Por Rubén Chorny
No venía bien hasta el año pasado la industria petroquímica. También 2014 había sido para el olvido, salvo de los accionistas de Solvay Indupa, Atanor, Dow Química Argentina, Carboclor, la flor y nata del sector, que recibieron los balances en rojo, según se comprueba en el último ranking de las 1.000 de Mercado.
Hasta que en agosto pasado, YPF sacudió la modorra con el anuncio de la adquisición de la fábrica líder de productos de plástico (polipropileno) Petroken, de Ensenada, a medias con Grupo Inversor Petroquímico, perteneciente a los parientes políticos del ex canciller Timerman , y de 46% de Petroquímica Cuyo, en poder de estos, ambas especialistas en polímeros. El monto por abonarse a la compañía holandesa LyondellBasell se fijó en US$ 122 millones.
Una interpretación del porqué del interés de YPF en volver a pisar fuerte en el mercado petroquímico sería que se espera para los próximos años el crecimiento de la demanda de polipropileno, en especial de Brasil. Braskem, empresa de ese país (del grupo Odebrecht), es actualmente la gran proveedora del mercado.
Si la operación sorprendió a los sabuesos en fusiones y adquisiciones, mucho más más lo hizo el comunicado que cuatro meses después emitió la petrolera estatal conducida por Miguel Galuccio, anunciando que todo había quedado sin efecto y no por su voluntad.
En el ambiente de las petroquímicas, se comentaba que el pulgar se lo bajó el entonces titular del Banco Central, Alejandro Vanoli, cuando tramitaban los dólares para cancelar la cuenta.
Y dos meses después, ya con nuevo Gobierno y sin cepo cambiario, llega el tercer capítulo de la saga. Vuelven a escena los Sielecki, con US$ 184 millones en mano y sin YPF, para hacer real el sueño que amasaban infructuosamente desde hacía tres años por desacuerdos en el precio con los holandeses que le impedían quedarse con Petroken, una planta con capacidad instalada de 180.000 toneladas anuales, ubicada en Ensenada, adyacente al Complejo Industrial La Plata de YPF.
El Grupo Inversor Petroquímico de Sielecki la suma así a su posesión en Petroquímica Cuyo, también productora de polipropileno, por lo que tiene que someterse al visto bueno de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia.
Brisa inversora
El director ejecutivo de la Cámara de la Industria Química y Petroquímica, Jorge de Zavaleta, no suelta prenda ante tanto misterio, pero celebra que haya existido esta inversión en una plaza que venía aletargada, tras haber multiplicado la producción y el consumo aparente entre 2000 y 2006.
Desde 2007 a 2015, se estancó en torno de los 6/7 millones de toneladas, principalmente por la insuficiencia de materias primas derivadas de los hidrocarburos y la energía. Las plantas tuvieron que amoldar la demanda de su insumo, a la política que aplicó el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner de priorizar el consumo de los hogares.
Para De Zavaleta, los vaivenes de la economía de entonces se reflejan en los resultados concretos que registró el año pasado el sector químico y petroquímico: “La balanza comercial repitió el saldo negativo de años anteriores. Llegó a US$ 2.500 millones. En 2010, con otro nivel de actividad, había sido de US$ 5.000 millones”, expresa.
El inventario al día de hoy es que “generamos un valor de la producción de US$ 25.000 millones por año, siendo el 12,3% del valor agregado de la industria, que da trabajo directo a 110.000 personas y derrama de cuatro a ocho empleos indirectos por cada uno directo”, pone de relieve.
El ejecutivo de la CIQYP, lo mismo que toda la comisión directiva de la entidad, atisban en los próximos 10 años un mercado regional demandante de esos productos, visión que transita por la misma línea que viene siguiendo la familia Sielicki desde que, en pleno amesetamiento de la economía nacional e insuficiencia energética, se lanzó de lleno en pos del control de dos compañías que suman la mayor parte de la oferta local de polímeros, como Petroquímica Cuyo y Petroken.
No los amilana la alta competitividad de un mercado internacional de aproximadamente 1.500 millones de toneladas, cuyo 60% está compuesto por 12 productos (amoníaco, úrea, etileno, propileno, polietileno, metanol, polipropileno, xilenos, PTA, VCM y PVC): Asia posee 35% de la capacidad instalada, América del Norte y Europa 25% cada una, Medio Oriente 10% y América Latina 5%.
Las claves del éxito para estos productos básicos de la cadena hidrocarburífera radican en las ventajas que, en precio y volumen, puedan ofrecerles los países productores de materias primas a las plantas especializadas de alta producción que operan en su órbita.
Vaca gasífera
Y el “redescubrimiento” que hiciera YPF en su plan estratégico para Vaca Muerta como riquísimo reservorio gasífero no tradicional (80% de shale gas contra 20% de shale oil) enfocó esta veta de negocios en la que acaba de ingresar el grupo Sielicki solo, sin la compañía de la petrolera controlada por el Estado que el Gobierno saliente bajó días antes de irse.
Por el lado de la demanda, el Mercosur abre la gran oportunidad de que los dos socios más importantes tengan balanza comercial negativa en químicos y petroquímicos: el déficit brasileño es de US$ 40.000 millones, siendo sus principales importaciones los inorgánicos (28%), orgánicos (16%), resinas plásticas (9%) y especialidades químicas de alto valor agregado, 46%.
En la entidad que agrupa a las empresas del sector recalcularon las proyecciones que le habían entregado en 2012 al Ministerio de Industria para incluir en el Plan Estratégico 2020, ya que estiraron cinco años el ingreso de las inversiones necesarias para entrar en operaciones y revertir hacia 2025 la tendencia negativa del sector por una de signo positivo de US$ 2.000 millones aproximadamente.
Según explica De Zavaleta, la industria petroquímica, al ser una “agregadora de valor” de la industria de los hidrocarburos (petróleo y gas natural y sus derivados), depende de que la oferta crezca significativamente para garantizar el suministro de materias primas que justifique una nueva ola de inyección de capitales, como sucedió entre 1995 y 2003.
En ese sentido, enfatiza que “la inversión en el segmento exploración y producción del negocio de hidrocarburos de la Argentina es excluyente para poder recuperar un autoabastecimiento inteligente de petróleo y gas (se estima que la Argentina seguiría importando gas de Bolivia aun después de 2025) que nos permita tener un suministro confiable de insumos energéticos para apalancar las inversiones ‘aguas abajo’ del negocio de hidrocarburos en cadenas de valor que multipliquen el valor del producto básico, generando empleos de calidad y valor agregado en bienes intermedios de mayor contenido tecnológico”.
En esta etapa de desarrollo de los recursos no convencionales, algunas productoras petroquímicas, como la americana Dow, participan con YPF en el campo de gas natural El Orejano: “Representa una de sus primeras participaciones en el upstream petrolero en todo el mundo”, recuerda el directivo de CIQYP,
Al resaltar que YPF-Petrobras-Basf, con su rama petrolera Wintershall, abarcan la producción de hidrocarburos y el negocio químico también, argumenta la importancia de que entren muchos jugadores globales calificados que se sumen a Petroken y Petroquímica Cuyo, con sus nuevos dueños; PBB/Polisur (la de mejor performance en ventas); Dow, Solvay Indupa, Petroquímica Río Tercero, Carboclor, Lanxess Argentina, Akzo, Nobel, Atanor, Bunge Argentina, Dak Américas Argentina, DuPont Argentina, Meranol, Monsanto, Petrobras Energía, Profertil, YPY, entre otras, y a las decenas de Pyme productoras de químicos básicos y especialidades
Las industrias del envase, agricultura, electrónicos, construcción, transporte, tratamiento de aguas, farmacéuticos, de Mercosur, que son las clientas naturales del insumo petroquímico, aguardan que sus proveedores vayan concretando las inversiones para exploración y producción, estimadas en US$ 15.000 millones, y puedan así alcanzar, en la próxima década, el nivel estándar de utilización de la capacidad instalada entre 85 y 90% que traían previo a la crisis energética, a fin de asegurarles abastecimiento suficiente y económico.
En ese caso, Sielicki se consagrará como un adelantado.