte de los cambios que se desenvuelven rápidamente son nuevas especialidades en las cervezas y procesos de elaboración cada vez más amigables y limpios, así como los modelos de comunicación con los consumidores, que se vuelven más directos y en interacción permanente”, señaló el gerente general.