Angela Merkel juega al todo o nada

    Por Eduardo J. Vior*


    Angela Merkel

    Al anunciar la canciller alemana que su país dejaría entrar a los refugiados acampados en Budapest, lo justificó con el artículo 1° de la Ley Fundamental de 1949 (“la dignidad del ser humano es intocable”). Simultáneamente advirtió a xenófobos y neonazis en su propia población que su Gobierno no tolerará manifestaciones chovinistas. Pero también anunció que hará que los demás países de la Unión Europea acepten las correspondientes cuotas de refugiados, si quieren mantener la libre circulación de personas dentro del bloque. Terminó su conferencia de prensa con un enérgico “lo lograremos”, que en Alemania implica un llamado a la movilización patriótica.
    Sin embargo, la jefa de Gobierno no aclaró que el repentino giro de su gran coalición demócrata cristiana (CDU/CSU)–socialdemócrata (SPD) tiene además sólidos móviles económicos y geopolíticos. Es que el reciente crecimiento de su economía ha reducido el desempleo y generado una demanda de mano de obra que los 800.000 fugitivos que Alemania espera recibir este año no pueden cubrir por motivos legales y lingüísticos, pero sí compensar. A muchos fugitivos se les rechazará la solicitud de asilo por falta de motivos políticos y a algunos se los deportará, pero los que se incorporen al mercado de trabajo, ya durante el largo proceso de evaluación de sus solicitudes de asilo, lo harán en condiciones precarias y con bajísimas remuneraciones. Este segundo mercado de trabajo reducirá los costos laborales y liberará a desempleados alemanes para tareas más calificadas, al mismo tiempo que mejorará el perfil demográfico de la población.
    La presión que Berlín se apresta a ejercer sobre sus socios europeos tiene también firmes argumentos geopolíticos. Al retener a Grecia dentro de la zona del euro, Alemania cimentó su liderazgo continental. Ahora pretende ratificarlo organizando un mercado de trabajo paralelo en toda la UE que le permita soportar una posible crisis de la economía china y la amenazante competencia estadounidense para cuando entre en vigor el planeado Tratado de Asociación Económica Transatlántica (TTIP, por su sigla en inglés). Finalmente, aunque más lejano, también la reapertura de los lazos con Rusia requiere una conducción europea unificada.

    Buena coyuntura con empresarios dubitativos
    Gracias a la debilidad del euro, al predominio de los bancos alemanes en el continente y a un sólido consenso político interno las exportaciones germanas han vuelto a crecer en los últimos 12 meses. El Ifo-Index (elaborado por el Instituto de Investigaciones Económicas de Múnich, uno de los llamados “cinco sabios” conservadores a quienes los Gobiernos federales encargan los diagnósticos económicos) aumentó en agosto de 108 a 108,3 puntos. Por su parte, la Oficina Federal de Estadísticas (SB, por su sigla en alemán) confirmó que el PBI desestacionalizado aumentó, en el segundo trimestre de 2015, 0,4% respecto al anterior, que a su vez ya había crecido 0,3% sobre el último de 2014. En tanto, los principales líderes empresarios confirman la mejora, pero son más pesimistas sobre las perspectivas futuras que un mes atrás.
    El tibio crecimiento se sostuvo a la vez sobre un aumento del consumo interno y la mejora de las exportaciones hacia Estados Unidos a lo que contribuyó la depreciación del euro respecto al dólar. La favorable paridad cambiaria permitió que por primera vez en medio siglo EE.UU. desplazara a Francia como primer destino de las exportaciones alemanas.
    El clima de negocios mejoró especialmente en la industria de la construcción, el sector de los servicios y el comercio minorista. Por el contrario, empeoró en el comercio mayorista y la industria. Gracias a la baja de los precios de los hidrocarburos y a un aumento en los ingresos familiares, el consumo interno aumentó en el segundo trimestre en un 1,9% respecto al anterior. Especialmente ayudó la disminución del desempleo en relación al mismo período de 2014. Si bien la Agencia Federal del Trabajo (BA, por su sigla en alemán) informó el pasado martes 1° que la tasa de desocupación aumentó de 6,3% en julio a 6,4% en agosto, esta variación se debe a motivos estacionales, ya que muchos de los aprendices que han acabado su formación profesional en julio aún no han conseguido trabajo y se han registrado como desempleados. Sin embargo, a pesar del favorable panorama general, los especialistas consideran que las fuertes desigualdades sociales y regionales pueden frenar la expansión del consumo. Como confirma otro informe de IFO publicado el jueves 3, las disparidades entre el Oeste y el Este se mantienen 25 años después de la reunificación del país y no tienen visos de disminuir.
    No obstante los positivos datos, las previsiones de los líderes empresarios entrevistados por IFO son negativas y eso que la encuesta de expectativas se realizó antes de las recientes turbulencias en las bolsas del mundo. Por su parte, el Instituto Alemán de Investigaciones Económicas (DIW, por su sigla en alemán, otro de los “cinco sabios”), con sede en Berlín, todavía prevé para el tercer trimestre un crecimiento del Producto Bruto Interno en 0,4% respecto al segundo, pero muchos indicadores sugieren que la economía alemana tiende a enfriarse. “Tanto la producción industrial como la inversión están estancadas”, informó la semana pasada Simon Junker, experto del DIW para la economía alemana.
    Ya está claro que se va a reducir la demanda china de productos alemanes, lo que afectará especialmente a la industria automotriz y a la electrotécnica, que mantiene estrechos vínculos con el país asiático. Sin embargo, el Gobierno federal sigue siendo optimista. El ministro de Economía y Vicecanciller Sigmar Gabriel (SPD) espera que “la crisis china no dañe mucho el desarrollo alemán en la medida en que la economía europea se está recuperando”. El ministro cifra sus esperanzas en la revaluación del euro que aumenta la atracción de capitales y el poder de compra del viejo continente. Por esta razón la gran coalición mantiene su pronóstico de crecimiento de 1,8% para este y el próximo año contra 1,6% para 2014 y el primer trimestre de este año.
    La Asociación Federal de Bancos Cooperativos (BVR, por su sigla en alemán), sin embargo, está preocupada por la evolución del consumo privado, cuando los precios de los hidrocarburos vuelvan a subir y la introducción del salario mínimo en enero de 2015 haya sido absorbida por los precios. Otras influencias negativas pueden provenir de la política fiscal que rechaza aumentar ciertos impuestos y limita los créditos públicos, produciendo un estrangulamiento de las inversiones. Ya en el segundo trimestre de este año se notó que la falta de inversiones reducía el crecimiento.

    Los refugiados en la agenda política
    El Gobierno federal ha pisado el acelerador para resolver la crisis creada por la repentina afluencia de cientos de miles de refugiados. Hasta fin de octubre la gran coalición gobernante quiere presentar al Bundestag un paquete de leyes con numerosas modificaciones en la legislación existente y costos en miles de millones de euros. Se están estudiando incluso algunas modificaciones parciales de la Constitución, como por ejemplo habilitar al Estado federal para subvencionar directamente a los municipios y no solamente a los estados federados. Con esta medida se pretende garantizar que el dinero efectivamente llegue a quien lo necesita.
    También se construirán, alquilarán y/o destinarán edificios existentes para el alojamiento de refugiados, se acelerarán los procesos administrativos para el reconocimiento o denegación del derecho al asilo (en Alemania no existe la categoría de refugiado por pertenencia a un grupo afectado, sino solo la del asilo político para la cual el solicitante debe demostrar individualmente que ha sido perseguido) y, consecuentemente, se busca expulsar más rápidamente hacia los países de origen a aquellos solicitantes que no acrediten ser perseguidos políticos. Esta argumentación interpela el repertorio demagógico de la derecha xenófoba que sostiene que los solicitantes de asilo tienen motivos económicos y no políticos.
    Sin embargo, para reformar la Ley Fundamental hacen falta mayorías especiales de dos tercios en cada una de ambas cámaras. En el Bundestag la gran coalición reúne suficientes votos, pero en la Cámara de los Estados (Bundesrat) no y deberá negociar con los Verdes y La Izquierda que participan en algunos Gobiernos regionales.

    Las relaciones con Rusia y el TTIP
    Más lenta será la búsqueda de un acuerdo con Rusia sobre Ucrania que permita levantar las sanciones que Moscú y Bruselas se han aplicado mutuamente desde el año pasado. Si bien el vecino oriental no es el principal cliente de Alemania, desde la época de la Guerra Fría la Cámara de Comercio Germano-Rusa (AHK, por su sigla en alemán) constituye un influyente lobby que pesa sobre la política económica exterior de Berlín. Según una reciente encuesta realizada entre las 158 empresas que la componen, casi tres cuartas partes (73%) consideró que las sanciones son políticamente inútiles. 46% se manifestó afectado por las medidas, especialmente las que atañen a las transacciones financieras.
    En el primer semestre de 2015 las exportaciones hacia Rusia representaron solo 1,76% de las ventas totales al exterior, mientras que antes del estallido de la crisis en Ucrania, en febrero de 2014, todavía representaban 3,28%. Por su parte, la participación de las importaciones provenientes de Rusia sobre el total descendió en el mismo período de 4,59% a 3,27%.
    Un tercio de los encuestados declaró que va a tener que despedir trabajadores, si las sanciones se mantienen y la recesión de la economía rusa continúa. 40% de los entrevistados, en tanto, considera posible tener que cancelar proyectos ya acordados. El presidente de la Cámara, Jürgen Seele, calcula que Rusia no se va a recuperar hasta mediados de 2016.
    Mientras tanto no cesan los problemas en las negociaciones entre los 28 miembros de la Unión Europea, por un lado, y EE.UU., Canadá y México, por el otro, para firmar antes de fin de año –tal como está agendado– el Tratado de Libre Comercio del Atlántico Norte (TTIP por su sigla en inglés). El problema con estas negociaciones es que nadie en la opinión pública conoce con exactitud sus contenidos, lo que agita y moviliza especialmente a los críticos. Pero los parlamentarios alemanes también están furiosos, porque después de que la semana pasada se filtraran a las oficinas del Bundestag (y, por lo tanto, a varios miles de colaboradores de los diputados) actas de las discusiones, la comisaria europea para el comercio exterior, la sueca Cecilia Malmström, introdujo un ciframiento de las comunicaciones entre los negociadores para evitar que trascienda el contenido de las tratativas. Si los funcionarios y políticos quieren saber qué se está discutiendo, deben viajar a Bruselas y consultar la documentación en la sala de lectura. Solo se autoriza entrar allí con papel y lápiz. Los instrumentos electrónicos están prohibidos.
    Muchos diputados alemanes reaccionaron indignados ante la restricción a la información. Los críticos del tratado propuesto cuestionan especialmente el planeado tribunal “independiente” de arbitraje de las controversias que quedará en manos de las empresas privadas. “Están poniendo al lobo a cuidar a las ovejas”, declaran.
    Siguiendo el ejemplo de Federico el Grande (1740-86) Angela Merkel aprovecha la crisis europea por los refugiados para jugar a todo o nada. Si ambas cámaras del parlamento alemán le dan la mayoría de dos tercios para modificar la Ley Fundamental y logra movilizar a su pueblo para la incorporación de los 800.000 recién llegados, tendrá la fuerza necesaria como para obligar a sus socios en la Unión Europea a asumir las respectivas responsabilidades en la acogida de los refugiados. De este modo habrá organizado un potente segundo mercado de trabajo en la UE con millones de personas dispuestas a trabajar precariamente por bajísimos salarios, estará en condiciones de resistir la competencia estadounidense cuando se abran las fronteras comerciales y de soportar una eventual prolongación de la crisis china. Esta nueva posición de fuerza puede permitirle asimismo imponer a Vladimir Putin las condiciones de una reapertura de los vínculos comerciales y financieros. Son demasiados “si”, pero al viejo Fritz le salió bien en el siglo 18. No obstante, “si” Merkel fracasa, se acaba su liderazgo y Alemania no podrá gobernar la crisis migratoria ni mucho menos Europa.

    *Eduardo J. Vior es analista internacional.